Capítulo 11

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-¿No puedes esperar a que pasé la carrera para irte?-

-Ya compré el boleto-respondí guardando mis cosas en la maleta.

-¿Y cuándo pensabas decirme eso?-

-Te lo estoy diciendo ahora-alcé la vista para ver su expresión y me reprendí por ser tan dura con él, dejé de hacer mi maleta y me senté a su lado en la cama. –Necesito volver-

-¿Por qué? , ¿Tan mal la estás pasando aquí?- me perdí por un momento en el color de sus ojos y en el torbellino de emociones que estos estaban reflejando.

-No es nada de eso pero... Ander necesita que vuelva al bar- mentí y me sentí como la peor persona del maldito universo, nadie en su sano juicio le mentía a su novio para irse y ver a su antiguo amor.

La cara de Evan me decía que no me estaba creyendo nada de lo que yo le estaba diciendo pero si fue así no dijo nada.

-Aun así pudiste haber esperado a que pasará la carrera –

-Lo siento, tengo que volver-susurré. Evan asintió y se levantó de la cama, se dirigió a la puerta del cuarto y antes de salir se giró a verme – Te espero abajo, yo mismo te llevaré al aeropuerto-.

No creí que cuando estuviera en Ottawa sería por tan poco tiempo, habíamos llegado la noche anterior y yo ya estaba esperando que anunciaran mi vuelo. Evan me había acompañado hasta donde tenía permitido pasar y se limitó a responderme con monosílabos, estaba bastante claro que estaba molesto con mi decisión, y no quería ni imaginarme si algún día se llegase a enterar de mi verdadero motivo de mi partida. Se despidió con el beso más frio que pudo darme y en ese momento estuve a punto de decirle que me quedaría con él, pero no pude. No quería seguir siendo una cobarde y tampoco sabía cuánto tiempo estaría Tyler en Cranbrook, tenía que regresar lo antes posible, más ahora que él sabía que yo estaba enterada de su regreso.

Llegué a Calgary pasadas las cinco de la tarde y me apresuré para salir del aeropuerto para tomar un taxi hacia la estación de autobuses, cuando llegué lo primero que hice fue comprar mi boleto para Cranbrook, afortunadamente el próximo es salir sería en menos de media hora.

Tenía el tiempo suficiente para pensar en que es lo que haría a partir de ahora, cuando decidí que tenía que volver para ver a Tyler nunca me imaginé en que haría después de, y por la manera en la que cortó la llamada con su hermano era muy obvio que no estaba feliz conmigo, no lo culpaba después de como terminó todo entre nosotros. Me acomodé mejor en mi asiento y comencé a sentir como me picaban las manos de tan solo imaginarme estando yo frente a él, ¿Qué le iba a decir?, ¿Cómo iba a reaccionar? , tal vez había sido un impulso estúpido lo que estaba haciendo, sostuve el aire cuando me cuestioné algo que antes no me detuve a pensar ¿Qué pasaría si él estuviera con alguien más? –Así como tú- me recordó mi voz interior. Creo que no estaba preparada para algo como eso, me removí en mi lugar y me abofeteé mentalmente por sentirme vulnerable. Me coloqué mis audífonos y me perdí en las melodías de one republic, volví a sentir esa punzada en el corazón cuando escuche la canción que Tyler llevaba tatuada en un costado de su cuerpo, ¿Por qué todo tenía que ser difícil en torno al amor? , pero aún ¿Por qué había tenido tanto miedo de estar con él desde el principio? , creí tenerlo muy claro en un inicio ahora comenzaba a dudar de mis razones. Mi madre todo había sido por ella, por tratar de mantenerla a salvo de cualquier cosa y aun así la había perdido, había perdido a las dos personas que traté de proteger.

Me atrevería a jurar que el peso de mis acciones estaba comenzando aplastarme con más frecuencia. Siempre había sido muy buena para ocultar las cosas que me pasaban, no me gustaba involucrar a los demás si en mis manos estaba evitar eso. Fue lo que hice con Tyler después de que mi madre muriera. Recargué la frente sobre el frio cristal del autobús y observé el paisaje, el atardecer estaba haciendo acto de presencia en la lejanía y la mezcla de colores me trajo un recuerdo, desbloqueé mi celular y busqué entre mis archivos una foto que le había tomado a Tyler con el lago a sus espaldas y un precioso atardecer, había decido guardar ese momento ya que el color de sus ojos parecía querer resaltar entre toda la naturaleza que lo rodeaba, por un momento sentí un estremecimiento cuando por un instante pensé en que en estos años él pudo haberle dedicado esa dulce y tierna sonrisa a alguien más , en que alguien más pudo sentir sus manos en la piel , pero lo que más me dolió es que él podría haberme olvidado ya. Me tragué un sollozo, tenía que tener esperanza, podría conformarme teniéndolo como amigo a perderlo para siempre.

Lo que fue de mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora