2. Geranios

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A veces, lo único en lo que piensa es en desaparecer

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A veces, lo único en lo que piensa es en desaparecer. Y una de esas veces, es ahora mismo.

Está sentado en la consulta de su psicólogo, tiene la cabeza gacha,
los hombros encorvados y la mirada perdida. Las paredes blancas le resultan asfixiantes, pero su respiración es regular. Fija la vista en sus manos, las cierra y las abre una y otra vez. Habitualmente tiende a hacer eso, es como si fuera una espiece de tic nervioso. Por el rabillo del ojo observa algunos cuadros que hay en la pared, la mayoría aún huelen a pintura fresca. Vuelve a bajar la vista hacia sus palmas, las siente sudorosas y su cuerpo se mantiene estático. Su postura es similar a la de una fiera inquieta. Pese a que el doctor Yagi está acostumbrado al comportamiento de Katsuki, no puede evitar carraspear con impaciencia, pues lleva más de media hora esperando a que el paciente comience a hablar.

— No quiero ser una molestia, pero se va a acabar el tiempo y aún no hemos empezado. Vayamos por partes, ¿te parece? — el hombre de mediana edad comienza a hablar de manera amigable a medida que ordena unos papeles sobre su mesa — ¿Cómo te ha ido el día?

El rubio ceniza alza la mirada y orbes rubíes se encuentran con los ajenos, las arrugas que tiene Toshinori bajo los ojos le dan algo de confianza.

— Hoy he ido a hacer la compra y después he bajado la maldita basura. — Bakugo se rasca la cabeza de manera perezosa y arruga la nariz — Mi vieja me ha vuelto a pedir dinero para que compre un boleto de la lotería, pero lo he gastado en un paquete de cigarros.

— Sabes que no soy partidario de que fumes, pero me alegra que estés avanzando. — como si fuera una especie de maestro orgulloso de su pupilo, el doctor le sonríe — Al menos estoy más tranquilo sabiendo que esta vez has ido más allá de la puerta principal.

El chico vuelve a bajar la cabeza y chasquea la lengua, únicamente sale
de casa para ir a las consultas. Recibe visitas de sus antiguos compañeros de instituto, pero nunca sale con ellos.
No se considera alguien antisocial,  simplemente no tiene ánimos de hacer grandes cosas. Le gusta encerrarse en su habitación y meterse en su propio mundo. A veces duerme demasiado, pero en otras ocasiones apenas consigue pegar ojo y se queda toda la noche en vela. Le da demasiadas vueltas a todos los problemas que le rodean, pero nunca llega a una conclusión. Ya no recuerda la última vez que sintió pasión por alguna actividad, sólo se entretiene con cualquier tontería y espera a que pase el tiempo. Apenas habla, y cuando lo hace, le cuesta demasiaso abrirse a los demás. No siente miedo, pero prefiere aislarse para estar en calma. Se siente presionado, percibe la expectación de sus padres en todo momento. Su padre le intenta animar para que busque un trabajo de verdad, su madre le echa en cara que debería conseguirse una novia para que se le quite el mal humor.

Suspira, como si eso último fuera tan fácil. Podrá ser todo lo atractivo que quiera, pero se le da como el culo tratar con mujeres.

— Tu madre me ha dicho que cuando ibas al instituto solías tocar la batería, deberías aprovechar ese don. — el otro rubio apoya sus codos sobre la mesa y continúa — Puede que consigas prosperar y... ¿Quién sabe? Tal vez alguien vea tu valor como músico.
Muchos artistas comienzan así.

— Ni de coña, lo dejé hace tiempo. — su respuesta es tan desidiosa, que incluso a él produce molestia — Es una estupidez, en aquel entonces solo era un mocoso que hacía cualquier tontería. Necesito algo de verdad, tengo que tener la puta cabeza centrada.

— Solo han pasado seis años, no eras tan inmaduro en aquel entonces. 
Además, hay estudios que confirman que tocar un instrumento ayuda a ejercitar más la mente. — Yagi deja de sonreír y resopla realizando una mueca  — Muchacho, no quiero ser duro contigo pero me temo que tendrás que poner de tu parte si quieres tomar las riendas de tu vida.

— ¿Y qué se supone que debo hacer? Joder, estoy harto de que me digan lo mismo todo el tiempo. — poco a poco
va cerrando las palmas y sus dedos forman sus manos en un puño — Pero nadie me da respuestas, nadie me enseña como debo seguir adelante.

— Eso es porque tienes que encontrar tu propia forma de hacerlo. — ante el replicato del mayor, Katsuki se detiene y contiene sus ganas de enfadarse — Para empezar, un cambio de actitud sería de gran ayuda.

Ahora se siente perdido, por lo que no sabe como debe reaccionar. Se dispone a abrir la boca para preguntar que significan las palabras del hombre, pero se mantiene en silencio al ver que este solamente acerca con la mano una pequeña maceta con flores que tiene en una de las esquinas de su escritorio. Casualmente, la dichosa maceta es un presente que le dio Mitsuki a Toshinori hace tan solo unas semanas.

— Por ejemplo, ¿ves estos geranios? — el rubio ceniza parpadea y se cruza de brazos con recelo.

— ¿Me vas a comparar con una puta planta?

— Controla ese vocabulario, jovenzuelo. — agotado de las groserías que suelta el contrario, exaspira — Presta mucha atención, por favor.

— Como quieras...

Yagi vuelve a curvar las comisuras de sus labios hacia arriba y prosigue con su explicación. El menor de los Bakugo por otra parte repiquetea la punta de pie contra el suelo cada dos por tres, otro de sus tics nerviosos.

— Fíjate bien en sus tallos... Son muy finos, ¿verdad? — aún sin comprender cuales son los fines del psicólogo, asiente — Bueno, esos tallos consiguen mantenerse en pie gracias a sus raíces.
Sin embargo, de vez en cuando las raíces no tienden a ser del todo resistentes, ¿me sigues?

— No mucho, la verdad. — no tiene ni puta idea de a qué se refiere.

— Katsuki, tienes un vigor más potente de lo que crees. — nuevamente, el hombre vuelve a utilizar un tono de voz paternal — Al igual que los geranios, tienes tu propia fortaleza y consigues aguantar todo lo que se te viene encima. En cambio... No siempre tienes que cargar con todo sobre tus hombros.

— ¿A qué te refieres con...

— Disfuta de la vida mientras puedas y deja pensar que te persiguen los recuerdos del pasado. Todos somos humanos, todos cometemos errores.

El muchacho bajó la cabeza nuevamente y se quedó sin habla, no sabía que debía contestar, pero estaba seguro de que la pesadumbre y la culpa le perseguirían a pesar de lo que le dijeran los demás.

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Los geranios pueden simbolizar la solidez y la paz interior con
uno mismo

Flores de tinta - [Katsuki Bakugo X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora