Capítulo 27 «Félix no es un aliado»

2.7K 192 85
                                    

En el mundo muchas personas creen el destino, otros en las casualidades, la suerte, Dios. Yo me considero una persona crédula. Creo en amor, en el cielo, en lo sobrenatural, en que todo está escrito desde el inicio. Pero sobre todo creo en que las cosas pasan por una razón. Tal vez la razón por la que Marinette llegó a nuestra familia fue para darnos más alegría a todos o para unirla a mí. No lo sabía ¿Pero qué importan las razones si eso te hace feliz?

Estacionando el auto en el garaje de la mansión me di cuenta de que nada importa cuando vez la sonrisa imborrable de los labios de aquella persona que te alegra los días a ti con su sola existencia.

Bajamos y el interior de la mansión todo estaba en silencio. Sólo eran las diez con veinte minutos pero aquí la mayoría de las veces dormían temprano. Más mi padre que se levantaba temprano y trabajaba todo el día, se estresaba rápidamente o le daba jaqueca sino descansaba lo suficiente.

Subimos a nuestras habitaciones pero cuando fuimos a abrir la puerta de mi cuarto...

—¿De donde vienen y por qué llegaron tarde? — Preguntó Félix con los brazos cruzados como un padre enojado.

Marinette y yo nos miramos sin saber qué decir.

—¿No van a hablar? Bueno, entonces papá los hará hablar. —Nos hizo a un lado con su brazo extendido llegando al pasillo.—Les aseguro que estará muy enojado cuando se entere que llegaron tarde. Ya me cansé de ser el que les cubra las espaldas y de saber que me guardan secretos aún sabiendo qie soy su hermano. —Gruñó enojado.

—¡Espera Félix, te lo contaremos todo! — Gritó Marinette. Le miré con el ceño fruncido ¿De verdad quiere contarle todo a Félix o es sólo una de nuestras tantas mentiras.

—¿Le contaremos todo, TODO? — Recalqué la ultima palabra.

Asintió segura. —Sí, Félix nos a demostrado lealtad y confianza. Además, dijiste que mañana mismo hablaríamos con Papá sobre eso ¿O no es así?

—Esta bieeen. — Alargue las palabras rendido. Después de todo tenía razón. Ahora no habría escapatoria y de verdad debería hablar con mi padre sobre este asunto.

La cosa se pondría fea, porque no es como en esas situaciones en las que un chico conocería a su suegro en persona por primera vez, donde no sabía si el hombre era agradable, amable, o todo lo contrario. No, esta vez creo que a mí me tocaba todo lo peor y en una situación rara, porque en éste caso el suegro es mi propio padre. Y yo sí que conozco a Gabriel Agreste. Estoy temerosamente seguro que me gritará, golpeara como nunca a hecho, y acusará de acosador o peor: de abusador pervertido o algo parecido.

Entramos a mi habitación cerrando la puerta a nuestras espadas. Marinette y yo nos sentamos en mi cama y Félix en un asiento giratorio algo alejado de nosotros.

—Ahora quiero que sean sinceros conmigo y me digan la verdad sin ocultar nada.

—De acuerdo. —Acepté yo.— Pero tú prometerás guardar silencio y no delatarnos ni juzgarnos por lo que vas a oír. Que tal vez te parezca algo sucio o fuera de lugar.

Acatamos cada uno a las condiciones de su contrario y Marinette y yo le explicamos lo que hace mucho sucedía entre nosotros. De cómo nos sentíamos con el otro. Las veces que la impotencia nos ganó y tuvimos que ceder al miedo a ser juzgados, a defraudar a papá y a él mismo. Que no queríamos que nos odiasen por destruir lo que tanto con había costado conseguir con nuestra familia. Nuestras razones para ocultar ante él estuvieron claras y más que claro: que nos amabamos tanto como para arriesgarnos a salir delante de todo  el mundo sin ningún miedo al que dirán.

❇HERMANOS AGRESTE❇ []ADRINETTE[] MLA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora