♛ T R E I N T A Y C U A T R O ✏

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—Sorpresas te da la vida.

Ambos nos reímos; fue él quien retomó el tema:

—Vale, tiene ojos bonitos, ¿qué más?

—Es muy humilde y amable —enumeré con mis dedos—. Tiene un mejor amigo al que ama, es muy leal, es sincera. Es muy divertida, es ocurrente, no es tímida, es dulce, no teme decir lo que piensa pese a que sabe que puede quedar en vergüenza. Eso es lo que me gusta de Isa: que es auténtica. No pretende nunca impresionar a nadie y siendo ella misma logra impresionar a todos.

Me quedé sin dedos para enumerar y al terminar de hablar, miré a James que tenía una sonrisa casi orgullosa en su cara, fue tan raro que me sonrojé y desvié la mirada.

—Si la ves así, no creo que un par de desventuras sean suficientes para renunciar a salir con ella. ¿Cada cuánto conoces a una chica así? Me refiero a lo bonito que has dicho, no a lo demente, de esas sí hay muchas.

Eso era verdad. Había conocido a muchas personas en mi vida, pero ninguna como Isa, no con sus principios, su bondad y sus locuras. Cada persona tiene virtudes y defectos y cada ser es único, pero el conjunto de lo que Isa era me había atraído desde que hablamos en la pista de hielo sobre el olor de las cosas, esa simple charla me mostró su carisma, su personalidad, que sí, me encantaba, incluyendo los inconvenientes ocurridos.

—Le mandé un mensaje esta mañana —comenté—, no terminó bien.

—¿Por qué?

—Pues digamos que anoche hubo una... situación de la que no necesitas saber, pero que ella resultó sumamente avergonzada y yo no sabía qué hacer.

—Básicamente lo que ha pasado siempre.

—Sí, básicamente. —De momento no le iba a contar a James todo lo que pasó porque lo sentía como una invasión a la privacidad de Isa, no iba a dejarle saber de semejante episodio bochornoso, sería peor para ella—. El caso es que esta mañana le escribí porque anoche no hubo cómo despedirnos. Me dijo que hiciéramos borrón y cuenta nueva, le dije mi segundo nombre, le pareció feo y luego me pidió disculpas por decirlo. Me dijo que le escribiera más tarde, le dio vergüenza y le dije que bueno... pero no le he escrito más.

—¿Por?

—No sé qué escribirle. No estoy ni seguro de que quiera que le escriba.

—Entonces ve y háblale personalmente —aconsejó—. Los mensajes limitan mucho una intención.

Solo alcancé a pensarlo por unos segundos cuando Martina entró a la cocina con su mochila puesta y una gran sonrisa para nosotros.

—¿Nos vamos?

James tenía razón y con Martina vi mi oportunidad, así que lo intenté:

—¿Te puedo llevar?

Su ceño se frunció de inmediato; desde la primera tarde de trabajo no la había vuelto a llevar y su regla de no Andy llevándome seguía intacta. Observé a James pidiéndole ayuda con un gesto, que dijera tal vez que tenía que irse, que no la podía llevar o algo para que no tuviera opciones.

—Solo quiere ver a Isa, deja que te lleve.

Bueno... algo es algo.

El gesto de mi hermana cambió a uno sonriente y perspicaz. Unos días atrás me había dicho que yo hacía buena pareja con Isa y aunque lo negué todo, algo me decía que ella ya estaba convencida de que algo pasaba entre nosotros.

—Bien, pero solo por hoy —accedió, luego miró a James—. ¿En la noche?

—Sí, voy por ti.

De una fuga y otros desastres •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora