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El pequeño omega de cabellos castaños de tan solo catorce años de edad luchaba por alcanzar una manzana que se encontraba arriba en un árbol, bufó al no poder alcanzarla, la fruta debía ser suya, era la más linda de todas las que había en el gran árbol, pero esa era la que más sobresalía, la más brillante, roja, jugosa, la manzana perfecta para llevársela a su madre. Su estaría contento, las manzanas rojas eran sus favoritas, y le gustaba ver la enorme sonrisa de su madre cuando le regala algo. Necesitaba llegar a esa fruta. Tan inmerso estaba en sus pensamientos que no escuchó unos pasos acercarse a él.

Un gran lobo negro, con una pequeña mancha blanca en su frente. El pequeño dio un saltito al escuchar el gruñido del gran lobo negro. Sintió a su omega suspirar de emoción ante el imponente lobo delante suyo. Pero el pequeño no entendía el porqué de eso. Hace poco se había presentado, siendo un tierno cachorro, su pelaje siendo una mezcla de gris y blanco en ciertas partes. Su lobo y él se llevaban bien, pero había ocasiones en que no, eso lo descolocaba un poco, como ahora. No entendía la emoción de ver al gran lobo que lo superaba en altura, mucha altura y fuerza.

El imponente lobo negro se convirtió en un apuesto chico de dieciocho años de edad, piel morena, mandíbula definida, labios gruesos y apetecibles de besar, ojos pequeños, su cabello igual de negro que el pelaje de su lobo, brazos firmes y fuertes, las mejillas del pequeño tomaron color enseguida notó al mayor tan solo en boxers sin nada que cubra su torso, mostrando un definido six pack.

Aparto la mirada, desviandola hacia la manzana que se reía de él por no poder tomarla y llevársela a su madre.

-¿Necesitas ayuda, cachorro? -su voz gruesa resonó en el pequeño claro en el cual se encontraban.

El menor asintió y señaló la manzana, incapaz de decir una sola palabra de lo tímido que estaba de ver al muchacho, acercándose hasta él, estirando su mano tan solo un poco y tomó la manzana, como la cosa más fácil del mundo.

KiHyun se sintió un poco ofendido de que el mayor pueda agarrarla como si nada, y él, que estuvo un buen rato intentando, no lo halla logrado.

-Gracias. -su vocecita sonó baja y tímida, tomando en mano la manzana.

-De nada, ¿Cómo te llamas, cachorro? -se inclinó, quedando a la altura del menor, sonriendo de lado al ver la timidez del menor, su lobo gruñó jocoso por la reacción del niño.

-KiHyun, Shin KiHyun. -habló firme, devolviéndole la mirada, ahora más tranquilo, su lobo movía su colita de tan solo ver la sonrisa del lobo mayor sabiendo que le sonríe a él, a ellos, a su lobo y él. -¿Y-y usted? -se atrevió a preguntar.

Su lobo hizo un sonido comparado a un ronroneo, lo que lo sorprendió y cuestionó, los lobos no ronronean, de tan solo escuchar hablar al infante.

-HyunWoo, Son HyunWoo. Eres el hijo del alfa. -afirmó.

El menor solo asintió, feliz de recibir la mirada del lobo mayor. Pensó como agradecerle el que le halla bajada la manzana y recordó que había estado recolectando flores de la casa de la curandera del pueblo, rebuscó en la pequeña canasta que había dejado a un lado cuando llegó al claro y tomó la flor más linda, y con cierto nerviosismo, se la entregó al mayor.

-Tenga, en agradecimiento. -extendió su manita, entregándole la flor, era una rosa rosa, sus favoritas.

-Gracias, cachorro. ¿Qué te parece si te llevo hasta tu casa? Supongo que tus padres deben estar preocupados, además está por oscurecer.

Se ofreció el mayor, a petición de su lobo, no había dejado de razguñar su interior hasta que le hizo la pregunta al menor, su lobo gruñó contento ante el asentimiento del menor, volviendo a estar tímido.

El mayor asintió, y se separó un poco, convirtiéndose otra vez en el gran lobo de pelaje negro, tan oscuro como la noche misma.

El menor subió a su lomo cuando el gran lobo se agacho a su altura. El gran lobo tomó entre sus fauces la canasta del chico, y cuando el menor lo abrazó por el cuello, acariciando su pelaje, suave, comenzó a caminar hacia la cabaña del alfa de la manada.

✪✪✪✪✪

La puerta fue abierta por la madre del pequeño omega, el omega mayor abrazo a su hijo, estaba muy preocupado por él. Lo había dejado ir a la casa de su amigo, y volvería antes de que anochezca, cuando el omega notó que había oscurecido y su cachorro no volvía comenzó a preocuparse.

Cuando escucho el timbre sonar de su hogar corrió hasta la puerta, y se sorprendió de ver a su hijo acompañado del hijo mayor de los Son, sin embargo eso no le evitó abrazar a su hijo con todas sus fuerzas, realmente estaba aterrado de que algo malo le habría ocurrido mientras volvía a casa, pero no, si hijo estaba sano y salvo de regreso a sus brazos.

-¿Dónde estabas? Me tenías muy preocupado. -habló fuerte, sin llegar a gritar, luego del fuerte abrazo que le dio.

-Lo siento, mamá, pero quería traerte esta manzana, la vi en el claro al que siempre vamos con papá. -el menor sacó la fruta de la canasta y se la tendió a su madre. El omega mayor sonrió enternecido y acepto la manzana.

No podía enojarse con su cachorro.

-HyunWoo hyung me ayudo, mamá, y por eso me trajo. -volvio a hablar el menor.

El mayor asintió y luego miró al gran lobo, sonriendo con gratitud por traer a su hijo.

-Puedes pasar HyunWoo. -el omega mayor se hizo a un lado y dejó pasar al lobo -. Comerás con nosotros en agradecimiento, te traeré ropa, allá está el baño. -señalo una puerta de color marrón, y el gran lobo camino hasta esta.

✪✪✪✪✪

-Gracias otra vez, HyunWoo. -agradecio casi por décima vez el omega pelirosa, luego de cenar junto al alfa y su omega e hijo, el muchacho debía irse.

-No fue nada enserio, HyungWon hyung. -se inclinó levemente hacia el omega, repitiendo la acción con el alfa -. Alfa. -se inclinó en sus rodillas y acarició los cabellos castaños del menor que estaba entre medio sus padres -. Adiós cachorro.

Estaba a punto de pararse cuando el pequeño omega se inclinó un poco hacia le moreno y besó una de sus mejillas, si no lo hacía su lobo no iba  a dejar de lloriquear el nombre del mayor, se escondió detrás de su madre, completamente avergonzado.

El moreno sonrió y se paró, dando una última reverencia y saliendo de la casa, a medio camino se convirtió en el gran lobo negro, casi perdiéndose en la oscuridad de la noche, escondiéndose entre los árboles.

-¿Qué fue eso, cachorro? -el alfa lo miró con una ceja alzada y se brazos cruzados.

-Hay déjalo, HoSeok, es solo un niño. -golpeó el brazo del alfa en modo de regaño -. Mejor lleva a Kiki a la cama, y nada de preguntas. -habló firme el omega pelirosa hacia su alfa.

El alfa gruñó como un cachorro regañado por su madre y asintió, tomó en brazos a su hijo que ya se estaba durmiendo parado, el menor oculto su rostro en el cuello de su padre, oliendo su aroma, menta dulce, la combinación con el aroma de su madre. Eso lo hacía dormir aún más.

Llegaron el cuarto del menor, lleno de peluches por todos lados, las paredes pintadas de un celeste claro, la alfombra con forma de hámster en medio del cuarto, y varios estantes con juguetes pequeños del menor.

Al alfa arropó a su hijo en la cama con sábanas con dibujos de gatitos. Besó su frente por unos minutos y se fue.

Uno de los últimos pensamientos del pequeño omega era que debía impresionar al gran alfa que le ayudó a conseguir la manzana, y una de ellas era cambiando su habitación, luego de la cena, el alfa había conocido el cuarto del omega, eso lo avergonzó un poco, ya tenía catorce años, no un pequeño niñito de ocho o nueve para tener todos esos peluches. Lo haría, impresionaría al alfa, no solo porque su lobo se lo diga, sino porque quiere al alfa consigo.

Aún era pequeño para entender lo que era tener una pareja destinada.

𝕋𝕣𝕒𝕧𝕚𝕖𝕤𝕠 𝕆𝕞𝕖𝕘𝕒 ||𝕊𝕙𝕠𝕨𝕂𝕚 ||Where stories live. Discover now