Capítulo 15

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— ¿En serio el Nico hizo eso? — Las carcajadas de mis amigos son todo lo que necesito escuchar para alegrar mi día — ¿Y cómo va el frío allá? 

En la videollamada podemos ver el entorno del otro, mientras aquí está todo cubierto de nieve los chiquillos tienen sol y están en traje de baño.

— Es mejor que el calor. 

Llevo una semana aquí con mi familia, con los chiquillos hablo a diario, pero esta es la primera llamada que hacemos estando todos juntos — Miren como está el perla de ahí.

Apunto la cámara al sillón donde está el Nico sentado — Anda tirando facha el weón — Oigo de parte de la Victoria — Esa parca negra le da el toque.

—No, no, y viene con un detalle más — Me acerco al mencionado y muestro la etiqueta del cuello — Es Americanidog.

Las carcajadas del Camilo son como las del Pancho Saavedra, weón ya lo veo diciendo "Y esto es lugares que hablan"

— Oye ¿Cómo va el término de clases? — Molesto a los chiquillos, sus caras de odio y sufrimiento alimentan mi ser.

— ¡Neo! — Se escucha a lo lejos.

— Me tengo que ir cabros — Me despido antes de colgar la llamada, a paso de correcamino me voy a la terraza donde está mi abuelo — ¿Pasa algo nonno?

— Mira.  

Está nevando desde hace unas horas, pero ahora toda mi familia está en el patio haciendo muñecos y lanzando bolas de nieve al resto.

— ¿Vamos?

— ¡Y entran los dos Rossi faltante a la cancha! — Grito y el bombardeo nos llega — ¡Por Narnia!

Les daré un consejo: si están con su familia, si la tienen a su lado disfrútenla porque no saben lo mucho que ellos pueden extrañarlos. Salgan con sus abuelos y pasen tiempo con ellos porque no saben cuánto les queda a ellos en vida, sobre todo siempre tengan presente que la familia es primero porque son los únicos que siempre estarán ahí para ustedes.

Volviendo al relato y terminada la batalla todos entramos a casa para comer algo caliente. Las comidas aquí son ricas, además tienen mucho condimento y acompañante para rematar.

— Ay, soy una bola. 

Cuando mi abuela se levanta todos lo hacen y parten a sus habitaciones, aquí es de noche. Al llegar a la mía me recuesto sobre la cama y marco a Evan.

 — Buenas noches.

— Muyaya — Su sonrisa es única, me alegra el día sin importar que tan mal me sienta — Por fin llamas.

Explico: desde que llegué a Italia no he aceptado ni una sola videollamada de él, quería molestarlo un poquito.

— Lo siento — El Nico se sube a mi cama y asoma su cara a la cámara — Oye rufián, bájate — Y la tradición se mantiene, "te miro, te analizo y te ignoro".

— Hola Nico — En estos meses de conocernos ya ellos ya han tenido la oportunidad de conocerse y conversar — ¿Cómo estás? — Los ladridos y aullidos van en respuesta — Me alegra, ¿Neo te alimenta bien?

Por unos segundos se me queda mirando y al rato baja la mirada — ¡Oye no! ¡Te alimento bien! — Gordo traidor, me las va a pagar.

— Pero que mala madre — La mirada de desaprobación del castaño es notoriamente falsa — A mi hijo yo lo tengo bien alimentado — Moviendo su cámara muestra a su compañero, quien está echado sobre su cama.

— Lindo bóxer del hombre araña — Bromeo.

Evan abre sus ojos en par y ve hacia atrás notando su ropa interior colgando del borde de su cama. Corre a sacarlos y supongo que a esconderlos, cuando vuelve veo su rostro totalmente rojo.

BelovedWhere stories live. Discover now