—Señor—dijo uno de sus hombres, al tiempo que Killian rumiaba palabrotas—, señor...

—¡¿Qué?!

El hombre señaló hacia el cielo. Killian levantó la vista y vio varias luces que se acercaban a toda velocidad a su posición. No le hizo falta mucho tiempo para notar lo evidente, se trataba de Tony Stark, Iron man... varios de ellos.

En el cielo, a una distancia corta de aquel vuelo de "Iron mans" Tony observaba todo, enfundando en el Mark 42 (Harley había cumplido su misión y cargado la armadura), sabía que ésta no aguantaría mucho, pero en el pasado había sido útil, así que prefería llevarla consigo. A su lado, Steve se puso el escudo en la espalda y sujetó su casco con ambas manos.

—Es hora—dijo éste último y la plataforma trasera del avión se abrió a su señal—¿Listo, Tony?

Tony asintió, pero le miró extrañamente. Steve retrocedió sobre sus pasos.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Son muchos hombres, Steve. Las armaduras ayudaran, pero en esta ocasión, no hice tantas. Supongo que no estaba tan ansioso como entonces.

—No te preocupes, serán suficientes.

Tony se mordió el labio, inseguro.

—Todo es tu culpa—dijo—, me distrajiste.

Steve rió por lo bajo.

—Pero esa distracción impidió que estuvieras ansioso, ¿no?

—Pero no impedirá que esos inyectados de extremis nos ganen en número.

—No importa el número cuando se tiene una buena estrategia, Tony.

—Sí, claro—Tony rodó los ojos.

—Es verdad, además, llamé a algunos refuerzos.

—¿Qué? ¿Cuáles?

Steve no contestó, avanzó hasta el borde de la plataforma al tiempo que se colocaba el casco en su lugar y, al llegar a la orilla, saltó. Tony abrió la boca al darse cuenta que lo había hecho sin paracaídas.

—¡¿Pero qué demo...?!—sin pensarlo más, bajó la careta de su armadura y fue en pos de Steve, tal vez, lo alcanzaría a tiempo. —Viejito loco—murmuró y apenas si fue consciente de que Rhodey emprendía el vuelo sólo detrás de él.

***

Tony no había tenido mucho de qué preocuparse.  Steve se sumergió en el agua circundante al barco de carga en el que estaba Killian, para luego emerger y subir a él con toda calma y seguridad, listo para lo que siguió: una pelea casi imposible contra los hombres de Killian. En especial aquellos inyectados con extremis, resultaban particularmente difíciles de eliminar. El Capitán América, Iron man y Iron Patriot, junto con algunas armaduras extra de Tony , comenzaron a abrirse paso hacia el que, en los recuerdos de Tony, se había autonombrado como El Mandarín.

Killian había observado el desarrollo de la pelea con una furia creciente, poco a poco, su escaso temple se comenzó a dequebrajar. A pesar de creer que podía derrotar a esa pequeña pandilla de idiotas sólo y uno a uno, su atención se concentró en localizar a Stark. Sin duda debía encontrarse en una de las armaduras que sobrevolaban el barco y que iban diezmando sus huestes. Comenzó a buscarlo, reduciendo cada armadura que se le ponía enfrente. Después de la tercera vacía, su rabia había alcanzado niveles estratosféricos. Su piel ya presentaba la incandescencia característica de extremis; sus ojos ardían, no sólo por ese fuego interno, sino por el odio. Arrastrado por él, decidió que podía atrapar a Tony Stark a través de uno de sus amigos. 

El futuristaWhere stories live. Discover now