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Lisa comenzaba a ponerse nerviosa. Era la primera vez que le verían su intimidad tan directamente.

- ¿Puedes abrir las piernas?.– Preguntó Jennie. Lisa se dió cuenta que con los nervios, había cerrado sus piernas inconscientemente.

- B-bien...– Comenzó a abrirse para Jennie, y ésta misma la ayudaba con sus manos.

Lisa cerró sus ojos, para no mirar, pero la curiosidad la invadió, y abrió su ojo derecho para echar un vistazo.

Oh, por Dios...Aquella escena escapaba de todas sus fantasías. Jennie entre sus piernas, haciéndola sentir bien, mientras conectaban miradas era simplemente lo mejor que podía pasarle en esa vida, y probablemente en todas.

- ¿Te gusta?.– Ahí estaba la pregunta más vergonzosa.

- S-sí...– Respondió, mientras se sonrojaba. Era la primera vez que le practicaban un oral, así que era comprensible. Apenas empezaban, y ya estaba tan pronta a correrse.— Me voy a--

No alcanzó a terminar siquiera la frase, y acabó.

- Vaya, tienes buen sabor.– Jennie le guiñó un ojo, traviesa.

Lisa no podía aguantar la vergüenza, y se notaba reflejada en su rostro.

- Lo siento...– Se disculpó.

- No pasa nada, suele pasar.– Rió la morena. La verdad es que le había parecido bastante tierno, y un poco excitante.

Quedaron en un silencio un tanto incómodo, pero no muy largo, ya que la morena se levantó del jacuzzi, para envolver su cuerpo con una toalla.

- ¿Vas a acostarte?...– Preguntó Lisa.

- Sí, ya es tarde.– Jennie tenía muy en claro que era solo sexo, y temía que Lisa pensara lo contrario, así que prefería evitar más contacto íntimo.

- Bueno...– No sabía qué hacer.

- ¿Me vas a decir dónde puedo dormir?.– Rió Jennie.

- Ah, sí, claro.– Se levantó, para secarse.

Jennie admiraba aquel cuerpo tallado por los dioses. Ciertamente Lisa era muy hermosa.

Luego de mostrarle una habitación, solo se miraron fijamente...

La morena ni podía negar aquella sensación en su pecho, que le hacía creer, tan solo un poco, en la historia de Lisa.

- Bueno, mañana iré temprano a ver a mi padre...– Le dijo.– Puedes decirle a una de las jovencitas que están en la casa que te abran la puerta, o te den de desayunar. Puedes pedir lo que quieras...

- Creí que te acompañaría...– Dijo. Ni ella sabía por qué se preocupaba tanto por Lisa, pero era inevitable. Sentía una conexión inexplicable.

- Si eso quieres...– Sonrió un poco.– Bueno, entonces vendré en la mañana a la habitación.

- Sí...– Sonrió Jennie.

Cuando Lisa la dejó sola, cerró la puerta. Ese sentimiento que tenía, que no podía explicar, la estaba volviendo loca. ¡Apenas la conoce!.

Después de acompañarla a lo de su padre, se aseguraría de alejarse de ella. No iba a permitir que toda esa locura arruinara lo que tanto tiempo le costó construir; su carrera.

Lisa por su parte, sonreía como estúpida al recordar lo sucedido anteriormente. Tal vez no sería tan difícil enamorar nuevamente a Ruby...bueno, a Jennie. Seguía siendo la misma, estaba segura, su corazón se lo dictaba...

Reencarnada.- JenlisaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon