One shots de México.

Futuro Diferente.

Pues bien...

Las cosas no han salido como fueron pensadas.

USA los había reunido en su casa... En medio del bosque...

Pero bueno, la cosa es que pidió ayuda para un proyecto algo extraño y muy ficticio.

—¿Una máquina del tiempo?— Rusia cuestionó algo aburrido, pues cuando lo había llamado estaba dormido.
—¡No es una máquina del tiempo! Es solo como... Una máquina de predicciones, nos dice que pasara,que hubiera pasado y cosas así...— el estadounidense rasco su cabeza, apoyándose en la mesa.

—¿Y eso a nosotros como nos incluye?— pregunto Argentina junto con un muy confundido Chileno a su lado.
—Uh, no tengo idea, solo llame al azar, y ustedes 4 salieron, no me culpen, de hecho también le hable a México pero él estaba ocupado.— tomo algo de café que se encontraba en su escritorio.

—Yyyyy, ¿Está listo?— China mantenía sus manos en el suéter que llevaba puesto, mientras veía atentamente el sótano del contrario.
—Eh... No.— dio un bostezo.
—Pero ca-

—Che, boludo, ¿Para que sirve esto?— Argentina tocó, bueno, golpeó una parte de aquella máquina, provocando que está comenzara moverse de una forma extraña.
—¡Argentina! ¡Cuidado!— una brillante luz los encandiló a todos los presentes, parecía que nunca se apagaría.

[...]

Sus ojos picaban bastante, con algo de fuerza se levantó del suelo, mirando a su alrededor.

Todo parecía normal.

—Uh, chicos...— USA movió a Rusia un poco para despertarlo, escuchando sus quejidos.
—Gh... ¿Donde estamos?— el asiático se sentó en el suelo, masajeando su cabeza, pues le dolía un poco.

—No tengo idea... Parece que seguimos en un sótano... Pero no es el de USA...— Argentina fue el primero en levantarse completamente, buscando una salida.
—Miren, esta puerta está abierta...— apunto a una de roble algo viejo, bajo de nuevo las escaleras para tomar a su hermano sudamericano siendo acompañados por los otros 3 países.

Chile intento abrirla, pero estaba algo atascada.
—Ya está, es el fin, estamos muertos, no hay comida ni agua y el aire me empieza a faltar...— de la nada, el chileno comenzó a hipeventilar, era bastante dramático de vez en cuando, por eso siempre estaba con México y Argentina, ambos lo ayudaban a calmarse.

—¡Chile! ¡Deja de moverte así, pelotudo! ¿¡Sos imbécil o que!?— el sudamericano bicolor con un sol como escudo tomo los hombros de contrario.
—Encontraremos una forma de-

Muy tarde, Rusia le había dado una patada a la puerta, derribando toda esta, dejándolos libres.
—Oh... Eh...— el argentino le dio un leve golpe en el hombro del eslavo.
—Eres increíble.—

Todos los países salieron del lugar, viendo varios árboles a lo lejos, parecía estar como siempre, todo normal y correct-

—¡Detente pendejo!— comenzaron a escucharse risas y algunos cuantos pasos.
—¿México?— Argentina sonrió, viendo el camino de tierra hasta ver a cierto país conocido, Uruguay.

—Espera...— el ruso tomo el hombro del bicolor, deteniendo sus pasos.

La cara del chico se veía pálida, su ropa estaba hecha harapos, al mismo tiempo que que su cuerpo tenía varios hematomas y rasguños.
—Escondanse.— dijo serio, tomando al argentino lanzándolo dentro al bosque junto con los demás.

Fue en ese momento que un disparo los aturdido por completo, el cuerpo de uruguayo cayó al suelo con su pierna herida.
Rato después, entro a escena cierto país tricolor con una vestimenta que tanto USA como el eslavo conocían bastante bien.

Third Reich.

—Vamos mi querido amigo... No me veas así... Pudiste haber sido parte de mi como Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú...— el sudamericano intento levantarse, escuchar el nombre de su ex esposo lo hacía muy nostálgico, no era apara nada bueno es estos momentos.

—Pero noooo, decidiste ir en mi contra y bueno.— soltó una risita.
—Esto es lo que pasa...— otro disparo se escuchó, Uruguay había muerto.

México limpio su pistola, vestía unos pantalones de cuerpo negros junto con un abrigo largo cubriendo gran parte de su cuerpo, su bandera era, por alguna razón, la misma.

USA se cayó por accidente, causando que el mexicano lo mirará fijamente.
—Joder.— Rusia miró como el latino se acercaba lentamente hasta el estadounidense, rezando para que no sucediera nada.

—Pero bueno, ¿Eres tonto o simplemente no sabes captar órdenes?— fue lo primero que dijo este, tomando su brazo para levantarlo, era mucho más alto que el norteamericano ahora.
—Uh, ¿Q-que?— pregunto algo confundido el de 50 estrellas.

—Te dije que esperaras en casa, no puedes salir si Nazi no lo aprueba, vamos, tenemos una reunión en poco tiempo.— comenzó a jalarlo para entrar de nuevo al camino.
—¿Reunión?—

—Ya sabes, para decidir que hacer con los países rebeldes.— detuvo su caminar y miró al estadounidense.
—¿Cómo que rebeldes? Ugh, creo que me golpee la cabeza.— fingió dolor, mientras los demás escuchaban.

—Estamos ganando, Nazi te derrotó, la Unión Soviética está colapsando, los únicos países que quedan son los rebeldes, ¿Ya recuerdas?— su voz era más demandante, USA negó.
—¿Q-quien es el líder de los países rebeldes?—

México soltó un bufido, mirando al norteamericano a los ojos.
—Argentina, creo que mejor que nadie deberías de tener cuidado.—

—Mierda.—

Diossss

¿¡Que es estoooooo!?