Prólogo

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En una colina en las afueras de la Aldea Pingüino, se encontraba sentada abrazando sus rodillas, una niña robot de cabello morado y anteojos, contemplando el atardecer en su aldea.  Aunque generalmente ella siempre había sido una niña alegre la expresión en su rostro irradiaba tristeza en esta ocasión, pues los sucesos ocurridos ese día habían conseguido quitarle el animo.

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En el día de ayer en la mañana.

Era un día como cualquier otro en la Aldea Pingüino, el sol brillaba, las aves cantaban, El Sr. Cerdito daba los anuncios matutinos, y la siempre alegre androide; Arale Norimaki hacia sus actividades diarias. Iba corriendo por todo el pueblo, de aquí para allá y de allá para acá, y haciendo su típico sonido: Kiiiiiiiiinnnnnn, mientras corría, ¡sip!, todo parecía perfecto ese día

-¡Kiiiiiiiiiinnnnnnnn!.

-¡Hey!, ¡Arale!.- gritó cierto chico de gafas negras mientras tocaba la bocina de la patrulla, quien anteriormente se hacía llamar un "chico malo" ahora era un miembro de la fuerza policial de la aldea.

 -¡Hoyoyo!.- la peli morada miró hacia atrás, entonces se detiene y Taro se acerca a ella con la patrulla- ¿Qué onda Taro?

-Arale, ¿sabes que otra vez estabas yendo a exceso de velocidad?

-Ups, perdón, jeje- respondió la jovencita sacando la lengua con inocencia

-Ya es la tercera vez en esta semana, Gara y Pagos no te han puesto un ticket por exceso de velocidad porque siempre los estas atropellando cuando corres- le reprocho- oye somos amigos, y entiende que solo intento hacer mi trabajo ahora que me gradúe de la academia de policías, además ya estas por cumplir 20 años ¿¡podrías respetar un poco mas las normas!?, ¡ya eres adulta! o al menos y deberías de serlo.

-Hoyoyo, bueno esta bien- le contesto.

-Ahh- suspiro algo aliviado- gracias, oye por cierto justo ahora iba a pasar por el Coffee Pot, ¿no quieres venir?-

-¡Esta bien!- alza su mano al aire.

-Bien, sube- la peli morada entra a la patrulla de Taro y ambos parten.

Tras llegar ahí los dos amigos se bajaron y procedió a entrar a la cafetería.

-¡Que onda!.- grito al entrar en el lugar.

-¡Ay! Hola Arale- dijo la peli naranja.

-¿Qué tal?- dijo Tsukutsun.

-Hola- dijo Piske.

Los amigos de Arale habían crecido, ahora eran chicos de entre 19 y 20 años. Akane ahora usaba un pantalón de jean, con una camisa blanca de mangas largas y botas vaqueras. Tsukutsun llevaba una remera china blanca sin mangas y unos pantalones de entrenamiento negros. Piske traía un chaleco azul con mangas blancas y largas con rayas azules en las muñecas y el cuello, y un pantalón largo de jean. Todos ellos habían crecido a excepción de Piske, quien aun tenía su misma corta estatura, pero aun así se mostraba cierto bello facial en su rostro.

-Dumdukutun- se dirige hacía las sillas y se sienta en una de ellas.

 -¿Y que cuentan?- dijo el joven policía tomando asiento también.

-Bueno, les comentaba a Akane y Piske que me aceptaron en la Academia de Artes Marciales, de china- contaba el pelinegro- eh decido que voy a ser maestro de Kung Fu.

-Y yo estudiare abogacía, ya me aceptaron en la universidad de la Gran Capital-

-Yo creo que seguiré atendiendo la cafetería, con mi hermana- hablo la pelirroja mientras se recostaba en el mostrador- con lo que me costo graduarme, no quiero saber más sobre los estudios.

Un Nuevo Comienzo | Arale Norimaki (En Edición)Where stories live. Discover now