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Desmond es el líder de los caballeros pues esté poseía mejores habilidades que sus compañeros no, es el mejor por su habilidad en combate.

Él suele recorrer los lugares por donde pueda ver a la princesa si es que está en el palacio, cuando no la encuentran él sabe donde buscar pues la princesa a sido muy apegada a él.

Por alguna razón sentía algo diferente cuando estaba con ella, lo sintió el día que la vio dormir y no pudo controlar sus pensamientos, pero no sabía de que se trataba pues nunca había sentido tal cosa.

Estaba haciendo su rutina diaria cuando a lo lejos vio a sus compañeros hablar con la princesa, pero en ese momento se sintió molesto y eso hizo que se acercara a ellos.

-Desmond ¿donde has estado?- dice el rubio de ojos verdes- haciendo mi rutina Connor.

-Bien yo los dejo convivir chicos- dijo adelaide incomoda por la presencia de Desmond, no sabía como actuar y eso la mataba- ¿por qué? Apenas llegué y ya hulles- a Desmond le encantaba burlarse de Adelaide.- claro es que eres un pesado- dijo sacando su lengua como si de una niña chiquita se tratase.

- oh vamos Adelaide quedate con nosotros, ya casi no convives con nosotros- haciendo puchero Uriel el pelinegro logro que se quedara.

-Eso es injusto, saben que detesto que me sobornen- dijo divertida- Heros ayudame- pidió al castaño de ojos almendrados pero este le dio una sonrisa tétrica- yo traigo los chocolates para el soborno.

Adelaide disfrutaba esos momentos y jamás quería perder a sus únicos amigos que la ayudaron cuando más los necesitó.

Pero no toleraba que Desmond estuviera mucho en el palacio ya que siempre se acercaba a él, "Sol", una de las sirvientas del palacio y cada vez que hablaban Adelaide no lo toleraba y se encerraba cuatro horas en su habitación hasta que su enojó desapareciera.

Jamás había sentido rencor hacía nadie y eso la asustaba, no sabía que le pasaba y prefería no estar tanto tiempo con Desmond pero esta vez haría una excepción por sus amigos, ya que si él no está, no sería divertido.

Mientras conversaban Adelaide observó una sombra cerca de la barrera por lo que se extrañó, ya que nadie se atrevía siquiera a acercarse, la sombra hizo un gesto con su mano indicándole que quería que se acercará pero ella sabía bien que por ningún motivo debía pasar la barrera.

- ¿Ocurre algo?- pregunto Heros al ver el pánico en el rostro de Adelaide.

-¿Ustedes la vieron?- sentía pánico y le tenía miedo lo que veía.- ¿Qué cosa?- dijo observando a todas partes.

-Había una sombra ahí- dijo apuntando la barrera, Desmond la tomó por los hombros y hizo que la mirará.- escuchame, sea lo que sea que hayas visto afuera no puede entrar, estas segura aquí, ¿entiendes?- ella solo asintió repetidas veces y abrazo a Desmond para tranquilizarse.

Desmond la llevó a su habitación y se quedo para tranquilizarla, bromearon y comieron golosinas, hasta que Adelaide ya no sentía miedo sino que se sentía a salvo con Desmond, ambos se acostaron y Adelaide fue la primera en quedarse dormida, Desmond había descubierto que le gustaba verla dormir, tan relajante que siempre quería estar así con ella, con esos pensamientos quedo sumido en un sueño a lado de la mujer que despertaba cosas extrañas en su interior.

Debajo de un árbol de espinas, me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora