♛ T R E I N T A Y D O S ✏

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Estuvimos con los Villamar hasta que apagaron cada luz del almacén y tomaron su auto para irse, luego de eso, nos quedamos un momento en el estacionamiento antes de buscar el auto de Alicia

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Estuvimos con los Villamar hasta que apagaron cada luz del almacén y tomaron su auto para irse, luego de eso, nos quedamos un momento en el estacionamiento antes de buscar el auto de Alicia. Eran casi las nueve; Martina nos vio a todos en dirección al auto y habló:

—Yo me voy con James —informó—. Está cerca, viene por mí en su moto.

—¿No comerás con nosotros? —preguntó Isa.

—No, gracias. Los malos tercios no son mi fuerte.

Mi hermana lograba ser casi tan indiscreta como Alicia.

—James puede venir también —comentó Isa de nuevo.

—Nahh, ya tenemos planes.

—¿Qué planes? —Alicia esta vez arrugó la frente.

—Nada del otro mundo. Me llevará un momento a hablar con Paul a su casa y luego iremos a comer pizza cerca de nuestro vecindario.

Paul era su mejor amigo y vivía un poco lejos de nuestra casa pero supuse que en moto esa distancia se haría más corta. Nos quedamos ahí en la calle hasta que James, unos minutos después, llegó con su moto. Saludó a Isabel y a Elías con formalidad, sonriendo con picardía cuando me dedicó a mí la atención. Lo ignoré por completo hasta que le dio el otro casco a Martina y se fueron.

Alicia condujo esta vez con Elías de copiloto, lo que nos dejó a Isa y a mí atrás, sin embargo no hablamos mucho porque el recorrido hasta la hamburguesería no era de más de cinco minutos.

Una vez que llegamos y ordenamos las hamburguesas, Alicia y Elías tomaron una mesa de dos pese a que casi todo el restaurante estaba vacío. Isabel y yo nos miramos y sincronizamos el blanquear los ojos, ese par podían llegar a ser muy excluyentes. Nos acomodamos en una mesa intencionalmente lejos de la de ellos, también para dos, y medio indignados mientras esperábamos la comida.

—Le haría el reclamo a Alicia por grosera —inicié—, pero ella pagó la comida así que me aguanto.

—Yo ni le reclamo, siempre imaginé que cuando Elías consiguiera novia sería muy meloso así que no me extraña que quiera su privacidad. Y bueno, si me pagan la comida tampoco me dan ganas de quejarme.

Le sonreí y me quedé mirándola hasta que me devolvió el gesto. Recordé vagamente que cuando la vi por primera vez desde mi auto, cuando ella iba a sacar la basura del almacén, me pareció extraña su forma de vestir —pues parecía un arbolito de Navidad sin adornos—, pero ahora que ya la había conocido y me gustaba, no era rara su vestimenta, que ese día se asemejaba, pero con una camiseta de otro color, al contrario, me parecía linda. La percepción es muy influenciable por el corazón, definitivamente. 

No quería que un silencio incómodo nos envolviera, así que saqué conversación:

—¿Fue imaginación mía o tu papá me miró raro hace un rato? Por un momento pensé que me gritaría.

De una fuga y otros desastres •TERMINADA•Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon