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Lunes 5:30 am
Me había despertado hace apenas 10 minutos, lo que tarde en bañarme y buscar un paquete de galletas para desayunar algo rápido, en poco tendría que salir a la parada de bus para llegar temprano a mi nueva preparatoria, podría caminar desde mi hogar hasta la institución en apenas unos 20 minutos, pero mi madre había insistido en que tomara el bus por seguridad, entendía su punto, pero no lo compartía.
En casa nadie había despertado aun y probablemente no lo harían antes de que me vaya, así que seria una mañana tranquila, mi madre me dejo una nota en mí habitación con el bus y la parada concreta en que tenia que bajar de ahí serian solo unas pocas calles las que tendría que caminar para llegar.
Recuerdo que me comentó algo sobre el hijo de una amiga, el cual tomaba el mismo transporte aunque iba a otra preparatoria, un poco mas lejos que la mía, que seguramente me lo cruzaría y que le pidiese ayuda si me desorientaba.
Sawamura era su apellido, conozco a su madre, pero no soy consciente de quien o como es físicamente, así que lo tenia descartado totalmente.
Salí de casa preparada, repasando unas 5 veces si llevaba todo lo necesario, no debía de esforzarme mucho, la parada estaba a tan solo una calle de casa, así que en cuanto llegue, tomé asiento en el lugar vacío y tome un solo lado del auricular para poder seguir teniendo un oído a lo que pasara fuera de la música.
Era una mañana pacífica, con un clima cálido aunque no abandonaba ese deje de tristeza, probablemente era responsabilidad mía, y es que a pesar de ser yo quien decidió cambiarse de instituto, aun tenia un apego que no quera admitir por mi otro colegio.
Y es que había estado ahí la mayor parte de mí vida, como no sentir nostalgia por aquel lugar.
Pero debía irme, ya no me sentía cómoda ni conforme con ese ambiente tan competitivo y altanero que reinaba en cada pasillo, no era mi lugar y algún día debía de entenderlo.
Mientras vagaba en recuerdos tontos y banales, un joven con ropa de instituto se sentó a mi lado, de reojo se veía más grande que un adolescente promedio, su pelo estaba atado a una linda coleta y su barba estaba levemente crecía, tenia un aura de amabilidad que no hacia juego con su apariencia, como si fuera la persona mas brutalmente sensible, y eso captó todo mi interés.
La parada estaba prácticamente vacía, seguramente porque el horario de entrada del instituto era mas tarde, pero ella debía entregar papeles de su inscripción aun, así que debía dar presencia antes, lo que no entendía era, porque aquel joven estaba ahí, si aún faltaba mucho para la entrada, ¿será que estaba en su misma situación? No, era poco probable que de la casualidad de que también se este cambiando ya pasado el primer semestre.
-Disculpa- oí levemente a mi lado- m-me estas incomodando con tu mirada-
Rayos, no me había dado cuenta de aquello, suelo tener la mala costumbre de mirar mucho a la gente.
-Lo lamento, no me percaté- respondí, desviando tranquilamente mi mirada al frente, para no seguir incomodando.
-No es nada- Contesto, y tan solo me limite a sonreírle para seguir con lo mio.
Pasaron unos minutos en los que ninguno dijo mas, al final solo éramos desconocidos y yo una chusma que no paraba de observar gente, a lo que casualmente al lado contrario de donde había venido yo, un joven de altura parecida al que tenia al lado, con el mismo uniforme, caminaba con mano en alto hacia nosotros.
El barbudo aun lado mio también levanto la mano, así que supuse que serian conocidos, por lo tanto volví a desviar mi mirada al móvil en mi mano para no repetir la situación pasada.
Al segundo y como si aquel joven moreno de pelo corto fuese adivino, llego el transporte, casi diría que a su merced.
Ellos estaban mas cerca de la puerta, así que me quede atrás esperando a que suban primero, el moreno me miro un instante y soltó una leve sonrisa.
-Sube primero- dijo, con una cordialidad casi sacada de cuento, pensé en negarme, pero no cualquiera se anima a ese gesto como para ser yo la cruel persona que se lo rechacé.
-Gracias- respondí, con un leve tono de voz, para proseguir a subir y sentarme en los asientos del fondo.
En cuanto lo hice, estuve a punto de viciar con un tonto juego de móvil, pero el saludo chillón de una chica llamo mi atención.
-¡Sawamura-san!- inmediatamente levanté la mirada, encontrándome con el moreno de cortos cabellos que hace segundo me había dejado subir primero, con la mano en alto, correspondiendo al saludo.
Con que el es el hijo de tu amiga, mamá.

El bus arranco su recorrido y yo preferí dejar de mirarlo, mas por dignidad propia que por incomodarlo a el, el paisaje a un lado mio era totalmente hermoso, casi había olvidado aquella mezcla entre ciudad y campo que poseía, como si por zonas cambiase radicalmente y sin avisar, definitivamente amaba el lugar donde vivía.
Reconocí el lugar donde debía bajar, tuve que apresurarme a hacerlo antes de que las puertas cierren, por poco y terminaba mas lejos de donde tendría que estar.
Las tres cuadras que debía caminar fueron mas cortas de lo que esperaba, definitivamente no habían servido para calmar mis nervios, nunca me había gustado ser la nueva, mucho menos entrando a mitad de curso, donde llamaba totalmente la atención, pero no había vuelta atrás.
Aunque mi corazón lata tan fuerte que asusta, o aunque quiera correr los 20 minutos de vuelta a casa, a pesar de no ser alguien de actividad física.
Las puertas del instituto frente a mi, me parecieron hermosas, quizás por la combinación de colores o por el aire tan fresco y natural que le daba un toque tranquilizador, definitivamente la preparatoria dateko me había capturado totalmente, como un amor a primera vista.
Faltaba media hora para el inició de las clases, quizás incluso un poco mas, así que tenía tiempo de encontrar mi salón sin tanto problema, aunque primero debía ir a dirección a buscar los comprobantes.
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Saliendo del despacho luego de haberme perdido mínimo unas 3 veces, salí con un papel en busca de mí edificio. "segundo año, clase 4° edificio 3, segundo piso"
No era tan difícil, estaba en el primer edificio, solo debía moverme dos mas al fondo, cosa que me fascinaba, dos edificios mas lejos implicaba mas aislada del centro de la gente y en un ambiente mas al aire libre.
Tenia 15 minutos para llegar, por lo tanto primero pase a comprar unas galletas para luego ir a clase, me habían dicho que no era necesario presentarme si no quería, que tan solo entrara a lo ultimo y ubicara un lugar, luego me preguntarían los profesores un par de cosas con respecto a las materias.
Cuando llegue tan solo habían 4 personas dentro, en la teoría debía esperar a todos, pero pensaba quedarme parada como estúpida, elegiría el lugar que mas me gustara y si ya tenia dueño pues a algún acuerdo llegaríamos.
Tome la silla mas pegada a las ventanas y totalmente alejada de la puerta, en la parte trasera del salón, cosa de que menos gente se percatase de mí, los pocos alumnos que estaban ahí me miraron seriamente, o el lugar tenia dueño, o me miraban por nueva, ambas eran viables.
Una joven, de un lindo pelo morado y corto se paro en la puerta mirándome fijamente, se acercó sin dejar de mirar ni un segundo mi lugar, cuando estuvo parada a mi me hablo con total tranquilidad.
-Ese es mi lugar, el de adelante está vacío, puedes sentarte ahí si quieres, si no tendrás que conformarte con los asientos de primera fila- no me hablaba de mala forma, pero tampoco fingía ser simpática conmigo, quizás y hasta me agraden mis compañeros.
-Claro, lo lamento- Tome mis cosas y cambie de asiento.
Ella se sentó y me quedo mirando unos segundos, luego comenzó a reírse levemente.
-Creí que la nueva se presentaría ante todos, como típica chica simpática-
-¿Sabían que vendría?-
-Claro, suelen avisar esas cosas, el típico "trátenla bien, es nueva"-
-Ya, como si fuesen palabras mágicas para que todos me quieran- reí.
-Claro- Mientras revisaba su celular, casualmente, terminando nuestra conversación.
Volví a mirar al frente esperando sobrevivir a unas clases que desconocía, y es que no solo cambie radicalmente de instituto, incluso lo hice de orientación ¿quien me enseñaría psicología? Vaya tu a saber.
El lugar estaba repleto de gente, eramos al menos unos 30 y solo quedaban dos lugares vacíos, los de primera fila.
A mi lado había un chico castaño y delante mía uno azabache, ambos parecían tranquilos, por ende asumía que seria un año tranquilo.
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Eran las 3:30 cuando pude salir finalmente de ese lugar, el ambiente podía ser hermoso, pero lo tedioso de las clases nadie podía evitarlo, ni siquiera la mejor escuela del mundo.
Volví a la parada, asumiendo que ese seria mi recorrido habitual, por el resto de mi vida, bueno, mi vida de preparatoria al menos.
En la parada de bus, esperando junto a mi, estaba el castaño de mi clase, quizás esta sea una buena escusa para entablar una amistad y no ser una antisocial.
Aunque eso solo funcionaria si el me habla primero, porque yo no pensaba hacerlo.
Reí en voz alta ante mis propios pensamientos, y el joven a mi lado me quedo mirando.
Bueno, tal vez si sea yo quien mueva la primera ficha.
-Lo lamento-dije- solo recordé algo-.



𝒮𝒾𝓁𝑒𝓃𝒸𝒾𝑜.  [Haikyuu]Where stories live. Discover now