#58; Mi mal sueño

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Ikuko tuvo un mal sueño, no, un horrible sueño.

Estaba en una camilla del hospital, vestía una bata de hospital y no había nada más a su alrededor, la luz era tenue y el cuarto solitario. En su mano izquierda tenía un catete por donde entraba suero, la escena era familiar a cuando nació su primera hija.

Se levantó lentamente pues su cuerpo parecía haberse convertido en plomo, buscó con la mirada y acarició su mano con el catete, no encontró nada, pero podía escuchar algo.

El ruido provenía de afuera de la habitación, una voz era familiar y la otra no, con prisa se acercó a la ventana del cuarto para escuchar mejor y en su mejor decisión buscar una puerta, pero no estaba.

-¿A que es una hermosa niña?

-Si que lo es.

-Cabello como el sol y sus ojos serán azules, lo se. Dirás que aún no los abre, pero soy su madre y lo sé.

-No cabe duda que es su madre.

Ikuko miro con terror, esa era su recién nacida, su hija.
Golpeó el cristal con desesperación, pero aquellas mujeres parecían no oírla y seguir con su platica.

-¡Esa es mi hija! ¡Devuelvemela!

La mujer de largos cabellos plateados se alejo con la bebé en brazos con una sonrisa tenebrosa y la enfermera negó a las peticiones de Ikuko.

-Será mejor que te olvides de la niña, estará mejor con su verdadera madre.

-¿Su verdadera madre?, yo soy su verdadera madre y la única. La cargue en mi vientre y la amo, no pueden arrebatar me de esta manera a mi hija.

-Debe descansar, Ikuko-san.

La enfermera sin rostro golpeó el cristal, Ikuko siguió golpeando con fuerza y llorando, su sangre ardía hasta sentir ligeros golpes en su frente y despertó de aquella horrenda pesadilla.

Ikuko -miro con desconcierto a la mujer de largos cabellos plateados y sonrió destrozada-; Tú eres mi mal sueño.

Serenity -asintió, algo dentro seguía haciéndola sentir mal-; Lo siento, te veías muy alterada y quise interrumpir tu sueño.

Ikuko -Negó cubriendo sus ojos-; Mi mal sueño no terminará, no lo hará, tú robaste a mi hija.

Serenity -Mordió su labio y suspiro-; No la robe, ella desde un principio fue mía, tan solo fue la casualidad que tu la cuidarás por 18 años.

Ikuko -Dirigió su mano libre a su vientre-; Yo la sentí crecer dentro de mi, yo la cuide durante años, vi sus primeros pasos, le dije que estudiará y comiera bien.

¿Dónde estuviste tú?

Serenity -sintió un escalofrío recorrer su cuerpo-; Estuve muerta, pero también la cuide con mi bendición.

Ikuko -su voz se quebro-; Vete de aquí, eres un mal sueño....

Serenity intento calmar los sollozos crecientes de Ikuko, pero solo recibió rechazo hasta que decidió irse. Tal vez en otra oportunidad ambas hablarían.

Cualquier comentario, voto o sugerencia se agradece.

Atte; Rinni

Serena un despetar y un nuevo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora