II

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A la mañana siguiente fue despertado por el dulce aroma de los pastelillos de calabaza que Molly había horneado para el desayuno. Aunque no podía ver nada sin sus lentes, supo que su amigo y hermano Ronald ya se había levantado, porque no podía escuchar sus ronquidos matutinos. Aquello le extrañó y se preguntó qué hora era, así que usó un tempus. Once y media. ¿Tanto tiempo lo había dormido?

Un bostezo escapó de él mientras vagas memorias llegaron a su mente respecto a la noche anterior. Se preguntó a si mismo si todo aquello no había sido más que un sueño, porque ni siquiera recordaba haberse puesto el pijama al llegar.

El chirrido de la bisagra de la puerta le hizo sobresaltarse levemente cuando una de las varias matas de pelos rojos entró en la habitación. Ron le saludó alegremente con una bandeja de pastelitos, tostadas y café entre las manos. Harry le saludó de vuelta y el pelirrojo dejó el desayuno junto a la cama del azabache para luego cerrar la puerta.

- ¿algo bueno que contar de tu salida de anoche? - preguntó sentándose en la cama que estaba al otro lado de la habitación.

- eh, no sé de qué hablas - el pelirrojo lo miro con cada de "¿en serio?"

- ¿Quién crees que te cambió de ropa para que mamá no se diera cuenta de tu pequeña salida? - un pequeño tono carmín apareció en las mejillas del azabache.

- Bueno si paso algo - Ron sonrió.

- soy todo oídos.

- anoche cuando fui al lago que está a unos kilómetros de aquí, todo estaba normal hasta que vi algo que brillaba en la orilla. Pensé que eran rocas o algo así, pero resultaron ser escamas, escamas de algo grande. Eran de una sirena. Bueno no de una sirena, era más bien un tritón, con una aleta blanca y...

- ¿no te hizo nada o sí? - el rostro del pelirrojo se había vuelto serio.

- ¿Qué? No, claro que no. Estaba herido, así que lo ayudé a tratar su herida y luego regresó al agua. ¿Por qué querría hacerme daño?

- Porque eso hacen las sirenas, atraen a las personas a ellas y cuando tus pies tocan el agua, ellas te arrastran hasta el fondo para devorarte - dijo como si esto fuera lo más obvio - son animales Harry, como las demás criaturas, solo nos ven como una posible comida.

- eso no es cierto, él era muy inteligente, incluso hablaba nuestro idioma. No es justo que le trates como un animal solo porque es de una especie distinta - se dio cuenta de que contarle a Ron había sido una muy mala idea.

- no digas que no te lo advertí cuando intente comerte - Ron se levantó y salió de la habitación dando un portazo que sacudió los ya débiles cimientos de la casa.

Harry rodó los ojos y soltó un suspiro, exasperado, tomó un trozo de pan y comenzó a comerlo de mala gana. Aunque unos momentos después se le fue el mal humor, al menos contra la comida, porque estaba delicioso, como todo lo que preparaba Molly.

Luego de terminar el desayuno, Harry tendió su cama y tomó un cambio de ropa del armario. Al salir, bajó por las ondulantes escaleras topándose con otra mata de pelo rojo que iba en dirección contraria.

- buenos días, Ginny - saludó con una pequeña sonrisa.

La chica, que al parecer no había notado quien era exactamente el que estaba del otro lado de las escaleras, dio un paso hacia atrás y con una sonrisa timida correspondió el saludo mientras sus mejillas tomaban un color rosa.

- buenos días, Harry ¿Ron te llevó el desayuno?

- sí, lo hizo, pero ¿y los demás? Me extraña no escuchar ni siquiera una pequeña explosión desde el cuarto de los gemelos.

- es porque mamá los mandó a desgnomisar el jardín junto con Ronald - el muchacho asintió y continuó bajando las escaleras peldaño a peldaño, pero al pasar junto a la pelirroja esta lo detuvo al llamarlo.

- Harry

- ¿si?

- b-bueno, quería saber si tu querrías ir conmigo a dar una vuelta más tarde por los alrededores - dijo con la cabeza gacha y jugando con los dedos de sus manos.

- claro, le diré a los gemelos, hace tiempo que no salimos todos juntos - la muchacha mordió su labio inferior pegando su espalda contra la pared.

- yo en realidad me refería a...salir, solo nosotros, sin mis hermanos -

- ¿pero no soy también tu hermano? - Ginny desvió la mirada.

- si...lo somos... - la decepción era palpable en su voz - acabo de recordar que mamá me pidió que la ayudase a remendar unas cortinas, así que mejor lo dejamos para otra ocasión.

Él asintió, para luego verla perderse al doblar por el pasillo.

Suspiró. No podía evitar sentirse mal por Ginny, pero tenía que dejarle claro que él solo la veía como una hermana menor y no como algo más.

. . .

Aseado y desayunado, Harry se dirigió a la pequeña biblioteca de los Weasley, cosa que no les resultaba extraña a los pelirrojos. Pues desde pequeño, el azabache había mostrado cierta predilección por los libros, para el joven eran un medio por el cual escapaba aunque sea momentáneamente de la peligrosa vida que llevaban.

Había leído cada libro, desde cuentos hasta textos sobre hechizos. Pero en esa ocasión era la magizoologia lo que lo intrigaba. Las páginas se deslizaban entre sus dedos con rapidez haciendo un sonido suave al pasar por el aire. Siguió ojeando capitulo tras capitulo, buscando lo que necesitaba. Hasta que al fin lo encontró.

Gente de Agua (Merpeople)

Calificación: Extremo Peligroso

No se conoce con certeza su origen, pero su historia ha estado arraigada a la de los magos por cientos de años. Aun así, estas criaturas están rodeadas de un halo de misterio tan basto que poco se sabe de su organización en su habitad natural.

Se les ha visto cazando ballenas y otras criaturas para su sustento con métodos bastante organizados, utilizando incluso herramientas como lanzas y tridentes, por lo que se piensa que poseen cierto grado de inteligencia.

Hay casos donde estos ayudan a los magos que les agradan pero no hay que dejarse engañar. Detrás de su hermoso aspecto sigue habiendo una criatura peligrosa.

Hay casos documentados en los que estas criaturas utilizan sus encantos para atraer muggles y jóvenes magos incautos hacia ellos y cuando estos ponen un pie en el agua es demasiado tarde. Para cuando estos se dan cuenta ya están siendo arrastrados a las profundidades, donde nunca se les vuelve a ver.

Harry cerró el libro y luego de dejarlo a un lado se frotó la sien con la mano izquierda, frustrado. Prácticamente era lo que ya le había dicho Ron, solo que con un tono más elocuente.

Tomó la escama que descansaba en el suelo y la observó embelesado por su brillo. Recordó el rostro de aquella criatura iluminado por la luna, piel clara y sorpresivamente suave, sin marchas las usuales marcas de arrugas que se forman cuando una persona normal pasa mucho tiempo en el agua; su cabello rubio que caía perfectamente por sus hombros; sus labios rosados y ligeramente gruesos, algo secos pero no menos atrayentes. Pero lo más hipnótico eran sus ojos, se un gris tan profundo y brillante como la plata.

Sin querer una sonrisa boba había aparecido en su rostro a la par que su corazón latía muy rápido.

Entonces fue cuando cayó en la respuesta.

Se había flechado con una criatura.

- - -

Aquí estamos con la segunda parte.

Espero estar haciendo un buen trabajo...pues es mi primer Drarry serio y aun no logro dominar bien las personalidades de estos dos, pero bueno, de la experiencia se aprende, supongo.

Espero que les haya gustado este intento de escrito.

Nos vemos en unos días.




Escamas Blancas - Drarry -Where stories live. Discover now