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Me preguntaba diariamente si recordabas todas esas cosas que nos habíamos prometido.

Obtenía un profundo silencio como respuesta.

Faltaban tantas cosas por cumplir, nunca se me había ocurrido que sucedería aquel tipo de acontecimientos inesperados.

Luego de que te marchaste existieron tantas lluvias, esperaban ansiosas a que tú estés allí para apreciarlas como si de diamantes cayendo del cielo se trataran.

Era triste ver todas esas gotas resbalándose por el enorme ventanal que me ofrecía las mejores vistas al jardín, una de estas era de cuando te veía jugar en medio de la lluvia mientras te empapabas de pies a cabeza; estabas feliz de que al menos así tus rosas se regarían porque casi siempre olvidabas regarlas.

Y cada que llovía, te recordaba.

«si yo muero antes que tú no quiero que estés triste, y si me extrañas, recuerda que yo te acariciaré con cada gota de lluvia que caiga del cielo, entonces así sabrás que yo me encuentro bien donde sea que esté.»

¿Estabas feliz, Ana Paula?, ¿te encontrabas bien allí donde sea que habías ido?

No sabes cuánto te necesitaba; porque a tu lado la vida era feliz, contigo lo tenía todo así tuviera los bolsillos vacíos, me hiciste disfrutar de los pequeños detalles de la vida pero yo te necesitaba en la mía.

Te habías llevado una parte parte de mí, y no sabes cuánto necesitaba estar completo nuevamente.

En medio de la lluvia (2)Where stories live. Discover now