Capítulo 4 «Salida»

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La mansión Agreste...

Al principio me pareció todo extraño y nuevo. Sin embargo, luego se me hizo todo muy familiar y de mucho apego.

Papá Gabriel se había esforzado mucho para que yo perteneciera a su familia. Lo había visto muchas veces en la casa hogar discutiendo con la dueña y encargada del lugar.

También me enviaba obsequios con palabras prometiendo que me sacaría de allí, que me daría una familia con la cual podría jugar y reír todo el día bajo su cuidado.

Promesas que creí que eran mentira pues muchas personas venían con la intención de amar a un niño y llevárselo a su hogar, pero después de unos meses dejaban de venir a visitar, o incluso aveces se llevaban niños y luego de un mes volvían a aparecer con el niño de regreso.

Era realmente triste el rostro del niño al volver. Sentías tu corazón romperse al tan solo verlo y saber por lo que pudo haber pasado o que a ti también podría pasarte lo mismo: llenarte de ilusiones y esperanza, para luego darte cuenta de que todas son promesas vacías sin ningún punto de salida.

Por eso me vi obligada a resignarme y a soñar con aquellos momentos en los que yo era feliz, todos esos recuerdos que creí jamás serían terminables. Pensando en toda esa felicidad y amor que murió fatídicamente en ese barco.

Aveces en la oscuridad de esa gran habitación llena de camas y niños destrozados, llegaba a pensar y a preguntarme:

¿Por qué acabó?

¿Por qué mis padres?

¿Por qué a mi?

Solía pensar que tal vez, en otra vida yo había sido muy rebelde y por ello debía culmplir ahora mi castigo o que quizá había una entidad sobrenatural que me odiaba y quería verme mal.

O eso pensaba en mi triste soledad hasta que el hombre rubio y alto me estaba esperando en la puerta de la oficina de la dueña gruñona. No hizo falta que me contara lo que había hecho. Lo vi en sus ojos, lo vi en su sonrisa: ése hombre me había rescatado.

Me daría una familia, me uniría a su familia.

Recuerdo haber salido corriendo a sus brazos y unirnos en un hermoso abrazó que me encogió el corazón, recuerdo como caían nuestras lágrimas al mirarnos a los ojos y saber que al ahora teníamos una salida.

Él parecía haber quitado un enorme peso sobre sus hombros y haberla reemplazado por felicidad, y yo sentía que había encontrado una salida y...

Miles de venditas para mi roto corazón.

La dueña gruñona a regañadientes le hizo firmar ni sé que cosas y me hizo salir en contra de mi voluntad afuera de la oficina. Los escuché gritarse un poco y eso me dio algo de miedo, no obstante papá Gabriel salió con una sonrisa llena de satisfacción y orgullo para luego mirarme con cariño e ilusión.

Me tomó de la mano y juntos salimos del edificio enorme y gris para subir a un lujoso auto negro.

Estaba lista para comenzar una nueva vida , lista para conocer al que después creí: el amor de mi vida.

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Continuará...

Apareció la Marinette contando un poquis de lo que fue su pasado.

El próximo... será para mañana.

❇HERMANOS AGRESTE❇ []ADRINETTE[] MLA Where stories live. Discover now