Capítulo 07: Preparativos con un susto irremediable

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Les daba miedo su presencia y agradecieron que sea su último año y que haya sido la primera vez que lo vieron tan de cerca. Incluso su olor se tatuó en su memoria, perdurando cierto tiempo. Sabrá quién cuánto.

Avanzaron hasta la entrada, encontrado a Matthew en el preciso momento en el que corta la llamada.

—Su profesor me acaba de confirmar que está con ella —Guardó su celular en el bolsillo de su pantalón. Su rostro preocupado se relajó, al igual que el de sus amigos.

—Te lo dije, no hay nada de qué preocuparse —Tae se apresuró hablar. Sonrió, sincero como siempre—. Vayamos.

Al cabo de un rato ya se encontraban cerca del salón de fiesta que alquilaron especialmente para JiWoo, en sí por su cumpleaños. La caminata habría sido incómoda de no ser por los chicos que, aún después del pequeño susto que llevaron, no dejaron de mostrar su lado más travieso y cómico de sí mismos. Quizá por ello se querían tanto entre sí y los hacían incapaces separarse.

A pesar de las diferencias existentes se complementan a la perfección, llenando aquellos espacios vacíos de sí mismos, aportando lo que le hace falta a uno entre ellos. Como una amistad debe ser, bonita, sincera.

—Espero que Tae sepa guardar el secreto —masculló SoMin. El mencionado giró su rostro para verla, seria, sin una pizca de diversión en su semblante. Habló en serio, no lo dudó.

—¿Por qué desconfías tanto de mí? Puedo hacerlo —levantó de puro impulso la ceja, demostrando lo mucho que le afectó el comentario—. Parece que no me quieres ni un poco.

Matthew rió y luego intentó abrir la boca para interrumpir, pero SoMin se le adelantó.

—¿Y quién te dijo que lo hice alguna vez? —Su expresión era fría como el hielo, capaz de quemar hasta los huesos. Tenía los ojos abiertos hasta más no poder, con las cejas alzadas y las comisuras levantadas levemente. Fue allí cuando dudó hasta su nombre, no supo si era una broma o no, pero sólo su expresión le causaría una pesadilla de por vida, una donde ella lo busca para asesinarlo.

Un hombre de avanzada edad se acercó a los jóvenes, a paso lento y con una mano siendo ocupada por una gran cantidad de llaves sonando sin parar. Se saludaron entre sí, dejando una pequeña discusión detrás. Sin embargo, Matthew se hizo a un lado para reír, porque sabía que era una broma. Ella le había dado un codazo como señal.

Luego de un pequeño recorrido adjunto a una breve explicación por parte del encargado del local, se despidieron del señor que se fue sin muchos ánimos.

—El sitio es muy bonito. ¿Qué haremos?

SoMin se acomodó sentándose en el suelo, sin otra alternativa. Miró hacia arriba, observando los semblantes confundidos de los chicos.

—Ya tenemos todo, pero debemos decorar y definir cómo se va a dividir todo. ¿Cómo lo haremos? —SoMin sacó su celular, esperando alguna reacción de los chicos.

—¿Qué tal si hacemos algo con temática neón? —propuso Matt sentándose frente a SoMin, seguido Tae a su lado.

—Ya lo hicieron sus padres para sus quince años —recordó Tae—. ¿Y si sólo hacemos una reunión simple?

—Tae, ¿estás bien? Es muy raro escucharte decir eso —atacó la castaña—. Y no se puede, si fuese por nosotros nos iríamos a una discoteca, pero su madre vendrá a Corea solo por su cumpleaños y me pidieron que hiciéramos algo para pasarla en familia. Algo grande, como debería ser.

Entonces ambos comprendieron.

—¿Qué le gusta? —La pregunta pareció ofender a SoMin y Tae—. No me miren con esa cara. Lo que propongo es hacer una lista con todo lo que le gusta y poder sacar una buena temática. Igual podemos hacerlo como una discoteca, pero lujosa.

—Oye, Matt. Estas echando chispas, ¿eh? Ambas ideas están buenas. ¿Será que me quieres quitar el puesto del galán inteligente? —bromeó.

—Le envié la dirección al DJ, al chef y al decorador. Definamos qué queremos para ella y así hablar eso apenas llegue el decorador. Dijo que viene en camino. Recuerden que es este fin de semana. Su cumpleaños es el miércoles —anunció SoMin.

En menos de una hora ya estaban explicando todo lo que querían. SoMin encabezó la reunión, dándole indicaciones al hombre de mediana estatura, quien prestaba atención a cada palabra de la joven uniformada. Desde los colores hasta la posición de cada cosa, con las mesas bien distribuidas para darle paso a una gran pista de baile que sería bien iluminado por los focos que el mismo hombre pondría como parte del contrato.

—¿Algo más, señorita?

—¿Será que se puede dejar un espacio para un bar? Acaba de contactar a alguien.

El hombre asintió. Sacó su celular, preparado para iniciar con los preparativos. Dio una cabezada más para retirarse.
SoMin se dio media vuelta. El salón solo, vacío, con ella en medio de este.

—Malditos bastardos.

Tomó su mochila, lista para retirarse, dejando todo en manos de aquel hombre. Rezó para que todo saliera como quería.

Al salir del lugar sintió como el frío de aquella noche le erizó la piel de pies a cabeza. No se había percatado de la hora ni la época, sin prepararse para el golpe de aire helado que tendría. Tiritó por el frío, agradeciendo que en esta ocasión no se le olvidó tomar su abrigo escolar.

Comenzó a caminar hasta su casa, sin ganas de molestar al chófer estando tan cerca. No había terminado de caminar una cuadra cuando, tras ella, sonó una corneta de auto. Se asustó, tanto que apresuró su paso. Esperaba de todo, menos que SooBong apareciera tras ella. Rezó como nunca antes.

—¡Jeon SoMin! —escuchó una voz conocida tras ellas. Dudó, pero finalmente se giró encontrándose a Tae en el auto de su hermano.

Soltó todo el oxígeno contenido en sus pulmones, relajada.

—¡Idiota! Me has asustado. ¿Qué sucede contigo? —Se puso a la altura de la ventana del auto, percatando una sonrisa semi-escondida de su amigo.

—Entra.

Aprovechó que su vista se desvió al frente para dejar plasmar en su rostro una sonrisa divertida y disimulada.

Se acomodó dentro del auto y cuando terminó Tae avanzó, tomando una dirección totalmente opuesta a la casa de SoMin.

—¿A dónde vamos?

—Quiero ir a comer ramen contigo, ¿me permites?

SoMin asintió, agradecida por el hambre que tenía.

—¿Y Matt? —preguntó al cabo de un rato.

—Me pidió que lo acompañara hasta la parada de autobuses. Aproveché para ir a buscar el auto y venir a buscarte. ¿Creíste que iba a dejar que te fueras a casa con hambre, frío, sola y caminando? —No desvió ni un poco su mirada de la carretera—. Podremos tener nuestras diferencias, pero no significa que sea capaz de permitir eso.

SoMin bufó divertida.

—Eres un idiota, ¿lo sabías?

Por ella lo era, siempre. 

4TOXIC ✧ KARD FanficWhere stories live. Discover now