|Capítulo 34|

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—¿Qué has dicho?—Preguntó. No sabía realmente lo que sus ojos decían. Zayn luego de mucho tiempo había entrado en un compromiso con alguien, no podía esperar que me dijera que me amaba, tan pronto no.
—Yo... Amm… Olvídalo solo…
—No, has dicho… tú…—Lucía nervioso, cuando la que debería estar nerviosa debería ser yo. Miró hacia al lado y luego volvió a mirarme. Se mordió el labio inferior—. Dijiste que me amabas…
—Lo siento yo no…
—Dilo de nuevo—Murmuró mientras besaba mi cuello. Mi cara de confusión era espantosa.
—¿Qué?
—Que lo digas de nuevo, di que me amas.

Tragué saliva, ¿se estaba él burlando?

—Te amo—Dije, sin que me interesara si se estaba burlando. No esperaba un te amo de regreso, pero tenía que dejarle claro lo que sentía por él.
—De nuevo—Dijo y procedió a besar mis labios.
—Te amo—Obedecí. Zayn sonrió sobre mis labios.
—Última vez…
—Te amo, Zayn.
—Yo también te amo, preciosa—Me susurró al oído. Una sensación tan extraña como placentera me llenó el cuerpo, de pies a cabeza, una sensación que jamás había sentido en mi vida. Tan nueva, tan única; una sonrisa se curvó en mi rostro ante sus palabras, ¿me amaba? ¿En serio lo hacía?

Me besó de nuevo y me obligó a levantarme para deshacerse de mi blusa, Lo mismo hizo con los shorts que llevaba puestos y se sacó los pantalones luego de patear sus zapatos. Se acercó a besarme nuevamente, nuestras bocas no buscaban descanso alguno; acarició suavemente el interior de mi muslo y gemí sin poder evitarlo, ¿cómo lograba eso con una caricia tan simple?

Depositó suaves besos por mi cuello, luego por el escote de mi brasier, y por último en mi vientre para luego regresar a mis labios.

Sin deshacer el beso, llevó sus manos hasta el broche de mi brasier. Me reí cuando él soltó un gruñido ya que no podía desabrocharlo.

—No es gracioso—Bufó.
—Lo es—Dije yo en cambio.

Cuando todas las prendas ya habían dejado de hacer acto de presencia en nuestros cuerpos, nos convertimos en uno de nuevo, y se sintió tan bien, justo como la primera vez. La mejor parte fue cuando Zayn cayó rendido sobre mí y me susurró al oído que me amaba.

—¡Zayn!

Los gritos de la pequeña Safaa llamando a su hermano mayor nos despertaron como una hora después, Zayn volvió a quejarse del dolor de cabeza. Se iba a levantar pero yo lo detuve.

—Deja, yo voy—Le dije y besé su mejilla. Él sonrió en agradecimiento. Cogió su playera y me la puse, ya que mi short y mi blusa estaban esparcidas por toda la pieza, y sinceramente no tenía ganas de jugar a la búsqueda del tesoro.

Fui a mi habitación y saqué unas braguitas para ponérmelas, y ya que la playera de Zayn me cubría, no me puse pantalón, además no había nadie en la casa que fuera a verme a parte de Zayn y sus hermanos, y no tenía que preocuparme por ninguno. Safaa llamó de nuevo a Zayn y yo entré a su pieza.

—¿Qué pasa, dulce?—Le pregunté.
—Perrie, tengo hambre.
—Voy a prepararte la cena, cariño. Te la traeré a tu habitación cuando la tenga lista—Le dije y miré a Waliyha—. ¿Tú también quieres cena, encanto?

Ella asintió tímidamente con la cabeza. Yo les di una sonrisa y bajé a prepararles la cena.

Les hice dos vasos de leche y tostadas con mantequillas, ya que eran fáciles de hacer y eran las favoritas tanto como de Zayn, Safaa y Waliyha

—¿Perrie?

Me petrifiqué al escuchar la voz de mi madre desde el umbral de la puerta. Me miró de arriba abajo: no me veía hace varios días y lo primero que iba a hacer sería un interrogatorio del porqué llevaba la playera de un chico, en vez de saludar.

—Mamá…
—¿Qué es lo que se supone haces vestida así?—Soltó, enojada. Era increíble lo terrible que era mi mamá: siempre olvidaba que yo tenía 19 años y que legalmente no tendría que responderle.
—¿Qué iba a hacer?—Pregunté en cambio.
—No te hagas la tonta, jovencita. No estás en tu casa, bien tengo que recordarte que aquí vive Zayn y aunque él no esté en este momento, podría entrar en cualquier momento por esa puerta y verte… así… porque supongo que él no está, ¿no?
—Amm… no… él no…no está.
—¿De quién es la playera?—Preguntó cruzándose de brazos, seria.
—Mi… mía—Balbuceé.
—¿Tuya?—Rio sarcásticamente—.No me mientas, Perrie.
—Es de…
—¿De un chico, no?—Preguntó, ahora furiosa—. Andas por ahí actuando como una fulana...
—¡Mamá!-Exclamé—. Creo que está de más recordarte que tengo 19 años y que no tienes absoluto control sobre mí ni con quien decido estar, así que pueden, tú y tus estúpidos retos irse a otra parte.
—No me faltes el respeto…
—¡Entonces no me lo faltes tampoco a mí!-Dije—. Ahora, puedes retirarte, aquí hay niños pequeños que no tienen por qué andarte soportando. 
—Cuando tu padre se entere…
—Cuando mi padre se entere nada. Se mandan a cambiar, ambos, durante días. Apenas los veo como… una vez a la semana y a veces en dos, y lo primero que haces cuando vuelves es regañarme como si fuera una niña.
—Solo intento cuidarte, Perrie.
—Pues no lo hagas más—Ella me miró fría, como siempre solía hacerlo. Amaba a mis padres pero eran un caso perdido, el trabajo de abogados los había puesto de piedra, cosa en la que cuando terminara mi carrera de leyes no me convertiría.
—Cuando vuelvas a casa hablaremos seriamente—Fue lo último que dijo y salió de la casa. Ahogué un grito de frustración y me metí a la cocina a buscar la cena. Se las llevé a los chicos en bandeja y luego volví a la habitación de Zayn.
—Escuché gritar a tu madre, ¿cierto? Porque si no es así entonces de verdad juro no tomar nunca más.
—Sí, era mi madre—Bufé y me acosté en la cama.
—¿Problemas de nuevo?
—Sí, ya la conoces. Ha entrado y ha comenzado a regañarme porque solo llevaba tu playera puesta.
—Pues yo creo que te ves jodidamente fabulosa.
—¿Por qué no se lo dices a ella?—Gruñí.
—Porque pediría una orden de alejamiento para que esté al menos 100 metros de distancia de su hija.
—No entiendo… ¿por qué mierda me trata como una niña? Tengo 19, perdió su derecho sobre mí hace dos años, y siempre se sale con “mientras vivas bajo mi techo tendrás que acatar mis reglas”—Zayn se rio probablemente por el tono estúpido que había usado al imitar a mi madre.
—Hay una forma de solucionar eso.
—¿Cuál?
—Pues… no creo que te guste la idea.
—Podemos… vivir juntos en el apartamento que tengo cerca de la universidad.

Yo lo miré sin poder creer lo que me decía. El apartamento se lo habían comprado sus padres en luego de enterarse de que había tenido sobresaliente en el examen de ingreso a la universidad. Había escuchado a Tricia hablar de eso con mi madre. Zayn estuvo viviendo unos meses ahí, y ya que Yaser y Tricia le habían prohibido trabajar mientras estudiaba, Zayn decidió volver a casa de sus padres para no provocar gastos innecesarios como la luz o el agua a sus padres, aunque mi teoría era que él había sido demasiado holgazán como para vivir solo.

—¿Me estás tomando el pelo?
—¿Por qué lo haría?
—¿Sabes cuánto he soñado con mudarme de la casa de mis padres?—Él negó con la cabeza, divertido—. ¡Muchas veces! Pero mi madre me dejó en claro que si quería mudarme ella no acataría absolutamente ningún gasto en la compra, y no tengo tiempo para trabajar y estudiar, no con la universidad.
—Entonces…
—Zayn, no sé—Me mordí el labio inferior—. ¿Qué van a decir tus padres si nos vamos a vivir juntos?
—Qué no dirían. Se volverían completamente locos de felicidad—Dijo y se rio—. Creen que eres perfecta, y para ellos que una chica como tú estuviera conmigo sería un milagro caído del cielo.
—¿Crees eso?—Pregunté riendo.
—No lo creo, lo sé.
—¿Y qué hay de mis padres? Querrían matarme, y que conozcan a los Malik desde hace 12 años no va a cambiar su opinión sobre ti, que por cierto es la opinión de todos los que te conocen.
—¿Qué opinión?
—Que eres un mujeriego.
—Bueno, por tu culpa perdí esa facultad así que no tendrían nada de qué preocuparse.
—¿Es lindo el departamento?—Pregunté mordiéndome el labio inferior.
—Bastante—Respondió con una sonrisa.

Me mordí el labio inferior nerviosa, pensando en cómo sería vivir con Zayn, ambos, solos, sin padres molestosos ni niños interrumpiendo. Solo nosotros dos.

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1, 2, 3 DRINK...I'M GONNA SWIM FROM THE CHANDELIER!!!!!

The Babysitter » zerrie.Where stories live. Discover now