IV

4.2K 609 246
                                    

En cuanto la noche hubo caído y las bestias nocturnas entonaban su canción, Harry se escabullía de entre las sabanas y hechizando sus pasos para que no produjeran ningún sonido, escapaba de la madriguera para ir al encuentro de Draco.

Como en las ocasiones anteriores, el tritón esperaba su llamado para surgir desde las profundidades del lago. Al verlo Harry no podía evitar sonreír ampliamente antes de tomar su lugar en aquella roca.

Un saludo y una que otra broma, era como comenzaban la noche. Y es que ambos tenían muchas preguntas que ansiaban que el otro respondiera.

– ¿Cómo es tu mundo? ¿Viven en cuevas submarinas o construyen sus propias casas? – preguntó Harry y el tritón tomó un momento para pensar antes de contestar.

– Depende de la comunidad, he visitado a algunos parientes en mar abierto que si viven en cuevas, pero nosotros hemos preferido construir nuestros propios sitios, no hay muchas cuevas en este lugar – Harry asintió satisfecho por la respuesta – ¿ustedes los magos siempre son tan ciegos sin esos objetos redondos o eres solo tú?

Instintivamente el joven Potter reacomodó los lentes en su rostro.

– no todos, es algo genético en algunas familias y para desgracia mía, mi padre me lo heredó

– ¿es algo así como una maldición?

– No, es solo una enfermedad, algo natural – ladeó la cabeza sosteniendo su mentón – aunque creo que si hay maldiciones que pueden provocar ceguera, con la magia nunca se sabe.

– Ustedes y su magia – el azabache miró al tritón con una nueva duda.

– hace tiempo mencionaste que los magos no les permitían usar varitas para canalizar su magia ¿Por qué es así? – había leído el contenido de los libros acerca del tema, pero estos decían que Draco era peligroso, cosa totalmente falsa, por lo que ya no confiaba mucho en lo que esos viejos magos decían.

– hay una vieja historia de una sirena que una vez aprendió magia de un mago, la sirena aprendía rápido y el mago se asustó, pues la magia que ella portaba era muy superior a la suya, le contó eso a sus amigos magos y lograron hacer que nos vieran como seres peligrosos – contestó.

– eso es injusto

– Igual no las necesitamos, tenemos nuestras propias formas de hacer magia – la expresión del tritón cambió mientras un brillo malicioso surcaba sus ojos de plata – ¿te gustaría ver un poco de nuestra magia?

– Eso sería asombroso – no había leído ni escuchado a cerca de la magia de la gente del mar y que uno de ellos se ofreciera a hacerle una demostración era increíble a su parecer.

Draco le pidió que se alejase unos pasos de la orilla y el tritón también se alejó hasta una zona más profunda en el agua, pero nunca perdiendo de vista al moreno.

Entonces, el tritón comenzó a rezar una especie cantico, su voz aterciopelada acariciaba sus oídos produciendo en él una sensación de calma similar a estar envuelto en agua tibia. Aun así pudo concentrarse lo suficiente como para ver como a los lados de Draco, el agua se alzaba en dos brazos de al menos dos metros de largo, estos se enredaban y se movían como una coreografía, acompañando la suave voz del tritón, estirándose más y más.

Tarde Harry comprendió que se dirigían a él, solo haciéndolo cuando los dos brazos de agua chocaron contra él empapándolo por completo y solo la risa del tritón hizo eco a su alrededor.

– ja, ja, ¿te crees muy gracioso? – dijo mientras volvía a ponerse de pie.

– No, pero tu rostro ahora sí que lo es – se burló la criatura cuando un rayo de color lila le dio de lleno – ¡¿Qué me has hecho?!

Escamas Blancas - Drarry -Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz