Capítulo 5: Susto

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—No sabes lo agradecida que me siento cada vez que termina el odioso día de entrenamiento— Dijo Abi algo cansada dejando caer su cuerpo en la suave y agradable superficie de su cama.

— ¿Te das cuenta de que hoy es el tercer día nada más? Y ¿Qué son muchas semanas? — Respondió Maikol con un desapercibido y sutil tono sarcástico.

— No tienes que ser tan... Tú... o sea, tan... aguafiestas Jaja...—Añadió en broma Abi condescendientemente a su sarcasmo—Además, mañana es el gran día, no me molestes ahora quitándole lo lindo a mis segundos de paz...

Mientras Abigail se paseaba con Ryan su pequeño dragón, sobre su cabeza, por la habitación. Maikol se había quedado dormido con Kelly encima del él, y así transcurrió la tarde, la noche y aquella mañana llegó rápida y de manera deslumbrante.

A primera hora todos los guardianes se encontraban en sus respectivos salones, ni los encargados de los equipos habían llegado. La emoción, el nerviosismo y la alegría se reflejaban en las caras de todos aquellos Jóvenes

Cuando Anne abrió la puerta, no pudo evitar sonreír, todos estaban tan pálidos en sus asientos.

— ¿Se puede saber qué hacías? Que tardaste tanto en llegar...— Preguntó el ansioso Rohan

— ¿Yo?... Yo vine a la misma hora, horario que ustedes decían muy temprano. Ya sé que hoy es un día muy especial para todos ustedes y no se preocupen que todo saldrá bien —Contestó Anne con algo de sarcasmo intentando aliviar un poco las preocupaciones de los demás.

Posterior a la llegada de Anne, el ambiente se tornó más animado y la impaciencia que brotaba sin parar, podía ser sentida radiantemente.

Todos estuvieron revolviéndose intranquilos en sus puestos hasta que dieron las nueve de la mañana. Las campanas Comenzaron a sonar, provocando el anonadado silencio que irrumpió bruscamente en el aula, avivando aún más la impaciencia de cada una de las personas que residían en aquella aula. Las campanadas cesaron y la falta de sonido hubiera persistido unos segundos más de no ser por la familiar voz que empezó a salir a flote y comenzó a decir.

«Queridos guardianes, hoy es un día muy especial e importante para todos en Hidden World. Al terminar este mensaje sus encargados les indicaran que deben hacer para que su dragón alcance la primera transformación. Como ya saben, sea por medio de la historia o porque leyeron el folleto de guía, cada guardián tiene una palabra clave, su encargado le dará a cada uno, en secreto, la suya. Sin más que decir, muchas felicidades por haber llegado hasta acá»

—Perfecto, por fin se calló— añadió entre dientes una chica rubia que ocupaba el asiento número dos.

— Laura, no te contagies de Rohan por favor— Respondió Anne haciendo reír a todos— Ahora cada uno en orden numérico van a acercarse aquí.

Al escuchar eso, Rohan prácticamente saltó hasta donde estaba la mesa de Anne, los demás fueron pasando después de él. Ella se les acercaba y les susurraba algo en el oído. Cuando todos hubieron recibido su palabra clave, se colocaron en fila, con sus dragones en las manos. Tres estruendosas campanadas fueron dadas en lo alto del gran árbol, indicando el inicio de la ceremonia.

"Gran hechicero, funde su fuerza con la mía, une su sabiduría con la mía, permite a su alma entrar en mi cuerpo y formar parte de mi"

— ¿¡Qué estos!? ¡¡¡NOOO!!!—Gritó Maikol inquieto por la nueva "transformación" que había adquirido su leal bestia.

—Jamie...— Susurro melancólicamente Rohan.

— ¡Anne! ¿¡Nos explicas que pasa por favor!?— Dijo la chica rubia del grupo mientras sostenía un espléndido capullo negro azabache entre sus manos.

—No... No lo sé... Yo— Tartamudeaba Anne por la sorpresa de este inusual escenario cuyo desenlace no se había esperado.

"Now"..."Now" Decía una y otra vez una de las chicas mientras las lágrimas caían por su rostro hacia el capullo que residía frente a ella.

—Déjalo ya Ángela— Dijo Abi mientras abrazaba a la entristecida chica.

—¡¡Laura!!— Gritaron.

—D-dime — Respondió la rubia.

—Pídele a Anne que vaya a la cede del gran árbol, seguro están dando alguna orientación allí— Sugirió Abi.

Laura asintió algo insegura, pero con determinación y salió con Anne en pocos minutos de la habitación. Pasaron varias horas allí hasta que decidieron trasladar los capullos hacia una habitación especial. Los guardianes fueron enviados a sus casas y citados para estar allí a primera hora de la mañana

—La sibila principal de Hidden World dijo que los capullos se abrirían, que mañana a las ocho debían estar los cuarenta primeros guardianes y una hora después cuarenta más y así... —Leyó atentamente Abi y con gran fluidez.

—No confió en lo que dicen ¡es como si no supieran nada y solo estuviesen mintiéndonos! ¿No crees? — Preguntó Maikol.

—No sé qué decirte. Yo creo que esto es tan diferente para ellos como para nosotros... todo es distinto—Respondió Abi.

A las dos de la tarde, Abi había llegado a la conclusión de que el tiempo no pasaba. Aunque desde un principio ella no había querido nada de lo que le estaba pasando, sentía un gran vacío. Recordaba a Ryan tan indefenso y simplemente no podía evitar que las lágrimas brotaran de sus ya enrojecidos ojos. En el poco tiempo que habían compartido juntos, se había creado un sentimiento muy especial entre ellos, los días anteriores los había dedicado a imaginarse como serían las cosas cuando adquiriera su forma humana.

Maikol dedico su tiempo a dormir, no quería pensar en Kelly, solo sentía que los sueños se la traerían por al menos unos minutos, a lo largo de la profunda, duradera y ahora solitaria noche en la que se vería obligado a zambullirse.

No fue fácil para nadie, pero la nocturna compañía ya les había abandonado. No eran las seis de la mañana y ya Abi, junto a Maikol, emprendiendo su camino hasta el gran árbol. Cada segundo parecía una hora y con cada hora se hacía más fuerte el miedo de no verlos más.

Después de la larga espera, el equipo fue llamado a pasar a una extraña sala, sus paredes estaban recubiertas con pequeñas luces, eran bellos cristales. El suelo parecía prácticamente formado por nubes. En el centro de la habitación puestos de forma circular se encontraban los seis capullos. No tenían el oscuro color que habían obtenido desde el horrible evento de ayer, sino que tenían variados colores.

Al llegar a su destino, la espera fue inevitable tras ir a esas horas, pero en algún momento, su llamado marcó el momento en que cesaría la espera. Pocos segundos después, ya se encontraban entrando a una extraña y hermosa sala, cuyas paredes estaba siendo recubiertas con pequeñas luces destellantes, tanto su techo como el piso combinaban a la perfección, realzando todos sus detalles entre sí de tal forma que provocaba una imponente sensación que les obligaba a mantenerse lo más quietos posible a pesar de querer admirar la singular belleza de aquella habitación.

Los chicos se acercaron a ellos, colocaron sus manos encima y gritaron:

¡Now!

Una radiante luz inundo la habitación, seis «Puff»

Se escucharon en medio del ajetreo y allí estaban...

Atrapada entre dragones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora