26: Probar de ti

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—Me gustas mucho. Y desde que te comencé a tratar, ese se volvió uno de mis planes y metas— removí el mechón de cabello que cubría su rostro, y lo llevé por detrás de su oreja—. Ahora entiendo lo que sentía mi papá cuando estaba con mi mamá. Siempre me pregunté, ¿qué se siente al estar enamorado? Esa respuesta la obtuve luego de conocerte. Es como una calidez y hormigueo en el pecho, pero que también se apodera de mi estómago. Siento que puedo contra todo, solo con tenerte cerca y ver tu linda sonrisa. Es un sentimiento muy bonito, que no creí conocer algún día, y ya ves que tú me lo has hecho experimentar desde el primer momento en que te vi.

—¿Y qué pensaste cuando me viste?

—¡Dios mío! — sonreí al recordar ese momento —. Te consideré la mujer más hermosa que alguna vez haya visto. Tu encanto, tu hermoso rostro, tus perfectas curvas, tu sonrisa, todo de ti me hipnotizó y me hechizó por completo. Ese día estaba perdido en tu cuerpo, en tus sensuales movimientos, en esa mirada tan penetrante y coqueta que me estabas dedicando. Jamás había visto a alguien tan única, especial y tan bella como tú. Desde ese momento deseé conocerte, verte de nuevo, y definitivamente buscarte fue la mejor decisión que tomé. Si supieras que no me atrevía ni siquiera escribirte. Pasé mucho tiempo dudando si debía o no hacerlo, con miedo a que pensaras mal de mí. Ese día que sucedió ese incómodo suceso, yo me sentí muy avergonzado. Nunca me había ocurrido eso antes y creí que acercarme a ti luego de eso, te haría pensar extraño de mí.

—Ese día te vi como un pervertido, pero no me equivoqué— la miré fijamente, y ella sonrió—. No es un pecado serlo, ¿sabías? Si fuera así, voy a arder en el infierno, porque te he demostrado tanto ese lado, que tengo miedo de que dejes de verme de la misma forma que ahora.

—Eso jamás cambiaría mi forma de verte.

—¿Aunque te provoque tanto y te haga hacer cosas indebidas?

—Me gusta como eres, para mí eres perfecta así.

—Tu eres quien me provoca y luego haces ver cómo que soy yo la mala. Mira nada más cómo me miras. ¿Sabes lo que me cuesta controlarme mientras estoy cerca de ti? Siento que ardo por dentro, Steven— su confesión aceleró mi corazón, y me calentó las mejillas—. Hace que quiera pervertirte y hacerte pecar conmigo. Eres muy bueno y yo demasiado mala— sus labios robaron los míos, y sentí su lengua buscando la mía.

Esa sensación fue muy placentera, al límite de escucharla tanto a ella, como a mí jadeando. Su beso era muy intenso y ardiente. Ya no sentía el frío del agua, el calor de nuestros cuerpos al encontrarse no lo permitía. Cada día es más difícil contener este deseo que siento de ella por dentro. Quiero sentirla, quiero amarla, quiero hacerla mía. Esas ganas me estaban carcomiendo por dentro, haciendo que fuera más difícil despegarme de sus dulces y adictivos labios.

Todo se descontroló en el momento que vi sus senos fuera del agua. No la había visto así antes, y la verdad es que se veían muy apetecibles. No pude esperar, tampoco tuve oportunidad de preguntarle si podía tocarlos y probarlos, solo fue por impulso del momento. Mi mano se aferró a su seno y ella soltó un suave quejido. Su reacción, fue el causante de que fuera directamente a lamerlo.

—Steven— gimió, mientras colocaba su mano por detrás de mí cuello.

Su pezón se endureció por mi lengua y eso me atrajo a observar su linda expresión en ese momento. Debe sentirse bien, como para que reaccionara así, ¿verdad?

Apreté el otro entre mi mano, pero son demasiado grandes para cubrirlos completamente con ella. Tiene unos senos muy lindos y grandes.

Traté de succionar su pezón y la escuché gemir más fuerte. Esa sensación que recorría mi lengua al tener contacto con su areola era sumamente increíble. Sentí su cuerpo temblando debajo del agua y sus piernas aferrarse alrededor de mi cuerpo. ¿Yo estoy ocasionando esto?

Tragué saliva al ver la expresión que tenía, sus ojos estaban entrecerrados y mordía sus labios lentamente. Esta faceta de ella también es muy sensual y erótica.

Mi mano instintivamente se colocó en su entrepierna y ella me miró sorprendida.

—¿Sabes lo que estás haciendo?

—Quiero tocarte y oírte como el otro día, Mónica.

—Bueno, entonces tócame.

—Pero quiero verte completamente desnuda.

—¿Estás seguro?

—Sí.

—Esa mirada me gusta— acarició mi mejilla, y sonrió—. Hay unas piedras más allá, así que vayamos a ese lugar— asentí con la cabeza, y ella me hizo nadar con ella.

Nos adentramos más y efectivamente había unas piedras, no tan altas. Ella se subió a una donde sus piernas caían dentro del agua y se quitó la ropa interior, dejándome ver el paraíso oculto que solo una vez había tocado, pero no había contemplado. Ese rosado me atrajo para mirarla más de cerca. Yo estaba dentro del agua, pero podía fácilmente estar entre sus piernas, ya que su cuerpo estaba en el borde.

Acerqué mis dedos a sus labios y los abrí con delicadeza. Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. ¿Mis dedos entraron aquí ese día? Ahora entiendo la razón por la cual se sentía tan ajustado. Es un agujero muy pequeño. Me pregunto, ¿cómo se sentirá al estar aquí dentro?

—Si la sigues mirando así se avergonzará— su risita traviesa me hizo sonreír.

—Es muy bonita.

—No digas esas cosas.

—¿Por qué? — con mis dedos hice lo mismo que ese día, el abrir y cerrar sus labios para poder apreciar cómo se veía de cerca.

—Steven— musitó con su voz entrecortada.

—Te ves húmeda. ¿Es por el agua o porque te estoy mirando?

—Ambas cosas, travieso.

—¿Qué se siente cuando te toco aquí? — rocé mi dedo entremedio de sus labios, y la oí jadear.

—No deberías torturarme así. Sé que he sido muy mala, pero esto es demasiado cruel de tu parte.

Mis dedos frotaron suavemente lo que debía ser su clítoris. Solo había visto uno cuando estudié en la escuela. Se endureció al sentir mi dedo y ella cerró los ojos. Pude notar que solo con eso, mis dos dedos se humedecieron. Ese brillo de su humedad estaba adueñándose de su parte baja. A decir verdad, se veía exquisita la vista. Algo dentro de mí tenía curiosidad de probar de ella.

—¿Me harás esperar más? — su pregunta me despertó del trance en que me encontraba.

—Quiero probar de ti, Mónica.

Perdido En Tus Curvas [✓] Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon