17

526 61 7
                                    

Zed Edevane

Beau volvió a la mansión con buenas noticias, Zander había creído que él jamás escuchó aquella grabación que ya Zander se encargó de eliminar.

Con Zander creyendo que aún tiene bajo su dominio a Beau, el plan que me habían compartido Romina y Damon tenía más expectativas de culminarse en el plazo que establecieron para que no interfiera con mi boda con Tamara.

—Estoy lista. —Dice Tamara dándome sus valijas para subir al auto. Su emoción es evidente.

—Nos vamos en media hora. —Enciendo un cigarrillo mirándola. —¿Por qué tanta emoción?

—Porque extrañaba Los Ángeles. Porque veré de nuevo a mis amigos a quienes abandoné sin explicación alguna.

—No vamos de paseo, Tamara. Vamos para protegernos de todo este desmadre, no podemos estar visitando a tus amigos, no podemos llamar la atención o sabrán donde estamos y correremos peligro.

—¿Iremos a Los Ángeles a encerrarnos como dos prófugos?

—Si quieres verlo de ese modo, pues si.

—Para eso mejor nos quedamos acá. —cruza los brazos frunciendo la frente, me hace un gesto infantil de enojo creyendo que cederé a lo que sea que quiera. —Da igual, me encierras en tu puta mansión y ya.

—¿Vas a volver a entrar en tu moda de malcriada?

—Dijiste que te encantaba.

—¿Puedo retirar lo dicho? Me encanta la Tamara que si piensa con la cabeza y no como una cría de dos años.

—Pues estás hablando de la misma Tamara. —Se acerca a mi. —Así que si no te encanta entonces... —Tiro el cigarrillo al suelo y la atraigo a mi con fuerza mirando sus labios.

—Me encanta. —Sonrío. —Solo me gusta joderte.

—Algo que tenemos en común. —Se ríe.

—De hecho hay otras cosas que tenemos en común.

—Ajá, dime una más.

—Que también te encanto. —Le susurro mirándola a los ojos. Su risa burlesca es algo que me frustra, <<¿qué acaso no puede complacerme diciéndome que también le encanto?>>.

—Ahí si no somos iguales. —Acaricia mi barba. —A mi no me encantas.

—¿Ah no? ¿Y por eso casi me haces una inspección de garganta la otra vez que nos besamos?

—Eso fue un impulso. Me estaba imaginando a alguien más.

—Ni tú te lo crees, mentirosa. —Rozo sus labios para tentarla, funciona, la piel se le eriza, traga saliva relamiéndose los labios, mordiéndose los a causa del roce de nuestra boca. <<La tengo dura carajo>>.

—Si me encantarás entonces estuviera devorándote los labios en este mismo momento. —Habla con un tono de seducción que me hace querer postrarme a sus pies pero no lo voy a hacer hasta que no escuche lo que quiero oír de su boca mentirosa. —Así que ponme a prueba, bésame para que veas cómo ni me da, ni me quita.

—No pienso volver a besarte en mi vida. —Su semblante cambia, está enojada. <<Niña berrinchuda>>. —Hasta que no confieses lo que es evidente, te encanto.

—Tu te vas a perder mis besos. —dice.

—Los dos saldremos perdiendo. —La suelto, el enojo la tiene ruborizada, aprieta el puño tensando la mandíbula.

—Ya vámonos. —bufa.

—Dije que en media hora.

—Va a oscurecer más.

—Eso quiero. Nadie puede saber que nos vamos de Julianna.

—¿Qué le dijiste a Calissa?

—No sabe nada. Damon le avisará mañana, no quiero que hable contigo o que intente detenernos. Esto se tiene que hacer. Tengo que protegerte. Y espero que lo hagas fácil para mí Tamara, no te comportes como una adolescente incontrolable que necesito tu cooperación para que esta pesadilla termine.

—Yo me porto bien.

—Eso espero o habrá castigos.

—No soy una niña para que me castigues.

—Es que no te voy a castigar como a una niña. —río. —Y si no quieres castigos entonces no hay salidas, en la mansión en Los Ángeles tendrás todo lo necesario para no aburrirte.

—Ajá.

—No es juego, Tamara.

—Ya vámonos. —dice irritada.

Ruedo los ojos harto de sus pucheros.

—Vámonos.

Le abro la puerta del auto queriendo cerrarla para ir a mi lugar pero alguien me detiene.

—No te vas a llevar a mi hermana de aquí, Zed.

Era Lio Brown.

ZED: EN LA OSCURIDAD [RE-SUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora