♛ T R E I N T A Y N U E V E ✏

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—Vale, el mío dice... —Empezó a leer entre balbuceos—: Estimado Elías... bla, bla, le agradecemos el interés bla, bla, nuestra institución vela por bla, bla, bla, y bla... y le informamos que... —Hizo una pausa para mirarme, sonriente— ¡ha sido aceptado para iniciar el curso en el primer semestre 2020! ¡Me aceptaron, Isa!

Sus ojos se aguaron y se levantó de la cama de un brinco, le di un abrazo contagiada por su alegría porque dada su situación económica —dependiendo de únicamente una tía con un salario modesto—, la aceptación en universidad pública y sus ahorros eran su única opción de seguir sus estudios. La voz y el cuerpo le temblaron al sostener de nuevo el teléfono.

—¡Felicidades! —murmuré—. Ahora la mía.

Asintió y se limpió un par de lágrimas de felicidad con la palma de la mano. Esta vez sí vi el temblor en sus dedos al pasearlos por la pantalla. Luego, con los mismos balbuceos, empezó a leer el mío:

—Señorita Isabel Sophia, bla, bla, nuestro curso 2020 bla, bla... —Su sonrisa se fue desvaneciendo a medida que hablaba; la mía con la suya—. Anexo hemos enviado una copia de su examen de admisión con el puntaje obtenido, además de los puntajes necesarios para obtener el cupo en nuestra institución. Desafortunadamente, su puntaje no ha sido suficiente, por lo que su solicitud ha sido rechazada para el primer semestre 2020. Recuerde que puede volver a tomar el examen para el segundo semestre... —Elías se interrumpió y me miró, con su expresión volteada al cien por ciento—. Lo siento, Isa.

Me senté en la cama de nuevo con la sensación de que me habían dado un puñetazo en el estómago, mi visión se puso borrosa a causa de las lágrimas automáticas, pero solo suspiré. Elías se sentó a mi lado y me pasó el brazo por los hombros. Lo miré de soslayo.

—Habrá que esperar otro semestre.

—No te pongas así —pidió con dulzura—, aún puedes aplicar en otras universidades en enero.

—Esa es la única relativamente cerca y pública que ofrece lo que yo quiero estudiar.

Si bien mi situación económica era mejor que la de Elías porque tenía a mis padres con un negocio rentable, la carrera que había escogido era una costosa en universidad privada y con los gastos que implicaban a un nuevo bebé en casa, no era fácil sacar para pagarlo.

—Lo siento, Isa.

—Está bien, no es tu culpa. —Me limpié mi propia humedad de la mejilla y me puse de pie con parsimonia—. Felicidades, Elías. De verdad me alegra un montón que lo hayas logrado, te lo mereces. Me iré a casa ahora.

Quizás en otro momento me habría quedado a llorar un rato, pero no quería aguarle sus buenas noticias, eso no hacen los amigos. Elías asintió, sin embargo me sentí mal de que por mi culpa no estuviera celebrando su admisión, ahora estaba triste. Me despedí de la tía de Elías y volví a casa, esta vez estaban todos en la sala, mis padres y mi tío con su esposa. Fui a la cocina porque quería tomar leche, siempre que estaba triste tomaba leche; mi padre entró tras de mí. No me giré, mi actitud cabizbaja debió resultarle extraña.

—¿Qué pasa, hija?

No me atreví a mirarlo a los ojos porque sentía que lo estaba decepcionando aunque en realidad no fuera así. Escuchar que me preguntara qué me pasaba, me provocó más ganas de llorar, pero le respondí en un susurro:

—No me aceptaron en la universidad, pa.

Me eché a llorar sin poder evitarlo y él me atrajo para abrazarme y pasar su mano con cariño sobre mi cabello.

—No llores, hija.

—Lo siento. Me faltó puntaje y no entré.

—Está bien, algo solucionaremos. Podemos hablar con un banco, hay préstamos estudiantiles o...

De una fuga y otros desastres •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora