Rescatamos a Harry

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Me levanté por los gemelos que me despertaron para ir por Harry, con cuidado me levanté de la cama de Ginny para no despertarla. Me puse un pantalón y me llevé mi suéter, luego bajamos sin hacer ruido los 4 , Ron casi se cae pero lo sostuvimos.
Ya afuera me pregunte como vamos ir hasta la casa de los tíos de Harry.

– Oigan chicos, una grandísima duda, como vamos a llegar hasta Harry.

– Obvió en coche –. Los gemelos me lo dijeron con cara de lógica y burla.

– Saben manejar, pero serían horas de camino, estamos lejos del centro –Dije sorprendida.

– Arty , arty , nuestro caro es más especial y mágico – dijo Fred.

— Si arty , papá tiene un carro que vuela vamos , no hay que perder tiempo. — dijo Ron mientras que caminaba en un garaje algo descuidado-.

De ahí lo abrieron y vi un coche algo gastado y azul, más no se la marca.
Nos subimos y Fred estaba manejando yo estaba dando indicaciones por donde ir cuando llegamos les dije cuál era la casa de Harry aunque todas se parecen pero una tenia unos barrotes en una ventana.


Cuando llegamos Fred intentó acercarse lo más que piso a la ventana, Ron tocó varias veces la ventana hasta que Harry se levantó con sorpresa, luego escuché su conversación.

—¡Ron! —exclamó Harry, encaramándose a la ventana y abriéndola para poder hablar con él a través de la reja—. Ron, ¿cómo has logrado...? ¿Qué...?

Harry me volteo a ver, cuando me miro sus ojos mostraron sorpresa y felicidad

— Artemis!

— Hola Harry. - lo saludé.

—¿Todo bien, Harry?

Al parecer en su mente paso la idea de que lo rescatemos, que bueno que a eso venimos, lo bueno de aprender Legeremancia.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Ron—. ¿Por qué no has contestado a mis cartas? Te he pedido unas doce veces que vinieras a mi casa a pasar unos días, y luego mi padre vino un día diciendo que te habían enviado un apercibimiento oficial por utilizar la magia delante de los muggles.

—No fui yo. Pero ¿cómo se enteró?

—Trabaja en el Ministerio —contestó Ron—. Sabes que no podemos hacer ningún conjuro fuera del colegio.

Cuando Ron dijo eso me pregunté por qué a mí no me mandaron carta por hacer magia .

—¡Tiene gracia que tú me lo digas! —dijo Harry, mirando el coche.

—¡Esto no cuenta! —explicó Ron—. Sólo lo hemos cogido prestado. Es de mi padre, nosotros no lo hemos encantado. Pero hacer magia delante de esos muggles con los que vives...

—No he sido yo, ya te lo he dicho..., pero es demasiado largo para explicarlo ahora. Mira, puedes decir en Hogwarts que los Dursley me tienen encerrado y que no podré volver al colegio, y está claro que no puedo utilizar la magia para escapar de aquí, porque el ministro pensaría que es la segunda vez que utilizo conjuros en tres días, de forma que...

—Deja de decir tonterías —dijo Ron—. Hemos venido para llevarte a casa con nosotros.

—Pero tampoco vosotros podéis utilizar la magia para sacarme...

—No la necesitamos —repuso Ron, señalando con la cabeza hacia nosotros y sonriendo—. Recuerda a quién he traído conmigo.

—Ata esto a la reja —dijo Fred, arrojándole un cabo de cuerda, mientras yo vigilaba las otras ventanas de su casa para ver si alguien despertó o nos están vigilando.

—Si los Dursley se despiertan, me matan —comentó Harry, atando la soga a uno de los barrotes. Fred aceleró el coche.

—No te preocupes —dijo Fred— y apártate.

Fred aceleró y rompió los barrotes, yo voltee para ver si alguien escuchó o se despertó, pero al parecer tienen el sueño pesado. Luego me pasé para atrás.

—Entra —dijo Ron.

— Vamos Harry, no tenemos mucho tiempo – le dije.

—Pero todas mis cosas de Hogwarts... Mi varita mágica, mi escoba...

—¿Dónde están?

—Guardadas bajo llave en la alacena de debajo de las escaleras. Y yo no puedo salir de la habitación.

—No te preocupes —dijo George desde el asiento del acompañante, sip estaba sentada sobre George, pero el no se molestó—. Quítate de ahí, Harry.

Fred y George entraron en la habitación de Harry trepando con cuidado por la ventana. Que buenos son estos chicos, vi como George sacaba algo pequeño y intentaba abrir la puerta .

—Muchos magos creen que es una pérdida de tiempo aprender estos trucos muggles —observó Fred—, pero nosotros opinamos que vale la pena adquirir estas habilidades, aunque sean un poco lentas.

Luego de eso la puerta se abrió.

—Bueno, nosotros bajaremos a buscar tus cosas. Recoge todo lo que necesites de tu habitación y ve dándoselos a Ron y Artemis por la ventana —susurró George.

—Tened cuidado con el último escalón, porque cruje —les susurró Harry mientras los gemelos se internaban en la oscuridad.

Luego de unos minutos vi como los gemelos y Harry cargaban con el baúl de Harry, Fred pasó para el coche para ayudarnos a Ron y a mi , pero ese baúl no quería ayudarnos .

— Se atoro , no podemos empujar más esta pesada y atorada — dijo George.

— Y ahora que hacemos, tenemos que irnos rápido. - dijo Fred.

A mí se me ocurrió una idea , tendría que hacer lo que hice ayer con mi mano , magia sin varita , espero que funcione .

— Aún lado .- dije.

— Que vas a hacer arty? — pregunto Harry.

— Magia — le contesté con una sonrisa mientras que el y los otros me veían con sorpresa .

— Estas loca , te van a castigar , te van a expulsar de Hogwarts .- dijo Fred.

— No voy a utilizar mi varita, también mi varita está en tu casa Fred.

Por favor funciona, estiré mi mano hacia el baúl, cerré mis ojos y mentalmente dije Wingardium leviosa. Escuche a los chicos sorprendidos, cuando abrí mis ojos el baúl flotaba, estoy sorprendida , puedo hacer magia sin varita le sonreí a Fred y el me la devolvió , estaba controlando el baúl para que entrara al coche ya faltaba poco .

–Un poco más —dijo Fred aún sorprendido —, y listo..

El baúl lo dejé en el asiento  y me pasé para adelante .

Estupendo, vayámonos —dijo George en voz baja.

Pero al subir al alféizar de la ventana, de Harry oyó un potente chillido detrás de él, seguido por la atronadora voz de su tío.

—¡ESA MALDITA LECHUZA!

—¡Me olvidaba de Hedwig!

Vi como Harry cruzaba a toda velocidad la habitación al tiempo que se encendía la luz del rellano. Cogió la jaula de Hedwig, volvió velozmente hacia la ventana, y se la pasó a Ron. Harry estaba subiendo al alféizar cuando su tío aporreó la puerta, y ésta se abrió de par en par.

Durante una fracción de segundo, el tío de Harry se quedó inmóvil en la puerta; luego soltó un mugido como el de un toro furioso y, abalanzándose sobre Harry, lo agarró por un tobillo.

Ron, Fred y George agarraron a Harry y lo jalaban con toda la fuerza que podían.

—¡Petunia! —bramó el tío de Harry—. ¡Se escapa! ¡SE ESCAPA!

Pero antes de que viniera su tía, los Weasley lo jalaron con mucha fuerza haciendo que su tío lo suelte y Harry entrara al coche Fred y George se pasaron rápido a los asiento de adelante  mientras  yo me hacia aún lado para que se sentara George. Entonces Ron gritó.

—¡Fred, aprieta el acelerador!

Y el coche salió disparado en dirección a la luna. Harry no podía creérselo: estaba libre. Bajó la ventanilla y, con el aire azotándole los cabellos, volvió la vista para ver alejarse los tejados de Privet Drive. Tío Vernon, tía Petunia y Dudley estaban asomados a la ventana de Harry, alucinados.

—¡Hasta el próximo verano! —gritó Harry.

Los Weasley y yo nos reímos a carcajadas, y vi como Harry se recostó en el asiento, con una sonrisa, es bueno verlo feliz.

—Suelta a Hedwig —le dijo a Ron— y que nos siga volando. Lleva un montón de tiempo sin poder estirar las alas.

George le pasó una horquilla a Ron y, en un instante, Hedwig salía alborozada por la ventanilla y se quedaba planeando al lado del coche, como un fantasma.

—Entonces, Harry, ¿por qué...? —preguntó Ron impaciente—. ¿Qué es lo que ha ocurrido? .

Harry nos contó sobre el elfo y sus advertencias sobre Hogwarts, pero es raro, alguien debió enviar al elfo, para avisarle, de quien será ese elfo y quien lo enviara .

—Muy sospechoso —dijo finalmente Fred.

—Me huele mal —corroboré George—. ¿Así que ni siquiera te dijo quién estaba detrás de todo?

— Es muy raro que un elfo te visite y más si tiene dueño. - dije .

—Creo que no podía —dijo Harry—, ya os he dicho que cada vez que estaba a punto de irse de la lengua, empezaba a darse golpes contra la pared.

Vi como Fred y George se miraban.

—¿Creéis que me estaba mintiendo? —preguntó Harry

—Bueno —repuso Fred—, tengamos en cuenta que los elfos domésticos tienen mucho poder mágico, pero normalmente no lo pueden utilizar sin el permiso de sus amos. Me da la impresión de que enviaron al viejo Dobby para impedirte que regresaras a Hogwarts. Una especie de broma. ¿Hay alguien en el colegio que tenga algo contra ti?

—Sí —respondieron Ron y Harry al unísono.

—Draco Malfoy —dijo Harry—. Me odia.

—¿Draco Malfoy? —dijo George, volviéndose aún que me movió tan-tito para voltearse. —. ¿No es el hijo de Lucius Malfoy?

—Supongo que sí, porque no es un apellido muy común —contestó Harry —. ¿Por qué lo preguntas?

—He oído a mi padre hablar mucho de él —dijo George—. Fue un destacado partidario de Quien-tú-sabes.

—Y cuando desapareció Quien-tú-sabes —dijo Fred, estirando el cuello para hablar con Harry—, Lucius Malfoy regresó negándolo todo. Mentiras... Mi padre piensa que él pertenecía al círculo más próximo a Quien-tú-sabe.

— Cierto escuche algo sobre eso, Lucius malfoy lo negó todo, dijo que fue obligado, que utilizaron en el , el maleficio imperio , pero no creo que Draco malfoy no te quiera en Hogwarts o bueno solo es envidia.

Mejor callarme.

— Bueno, quien sabe pero no sé si los Malfoy poseerán un elfo —dijo Harry.

—Bueno, sea quien sea, tiene que tratarse de una familia de magos de larga tradición, y tienen que ser ricos —observó Fred.

—Sí, mamá siempre está diciendo que querría tener un elfo doméstico que le planchase la ropa —dijo George—. Pero lo único que tenemos es un espíritu asqueroso y malvado en el ático, y el jardín lleno de gnomos. Los elfos domésticos están en grandes casas solariegas y en castillos y lugares así, y no en casas como la nuestra.

— No digas eso, su casa es mucho mejor que cualquiera, tienen un lugar cálido donde sean bienvenidos , esa casa es la mejor .

Los gemelos me sonrieron y George me abrazó, siempre me tratan como una hermana .

—De cualquier manera, estoy muy contento de que hayamos podido rescatarte —dijo Ron—. Me estaba preocupando que no respondieras a mis cartas. Al principio le echaba la culpa a Errol...

—¿Quién es Errol?

—Nuestra lechuza macho. Pero está viejo. No sería la primera vez que le da un colapso al hacer una entrega. Así que intenté pedirle a Percy que me prestara a Hermes...

—¿Quién?

—La lechuza que nuestros padres compraron a Percy cuando lo nombraron prefecto —dijo Fred desde el asiento delantero.

—Pero Percy no me la quiso dejar —añadió Ron—. Dijo que la necesitaba él.

—Este verano, Percy se está comportando de forma muy rara —dijo George, frunciendo el entrecejo—. Ha estado enviando montones de cartas y pasando muchísimo tiempo encerrado en su habitación... No puede uno estar todo el día sacando brillo a la insignia de prefecto. Te estás desviando hacia el oeste, Fred —añadió, señalando un indicador en el salpicadero. Fred giró el volante.

—¿Vuestro padre sabe que os habéis llevado el coche? —preguntó Harry, adivinando la respuesta.

—Esto..., no —contestó Ron—, esta noche tenía que trabajar. Espero que podamos dejarlo en el garaje sin que nuestra madre se dé cuenta de que nos lo hemos llevado.

—¿Qué hace vuestro padre en el Ministerio de Magia?

—Trabaja en el departamento más aburrido —contestó Ron—:el Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles.

—¿El qué?

—Se trata de cosas que han sido fabricadas por los muggles pero que alguien les encanta, y que terminan de nuevo en una casa o una tienda muggle. Por ejemplo, el año pasado murió una bruja vieja, y vendieron su juego de té a un anticuario. Una mujer muggle lo compró, se lo llevó a su casa e intentó servir el té a sus amigos. Fue una pesadilla. Nuestro padre tuvo que trabajar horas extras durante varias semanas.

—¿Qué ocurrió?

—Pues que la tetera se volvió loca y arrojó un chorro de té hirviendo por toda la sala, y un hombre terminó en el hospital con las tenacillas para coger los terrones de azúcar aferradas a la nariz. Nuestro padre estaba desesperado, en el departamento solamente están él y un viejo brujo llamado Perkins, y tuvieron que hacer encantamientos para borrarles la memoria y otros trucos para que no se acordaran de nada.

—Pero vuestro padre..., este coche...

Fred se rió.

—Sí, le vuelve loco todo lo que tiene que ver con los muggles, tenemos el cobertizo lleno de chismes muggles. Los coge, los hechiza y los vuelve a poner en su sitio. Si viniera a inspeccionar a casa, tendría que arrestarse a sí mismo. A nuestra madre la saca de quicio.

—Ahí está la carretera principal —dijo George, mirando hacia abajo a través del parabrisas—. Llegaremos dentro de diez minutos... Menos mal, porque se está haciendo de día.

— Yo tengo tanto sueño. - comente.

—Vivimos un poco apartados del pueblo —explicó George—En Ottery Saint Catchpole.

— Un poco?. - dije.

Vi como Harry veía la casa, bueno madriguera con ojos brilloso, si es una súper casa la verdad .

—No es gran cosa.

—Es una maravilla —repuso Harry, contento.

Salimos del coche. Ya me hacía falta.

—Ahora tenemos que subir las escaleras sin hacer el menor ruido — advirtió Fred—, y esperar a que mamá nos llame para el desayuno. Entonces tú, Ron, bajarás las escaleras dando saltos y diciendo: «¡Mamá, mira quién ha llegado esta noche!» Ella se pondrá muy contenta, y nadie tendrá que saber que hemos cogido el coche.

— Creo que es un mal plan Fred.

— Es un buen plan, ven vamos.

—Bien —dijo Ron—. Vamos, Harry, yo duermo en el...

De repente, Ron se puso de un color verdoso muy feo y clavó los ojos en la casa. Todos nos dimos la vuelta.

La señora Weasley iba por el corral espantando a las gallinas, y para tratarse de una mujer pequeña, rolliza y de rostro bondadoso, era sorprendente lo que podía parecerse a un tigre de enormes colmillos.

—¡Ah! —musitó Fred.

—¡Dios mío! —exclamó George.

— Que Merlín nos proteja — dije —.

La señora Weasley se paró delante de nosotros, con las manos en las caderas, y paseó la mirada de uno a otro. Llevaba un delantal estampado de cuyo bolsillo sobresalía una varita mágica.

—Así que... —dijo.

—Buenos días, mamá —saludó George, poniendo lo que él consideraba que era una voz alegre y encantadora.

—¿Tenéis idea de lo preocupada que he estado? —preguntó la señora Weasley en un tono aterrador.

—Perdona, mamá, pero es que, mira, teníamos que...

Aunque los tres hijos de la señora Weasley eran más altos que su madre,
se amilanaron cuando descargó su ira sobre ellos.

—¡Las camas vacías! ¡Ni una nota! El coche no estaba..., podíais haber tenido un accidente... Creía que me volvía loca, pero no os importa, ¿verdad?... Nunca, en toda mi vida... Ya veréis cuando llegue a casa vuestro padre, un disgusto como éste nunca me lo dieron Bill, ni Charlie, ni Percy...

Rayos , no me acordaba que Charlie era un weasley, estoy en su casa , me puse roja , por favor que no se me note , pero creo que si se notó por la mirada extraña de Fred.

—Percy, el prefecto perfecto —murmuró Fred.

—¡PUES PODRÍAS SEGUIR SU EJEMPLO! —gritó la señora Weasley, dándole golpecitos en el pecho con el dedo—. Podríais haberos matado o podría haberos visto alguien, y vuestro padre haberse quedado sin trabajo por vuestra culpa...

Les pareció que la reprimenda duraba horas. La señora Weasley enronqueció de tanto gritar y luego se plantó delante de Harry, que retrocedió asustado, no te culpo Harry, yo igual le tengo miedo

—Me alegro de verte, Harry, cielo —dijo—. Pasa a desayunar, Artemis querida igual entra.

Ok que cambio tan brusco de actitud, Harry entró pero primero vio a Ron, luego yo quería quedarme con mis gemelos pero ellos me hicieron pasar.

—ustedes no tienen la culpa, cielos aseguró viéndonos y a Harry echándole en el plato ocho o nueve salchichas, mientras que yo le dije que solo 2 , la verdad por el regaño no tengo hambre se me espantó el hambre —. Arthur y yo también hemos estado muy preocupados por ti. Anoche mismo estuvimos comentando que si Ron o Artemis seguían sin tener noticias tuyas el viernes, iríamos a buscarte para traerte aquí. Pero — dijo mientras le servía tres huevos fritos a Harry, a mi me sirvió uno aún que quería ponerme más — cualquiera podría haberos visto atravesar medio país volando en ese coche e infringiendo la ley..

Yo solo pensaba en que ya influye la ley 3 veces, dos haciendo magia y una en un carro volador .me comía mi salchicha poco a poco .

—¡Estaba nublado, mamá! —dijo Fred.

—¡No hables mientras comes! —le interrumpió la señora Weasley.

—¡Lo estaban matando de hambre, mamá! —dijo George.

— Eso es cierto Sra. weasley, creo que bajo de peso.– dije .

— OH, Querida dime molly, – me dijo sonriendo y luego volteó hacia George con cara seria.

—¡Cállate tú también —atajó la señora Weasley, pero cuando se puso a cortar unas rebanadas de pan para Harry y a untarlas con mantequilla, la expresión se le enterneció.
Nunca había visto tal cambio, solo los del clima.

En aquel momento apareció en la cocina Ginny , que cuando vio a Harry dio un grito y se subió de nuevo .

—Es Ginny —dijo Ron a Harry en voz baja—, mi hermana. Se ha pasado el verano hablando de ti.

—Sí, debe de estar esperando que le firmes un autógrafo, Harry —dijo Fred con una sonrisa, pero se dio cuenta de que su madre lo miraba y hundió la vista en el plato sin decir ni una palabra más. No volvieron a hablar hasta que hubieron terminado todo lo que tenían en el plato, lo que les llevó poquísimo tiempo.

—Estoy que reviento —dijo Fred, bostezando y dejando finalmente el cuchillo y el tenedor—. Creo que me iré a la cama y..

—De eso nada —interrumpió la señora Weasley—. Si te has pasado toda la noche por ahí, ha sido culpa tuya. Así que ahora vete a desgnomizar el jardín, que los gnomos se están volviendo a desmadrar.

—Pero, mamá...

—Y vosotros dos, id con él —dijo ella, mirando a Ron y Fred—. Tú sí puedes irte a la cama, cielo —dijo a Harry—. Tú no les pediste que te llevaran volando en ese maldito coche y Artemis tú también ves a dormir, ellos te arrastraron hasta ahí.

— Gracias, pero creo que los ayudaré, no sé lo que sea, pero los ayudaré, y también nunca e visto un gnomo. - dije.

— Yo también ayudaré a Ron, nunca he presenciado una desgnomización.

—Eres muy amable, cielo, pero es un trabajo aburrido —dijo la señora Weasley—. Pero veamos lo que Lockhart dice sobre el particular.

Y cogió un pesado volumen de la repisa de la chimenea. George se quejó.

—Mamá, ya sabemos desgnomizar un jardín.

Pero la sra weasley no le hizo caso .

—Es muy bueno —dijo ella—, conoce al dedillo todas las plagas del hogar, es un libro estupendo...


—A mamá le gusta —dijo Fred, en voz baja pero bastante audible.

—No digas tonterías, Fred —dijo la señora Weasley, ruborizándose—. Muy bien, si crees que sabes más que Lockhart, ponte ya a ello; pero ¡ay de ti si queda un solo gnomo en el jardín cuando yo salga!

Entre quejas y bostezos, los Weasley salieron arrastrando los pies, seguidos por Harry y yo . El jardín era grande que me recordaba al orfanato, aún que este era más especial.

—Los muggles también tienen gnomos en sus jardines, ¿sabes? —escuche como le decía Harry a Ron mientras atravesaban el césped.

—Sí, ya he visto esas cosas que ellos piensan que son gnomos —dijo Ron, inclinándose sobre una mata de peonías—. Como una especie de papás Noel gorditos con cañas de pescar...

Se oyó el ruido de un forcejeo, la peonía se sacudió y Ron se levantó, diciendo en tono grave:

—Esto es un gnomo.

—¡Suéltame! ¡Suéltame! —chillaba el gnomo.

Desde luego, no se parecía a papá Noel, son más feo y raros y cabezones.

—Esto es lo que tienen que hacer —nos explicó. Levantó al gnomo en lo alto («¡suéltame!», decía éste) y comenzó a voltearlo como si fuera un lazo, yo me quede con cara de sorpresa y harryv tenia una cara de espanto , entonces Ron añadió—: No les duele. Pero los tienes que dejar muy mareados para que no puedan volver a encontrar su madriguera.

Entonces soltó al gnomo y éste salió volando por el aire y cayó en el campo que había al otro lado del seto, a unos siete metros, con un ruido sordo. Pobre gnomo.

—¡Da pena! —dijo Fred—. ¿Qué te apuestas a que lanzo el mío más allá de aquel tocón?

Vi como Harry aprendió rápido, y lanzó a gnomo, todos estaban haciendo competencia hasta yo, aún que uno me salió mal y le di en la cabeza a George.

—Caramba, Harry..., eso habrán sido casi veinte metros...

Luego el cielo hubo una lluvia de gnomos.

—Ya ves que no son muy listos —observó George, cogiendo cinco o seis gnomos a la vez—. En cuanto se enteran de que estamos desgnomizando, salen a curiosear. Ya deberían haber aprendido a quedarse escondidos en su sitio.

Al poco rato vieron que los gnomos que habían aterrizado en el campo, que eran muchos, empezaban a alejarse andando en grupos, con los hombros caídos.

—Volverán —dijo Ron, mientras contemplaban cómo se internaban los gnomos en el seto del otro lado del campo

—. Les gusta este sitio... Papá es demasiado blando con ellos, porque piensa que son divertidos...

En aquel momento se oyó la puerta principal de la casa.

—¡Ya ha llegado! —dijo George—. ¡Papá está en casa!

Y fueron corrieron a su encuentro. Mientras que Harry y yo los seguíamos por detrás.

El señor Weasley estaba sentado en una silla de la cocina, con las gafas quitadas y los ojos cerrados. Era un hombre delgado, bastante calvo, pero el escaso pelo que le quedaba era tan rojo como el de sus hijos. Llevaba una larga túnica verde polvorienta y estropeada de viajar.

—¡Qué noche! —farfulló, cogiendo la tetera mientras los muchachos se sentaban a su alrededor—. Nueve redadas. ¡Nueve! Y el viejo Mundungus Fletcher intentó hacerme un maleficio cuando le volví la espalda.

El señor Weasley tomó un largo sorbo de té y suspiró.

Nueve , eso es mucho para una persona , el trabajo en el ministerio debe ser cansado, me sentía fuera de lugar , esto era una familia , yo tengo una por supuesto pero, mis hermanos se van rápido, en el orfanato somos 20 en total , solo 5 son muggles y los demás los son magos los niños que se van de orfanato, la mayoría son familias buenas, como lo se , pues siempre que una pareja va para adoptar Leo sus mentes y me adentro a lo más profundo de sus secreto , pero bueno estoy feliz por ellos , a mi nadie me quiere adoptar y más por que ya varios saben que soy una Black tanto muggles como magos.

—¿Encontraste algo, papá? —preguntó Fred con interés.

—Sólo unas llaves que merman y una tetera que muerde —respondió el señor Weasley en un bostezo—. Han ocurrido, sin embargo, algunas cosas bastante feas que no afectaban a mi departamento. A Mortlake lo sacaron para interrogarle sobre unos hurones muy raros, pero eso incumbe al Comité de Encantamientos Experimentales, gracias a Dios.

—¿Para qué sirve que unas llaves encojan? —preguntó George.

—Para atormentar a los muggles —suspiró el señor Weasley—. Se les vende una llave que merma hasta hacerse diminuta para que no la puedan encontrar nunca cuando la necesitan... Naturalmente, es muy difícil dar con el culpable porque ningún muggle quiere admitir que sus llaves merman; siempre insisten en que las han perdido. ¡Jesús! No sé de lo que serían capaces para negar la existencia de la magia, aunque la tuvieran delante de los ojos... Pero no os creeríais las cosas que a nuestra gente le ha dado por encantar...

—¿COMO COCHES, POR EJEMPLO?

La señora Weasley había aparecido blandiendo un atizador como si fuera una espada. El señor Weasley abrió los ojos de golpe y dirigió a su mujer una mirada de culpabilidad.

—¿Co-coches, Molly cielo?

—Sí, Arthur, coches —dijo la señora Weasley, con los ojos brillándole—. Imagínate que un mago se compra un viejo coche oxidado y le dice a su mujer que quiere llevárselo para ver cómo funciona, cuando en realidad lo está encantando para que vuele.

El señor Weasley parpadeó.

—Bueno, querida, creo que estarás de acuerdo conmigo en que no ha hecho nada en contra de la ley, aunque quizá debería haberle dicho la verdad a su mujer... Verás, existe una laguna jurídica... siempre y cuando él no utilice el coche para volar. El hecho de que el coche pueda volar no constituye en sí...

—¡Señor Weasley ya se encargó personalmente de que existiera una laguna jurídica cuando usted redactó esa ley! —gritó la señora Weasley—. ¡Sólo para poder seguir jugando con todos esos cachivaches muggles que tienes en el cobertizo! ¡Y; ¡para que lo sepas, Harry ha llegado esta mañana en ese coche en el que tú no volaste!

—¿Harry? —dijo el señor Weasley mirando a su esposa sin comprender—. ¿Qué Harry?

Al darse la vuelta, vio a Harry y se sobresaltó.

—¡Dios mío! ¿Es Harry Potter? Encantado de conocerte. Ron nos ha hablado mucho de ti...

—¡Esta noche, tus hijos junto con artemis han ido volando en el coche hasta la casa de Harry y han vuelto! —gritó la señora Weasley—. ¿No tienes nada que comentar al respecto?

–¿Es verdad que hicisteis eso? –preguntó el señor Weasley, nervioso–. ¿Fue bien la cosa Qui-quiero decir —titubeó, al ver que su esposa echaba chispas por los ojos–, que eso ha estado muy mal, muchachos, pero que muy mal..

todos nos fuimos de ahí para no presenciar una bomba explosiva por parte de la Sra weasley.

Artemis Black- Harry Potter y la cámara secretaWhere stories live. Discover now