12

14.6K 1K 136
                                    

Tamara Brown

Voy hacia mi habitación donde veo a la abuela sentada en mi cama mirando mis fotografías cuando era pequeña. Sonríe mientras pasa cada pagina del álbum.

—Hola... —digo cerrando la puerta en cuanto entro.

—Hola cariño. —Se pone de pie, viene a mi estrechándome fuerte en sus brazos. —Yo lamento mucho lo de tu madre, de verdad.

—Gracias. —Me alejo un poco. No era muy cercana a Calissa así que digamos que en sus brazos no encontraría consuelo alguno.

—¿Y como te sientes?

—¿Cómo crees que me siento? —exhalo intentando abrirme. <<porque de verdad necesitaba hacerlo, por mi, necesitaba desahogarme con alguien que por ser familia, no puede traicionarme>>. —Vengo a un pueblo desconocido donde todo el mundo dice que soy la elegida y debo casarme con un hombre que se me hace detestable. Vengo a un pueblo que supuestamente tengo que defender pero es el mismo maldito pueblo en el que asesinaron a mi padre y ahora a mi madre. —respiro hondo conteniendo el llanto. —De un segundo a otro dejé atrás la vida que tenía en Los Angeles para venir aquí a sentirme otra persona. Siento que dejé de ser yo y tomé el papel de la Tamara que quieren que sea y no de la que era. No me reconozco, Calissa. Solo quiero que esto sea una pesadilla, solo quiero vengar a mi madre, solo quiero que esa famosa profecía se cumpla para que todos aquí dejen de presionarme.

—Cariño... entiendo como te sientes.

—No. No puedes entenderme porque no estás en mis zapatos así que aleja tu falsa empatía, por favor. —Exhalo dándome cuenta del rostro desencajado que tiene la abuela a causa de mis palabras. —Lo lamento... es solo que... nunca le había dicho esto a nadie.

—No, está bien. Agradezco que me lo digas... hija, cariño... si tan solo tus padres te hubieran dicho esto antes... todo sería más sencillo para ti. —exhala. —pero todo pasó tan rápido que... es... —La observo mirarme atenta. —¿Estás bien? —Detalla mis ojos.

—Sí. —la miro confundida. —¿Qué ocurre?

—Sí... ¿qué ocurre, Calissa? —Zander aparece en mi habitación.

—Nada. Solo... tengo que irme. —Calissa luce nerviosa. Se le ve una preocupación latente en el rostro. —Nos veremos más tarde Tamara, hay mucho de que hablar.

—Sí. —digo sintiendo la evidente tensión entre Calissa y Zander. Una vez que ella sale de ahí, él habla.

—No deberías hablar con tu abuela. No es una buena persona.

—Ella solamente quería saber cómo estaba.

—No, ella solamente quiere lavarte la cabeza para que aceptes la profecía. No le importas tú, le importa lo que va a ganar en cuánto tú unas tu vida con Zed. ¿O vas a decirme que no te ha hablado de la profecía diciendo que "es tu destino"?

—Lo ha hecho... —exhalo. —pero no luce una mala persona.

—Así es justamente cómo lucen los hijos de puta. Se venden cómo ángeles. Sabes lo mucho que me importas Tamara, sabes la conexión linda que se ha formado en poco tiempo en ambos... por eso... por eso ya no quiero que hables otra vez con Calissa.

—Eso es imposible. Es mi abuela. Se mudará aquí y...

—Conveniente. Zed tiene a una aliada con peso. Tiene a tu abuela que sabe que va a influir de alguna manera en ti.

—Calissa es mi abuela pero no tenemos una conexión fuerte. Apenas la conozco.

—Aún así, no te abras a la oportunidad de conocerla. No te conviene. Mejor enfoquémonos en buscar venganza para los asesinos de tu madre... justo a eso venía, a pedirte un favor.

—¿Qué necesitas?

—Quedé de verme con tu hermano, con Lio. Necesitaba hablar con él pero, no llegó. ¿Sabes donde puedo encontrarlo?

—Apenas lo conozco Zander. No sé dónde podría estar.

—Entonces hazme un favor. Dile a Calissa que lo llame. Pídele que venga a esta mansión y llévalo hacia el sótano. Necesito hablar asuntos importantes con él.

—Está bien. ¿Estarás mucho tiempo en la mansión? Si la gente de Zed te ve, van a hacerte daño. Tu hermano te odia.

—Tranquila. No sabrán que estoy aquí. Se como moverme.

—Cuídate mucho.

—Lo haré. —me sujeta por las mejillas mirándome a los ojos. —Tengo que cuidarme para seguir viéndote. Si muero, no podré estar contigo y créeme que no quiero eso. —sus labios rozan los míos.

—Yo tampoco quiero que mueras. —le sonrío mirándolo fijamente.

—Te quiero, Tamara.

—Yo también te quiero, Zander. —respondo al suave beso que me da. —Iré a buscar a la abuela para traerte a Lio.

—No olvides que no puedes decir que yo estoy buscando a Lio.

—No te pondría en riesgo.

—Lo sé. Confío en ti. —Acaricia mi cabello suavemente. —¿Lo de Zed, como va?

—Le pedí disculpas. Creyó en mi.

—Que gran actriz. —Vuelve a besarme.

—Lo soy. Incluso tuve que poner cara de celosa cuando lo vi con su amiga... —trato de recordar el nombre. —Romina.

—¿Romina? —Zander se aleja de mi.

—Sí.

—Tengo que irme. No olvides el favor que te pedí.

—¿Estás bien? —noto preocupación en sus ojos.

—Sí... solo que... tengo que irme, no quiero que me vean. Nos vemos. Te quiero.

Desaparece antes de que yo le responda algo. Se va envuelto en miedo al escuchar el nombre de Romina.

¿Quién será esa mujer? Tengo que averiguarlo y definitivamente se con quien.

Me dirijo hasta la habitación de Zed para resolver mis dudas pero lo que me encuentro definitivamente no es algo que me esperaba y mi reacción lo delata.

ZED: EN LA OSCURIDAD [RE-SUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora