O8.

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y todos mis amigos se han marchado para encontrar otro lugar en el que dejar que sus corazones choquen.

Raúl se despertó bastante temprano aquel día. Por primera vez en mucho tiempo, no gruñó cuando su despertador sonó y no se quedó media hora más en la cama, como solía hacer.

Esta vez, en cambio, se levantó de un salto de su cama. Estaba feliz, y es que era un día muy especial no solo para él, sino también para Borja.

Aunque el castaño desconocía de la importancia de aquel día, Raúl estaba ansioso por ir con él y contarle, o que los doctores lo hicieran, lo que iba a ocurrir aquel día.

El moreno se levantó y fue a la cocina a desayunar mientras bailaba por la casa y tarareaba una suave melodía. No se molestó en hacer la cama. Total, nunca la hacía, por muy importante que fuera el día.

Terminó de desayunar, recogió sus platos y fue a darse una ducha, no sin antes haber mirado el calendario que tenía en el pasillo. Había pasado justo un mes desde que aquel suceso había ocurrido.

Se duchó, cantó —o intentó cantar— alguna canción en inglés y se vistió para salir de su casa en cuanto tuvo todas sus cosas preparadas.

Ya estando en la calle, comenzó a caminar hacia el hospital, antes haciendo una pequeña parada en la floristería más cercana a su casa.

[ . . . ]

Entró en el hospital y saludó a la recepcionista. Había visto a aquella chica diariamente durante treinta días, la consideraba como alguien muy cercano ya que siempre hablaban de cualquier tema en general cuando él no estaba en la habitación con Borja.

Esa mañana no se detuvo a hablar mucho tiempo con ella, ya que tenía prisa por ir a la habitación de Luzu.

Se metió en el ascensor y marcó el número de la planta en la que el castaño estaba. Llegó al piso y saludó a muchos de los trabajadores. Gracias al tiempo que había pasado alló, conocía a la mitad del hospital.

Caminó hasta la habitación de Borja y una vez que estuvo frente a la puerta, la golpeó suavemente con los nudillos. Escuchó un suave "adelante" y solo entonces, entró.

Al abrir la puerta, pudo ver a Luzu tumbado en la cama, mirando por la ventana, con el cabello levemente despeinado y con una hermosa sonrisa en sus labios.

—¡Hey, Auron! —exclamó, a modo de saludo.

—Hola, mi niño. ¿Cómo estás? —le sonrió.

Apodos como aquel habían sido muy frecuentes entre los dos chicos los últimos días. El moreno solía llamar al castaño 'mi niño', y el castaño le solía llamar a él 'Auroncito'.

A Raúl no le solían gustar los diminutivos, pero cuando venían de la boca de aquel chico le volvían loco.

—Muy bien, te echaba de menos —hizo un pequeño puchero, con sus mejillas teñidas de rosa. Auron pensó que era lo más hermoso que había visto nunca—. ¿Cómo estás tú?

El del piercing se acercó a él, escondiendo el ramo de flores en su espalda.

—Bien, también te echaba de menos —se colocó a su lado y se arrodilló—. Pero ahora, te quiero dar un regalo.

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⏰ Last updated: Apr 03, 2020 ⏰

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seguro ; luzuplay.Where stories live. Discover now