III

115 12 0
                                    

Dante y yo llegamos a la salida del cuartel para encontrarnos con Nero enfrentándose a algunos demonios, lucía demasiado molesto y golpeaba con fuerza a las criaturas con ayuda de su brazo.

-¡Vamos!- me indicó Dante y corrimos hacia Nero, terminamos con gran cantidad de demonios, pero estos seguían apareciendo de debajo de la tierra, algunos más peligrosos que otros.

De momento algo captó nuestra atención, a lo lejos podíamos ver como su eminencia se encontraba flotando sobre la gran estatua de a quien hacia llamar "el Salvador" mientras recitaba unas palabras inentendibles. Sobre la estatua calló un gran rayo dorado, dándole vida a esta.

-¡Dante!, ¡Nero! tienen que terminar con esa cosa antes de que lastime a alguien- les dije mientras apuntaba hacia nuestro nuevo invitado.

-Van a lastimarte- comentó Nero

-¡Solo vallan! Puedo manejarlo, aprendí del mejor- Miré a Dante y le sonreí.

Ambos asintieron y echaron a correr hacia donde se encontraba la estatua, esta se dirigía lentamente hacia la ciudad dando fuertes pisadas y manotazos. -Bien...¡Aquí vamos!-
Tomé a Ivory con fuerza y apunté hacia una de las criaturas más grandes, disparé hacia su cabeza pero esta seguía moviéndose, disparé nuevamente y comenzó a derretirse dejando una sustancia verde a su paso. Otro de los demonios saltó hacia mí y lo esquivé, este término estrellándose contra la pared, por lo cual solo bastó con pisotear su cabeza para terminar con su vida. Poco a poco las criaturas fueron disminuyendo en cantidad, había aprendido a apuntar apropiadamente y con un disparo en la cabeza era suficiente, algunas terminaban muertas y otras simplemente escapaban bajo la tierra. Las puertas del infierno estaban siendo cerradas.

-¡Eso es pedazos de mierda! Huyan si no quieren salir lastimados- comenté victoriosa

Me limpié el sudor de la frente y me senté en el piso, jalé las mangas de mi gabardina y las utilicé para limpiarme la cara, en estás quedaron algunas manchas verdosas y rojas debido la masacre que acababa de hacer. Me reacomodé sobre dónde estaba sentada al sentir una piedra sobre mi trasero, me levanté un poco para quitarla de ahí y cuando la tomé me di cuenta de que la supuesta piedra se trataba de un collar con un colgante en forma de alas de ángel, sabía que era de Nero, lo tenía colgado en su cuello todo el tiempo.

-Ya los deje solos demasiado tiempo...- comenté y me levanté, después me dirigí rápidamente hacia la dirección que habían tomado Dante y Nero.

La estatua del Salvador se encontraba maltratada y con algunas piezas faltantes, podía ver a Dante batallando y golpeándola con su espada, pero no había rastro de Nero.
-¿Necesitas ayuda?- le grité al de rojo, el me miró y sonrió
-Muy amable, pero no, solo aléjate y mantente a salvo- respondió.
Yo me alejé y solo me limité a observar como poco a poco la estatua iba perdiendo fuerza. No pasó mucho tiempo para que esta terminara en el suelo sin capacidad de moverse. Dante bajó de un salto y caminó hacia mi con una sonrisa victoriosa en sus labios.

-¡Bien hecho!- le dije y chocamos las palmas, cosa que terminó avergonzando un poco al mayor.
-¿Y Nero?- pregunté después de unos segundo -Por allá- Dante apuntó hacia la estatua derribada y al instante Nero salió del interior de esta con Kyrie en los brazos y caminó hacia nosotros.

-Ya estabas tardando- Le dijo Dante al chico

-¿Esperas una disculpa?- le respondió el menor divertido, dejó a su amada en el suelo y después me miró.

-Bien hecho, héroe- le dije a Nero y le guiñé un ojo, este me sonrió -Bueno...- comentó el de pelo plateado -Si no nos hubieses ayudado allá atrás, no hubiera podido rescatarla- miró a Kyrie
-Gracias...-

Two souls ||Nero (dmc 4 & 5)||©Where stories live. Discover now