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Maratón 2/3

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Maratón 2/3

Movió débilmente su adolorido cuerpo sintiendo aquella extraña corriente recorrer cada pequeño rincón de su piel, como un cosquilleo áspero y doloroso que trataba de abrir lo más grande posible la carne de sus entrañas clavando afiladas cuchillas en todo su ser. Cerró sus ojos con fuerzas a la vez que sus labios se abrieron de sorpresa dejando salir un suave pero largo gemido de la impresión cuando algo húmedo toco su cuello. Los bellos de su piel se erizaron cuando la leve brisa de algo cálido toco su mejilla.

Y el sueño que tenía preso a todo su cuerpo desapareció dejando lo libre, cómo si el aire se sintiera más liviano y su alma se liberará de grilletes despertó de aquel trance que lo tenía encarcelado.

Movió sus pálidos brazos lentamente hacia arriba, los dedos su mano recorrían suavemente su pecho hasta llegar a su mejillas y con el dorso de su mano restregó sus ojos.

Abrió primero un párpado sintiéndolo tan cansado y pesado, que parecía que volverían a cerrarse de nuevo, su mirada se enfocó directamente en un objeto extraño colgando en el techo, parecía una especie de atrapasueños con colmillos y unas rocas que parecían lágrimas de colores muy brillantes.

Entrecerro un poco los párpados. Aquellas rocas parecían brillar con más intensidad. Más que brillar. Era como si tuvieran su luz propia. Tan brillante como las estrellas. De alguna forma...era hipnotizante.

Su cuerpo de pronto se sintió mareado, adormecido.
Estaba cansado.
Como si con sólo mirar aquel objeto se hubiera robado todas sus energías.

El aire de pronto comenzó ahogarlo, a perforar su garganta con cada respirar. Quemaba. Ardía de una manera extraña hasta el punto que lo estaba asfixiando.

Tan sofocante y pesado. Quería llorar.

Parecía destrozar su cuerpo desde adentro, clavando afiladas cuchillas, llenandolo de gruesos y pesados tornillos que con el tiempo apretaban de manera tortuosa.

Dejando lo sin aire.
Robando el oxígeno en sus pulmones.
quitándole aquel aire que parecía ser extraído desde adentro a la fuerza, y salía quemando todo a su paso.

No podía soportarlo.

Sus orbes azulados se cristalizaron dejando que pequeñas y gorditas gotas calientes se balancearan por sus párpados y cayeran de manera forzadas por sus ya ahora rojas mejillas.

Llevo sus pálidas manos a su pecho. Queriendo tratar de ayudar a sus débiles pulmones. Queriendo buscar ayuda o suplicar por algo que no sabía que era.

Aquel acto más por auto reflejo que razonamiento.
¿Qué podrían hacer sus dos débiles y temblorosas manos para que el aire estuviera llenando sus pulmones?

🐺Los Ojos Del Lobo Blanco🐺jimsuWhere stories live. Discover now