O2.

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❝no me queda nada más que decir. pero te escucharía todo el día. sí lo haría❞.

Raúl se levantó y, junto con la oficial de policía, siguió al médico, que los guiaba hacia una de las habitaciones del hospital.

Una vez estuvieron delante de la puerta, el doctor le dio unos suaves golpes con los nudillos.

—¿Borja? —lo llamó—. Vamos a pasar.

Sin esperar respuesta alguna, abrió la puerta y entró, seguido de Raúl y de la chica rubia.

Borja, que se encontraba medio dormido, se despertó del susto al notar presencia en la habitación.

Al ver al médico, se encogió sobre sí mismo, evitando a cualquier costa el contacto visual con éste.

El doctor carraspeó, y él instantáneamente se tapó por completo con el edredón, quedando su cuerpo fuera de la vista de los presentes.

—Tiene daños en la mayor parte de su cuerpo —habló el doctor—. Aunque la mayor parte de ellos no son demasiado graves, lo más probable es que se curen con unos días de reposo. Raúl —el mencionado lo miró—. Cuando salgas de aquí, tengo que hablar contigo para contarte lo que le hemos detectado al paciente.

Raúl se limitó a asentir con la cabeza mientras observaba en silencio los mechones castaños de Borja asomando por el borde del edredón.

Tras dedicarle una última mirada al de pelo moreno, el doctor salió de la habitación.

La policía se quedó unos minutos más, conversando con Raúl más que con Borja, ya que creyó que lo mejor sería dejar las conversaciones para ambos chicos.

—Bueno, te veo fuera, Raúl.

—Hasta luego —se despidió.

—Adiós.

Finalmente, la oficial salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella, dejando a ambos chicos solos.

Cuando oyó el sonido de la puerta cerrándose, Borja retiró una pequeña parte del edredón que lo cubría, dejando ver la mayoría de su cara.

—Hola —le dijo a Raúl, sonriendo.

Aquella era la primera vez que Raúl lo veía sonreír, y le parecía muy tierno verle así.

Anteriormente le había visto llorando, y aquello no le gustaba nada. En general no le gustaba ver a nadie llorando, pero al ver a Borja haciéndolo sentía especial dolor y tristeza.

Verlo llorando no era nada en comparación de la tímida sonrisa que le acababa de ofrecer. Una sonrisa que podría hacer derretir a cualquiera.

Raúl le devolvió la sonrisa.

—Hola —le saludó de vuelta.

Se acercó al chico y se agachó a su lado. Al ver que se ponía tan cerca suyo, Borja se volvió a cubrir.

El moreno se quiso pegar a sí mismo, de nuevo. Estaba actuando como un completo idiota, debía ser prudente y cuidadoso con Borja y no se podía permitir cometer ningún error que dañara al chico.

Se alejó unos metros de él, sentándose en una de las sillas de la habitación, lo suficientemente lejos como para que el castaño se sintiera seguro.

—Perdón —murmuró una vez que estuvo sentado.

El castaño volvió a retirarse el edredón de la cara, nuevamente con una sonrisa en ésta.

Raúl se mordió el labio.

—Escucha, Borja. Si algo de lo que yo haga te incomoda o te molesta, dímelo. Quiero que te sientas bien conmigo, que te sientas cómodo y sobretodo seguro —dijo.

seguro ; luzuplay.Where stories live. Discover now