2

21.9K 1.3K 216
                                    

«Conocerte pudo ser cuestión de suerte o una simple coincidencia, pero prefiero interpretarlo como un regalo de la vida».
—Andrés Ixtepan.


Paula

Nat y yo nos dirigimos a una cafetería que queda cerca del apartamento. Al ser tan temprano, hay demasiada gente, pero logramos encontrar sitio.

—¿Y cómo llevas el embarazo? —pregunta Nat —¿Ya sabes qué nombre le vas a poner a mi sobrino o mi sobrina?

La mención de mi bebé consigue relajarme, y toco mi vientre. Ojalá todo salga bien, sin complicaciones.

—Aún no lo sé —murmuro —Tengo que hablarlo con Iván.

—Oh, Iván... —suelta una risita —Quién diría que llegaríais a tener un bebé y todo después de odiaros tanto.

—Ni me lo recuerdes —ruedo los ojos, riendo. Parece como si hubiera sido ayer —Ahora entiendo por qué dicen que del odio al amor hay un solo paso.

En ese momento nos atiende una chica con una gorra cubriendo un poco su rostro, el cual me resulta familiar.

—Buenos días, ¿qué van a querer? —inquiere esta, en un tono seco.

Nat y yo intercambiamos una mirada de sopresa cuando al fin la identificamos.

Samanta.

Pensé que se había ido bien lejos de aquí a estudiar en una de las mejores universidades, o al menos de eso presumía en el instituto.

—Pero mira a quién tenemos aquí —comenta Nat con diversión —¿Sigues igual de odiosa o ya maduraste?

—No os conozco —responde irritada —¿Pueden pedir de una vez?

—Qué rápido se te olvidó todo —sonrío —Pero tranquila, sin rencores.

Esta levanta su mirada para fulminarme, pero no dice nada.

—Dos cafés y dos tostadas de mantequilla, si es tan amable —sonríe Nat, gozando de la situación. Ella toma nota y desaparece de nuestra vista.

—Lo que es la vida, eh —pronuncio, incrédula.

—Ya ves, amiga —contesta Nat —Ver para creer.

—Y bueno, cuéntame, ¿qué tal con Alex?

Acabo de mudarme y ya lo echo de menos.

—Tu hermanito es demasiado cabezón —suspira —Pero nada que no pueda controlar.

—Me encanta que seas mi cuñada —admito —Siempre me gustaste para él.

—Lo adoro —sus ojos brillan —Cada día estoy más convencida de que es el amor de mi vida.

🌙🌙🌙

Nat se despide de mí porque ha quedado con Alex y yo me dirijo al apartamento. De nuevo, siento miradas sobre mí. Dios, ¿me estaré volviendo paranoica?

Cuando llego al portal, me encuentro con la vecina y quien creo que es su novio. Ambos me saludan amablemente mientras esperamos el ascensor.

Una vez dentro, no puedo evitar fijarme en el rostro de ella. Lleva gafas de sol, pero es visible el corte en su frente, y su labio partido. Por impulso, me atrevo a preguntar.

—¿Qué te sucedió? —señalo su rostro.

Ella se tensa, mirando por el rabillo del ojo a su novio.

—Me golpeé con una puerta —contesta, a continuación ríe —Soy un poco torpe.

—Oh... —susurro. No sé por qué, pero no le creo en absoluto.

🌙🌙🌙

—Bonita, ¿me escuchas? —Iván me saca de mis pensamientos, y lo miro apenada.

—Perdóname, estaba en el limbo —murmuro antes de darle otro bocado a la comida.

—¿Ocurre algo que deba saber? —inquiere con el ceño fruncido.

—No, no —murmuro negando con la cabeza —No tiene importancia.

—Vamos, bonita, puedes decirme lo que sea —me alienta, poniendo su mano sobre la mía.

—E-es que... la vecina... —balbuceo —Creo que sufre maltrato.

Este aprieta su mandíbula.

—¿Por qué lo dices?

—Anoche escuché gritos y... hoy la vi y tenía el labio partido, así como un corte en la frente —explico, él me escucha atentamente —Me dijo que se golpeó con la puerta, pero estoy segura de que miente. Cuando le pregunté se puso muy nerviosa y miró a su novio suelto un suspiro —¿Crees que estoy exagerando, verdad?

—Escucha, bonita, si la vuelves a ver herida, denunciaremos a la policía, ¿sí? Mientras tanto será mejor mantenernos al margen, puede ser peligroso.

—Está bien —musito —Gracias.

—Siempre podrás contar conmigo —asegura, tranquilizándome —Además de tu novio, soy tu mejor amigo.

—Te amo tanto —no puedo controlar la lágrima que rueda por mi mejilla —Agh, qué sensible estoy. Debe ser el embarazo.

Su risa ronca es como música para mis oídos.

Por siempre, tú © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora