Parte 7

33 2 0
                                    

Cuando la música cambio, ambos jóvenes se separaron pero no porque quisieran, sino porque Daniel los irrumpió con la intención de hablar con Ross, el azabache no quería molestar con su presencia por esa razón se fue directo hacia su amigo oriental, por otro lado Everett se quedo atontado solo por recibir un guiño de su pareja.

-¿Disfrutando del baile? —Pregunto con una ceja alzada.

-Si, bastante —Dio un último vistazo a Stephen que hablaba con Wong, aquel traje le quedaba tan bien que no podía dejar de agradecer a su padre por su gran elección. — Muchísimo.

-¡Oye! Deja de babearme los zapatos, ¿Quieres? —Bromeo el castaño— Parece casados, vistiendo casi iguales. Escucha, lamento separarlos, no entiendo muy bien pero... creo que la gata de Flich te está buscando o eso me dijo él.

-Acá estoy muchacho —Se escucho a lo lejos la voz de la gata, se encontraba sentada en el marco de la ventana, la iluminación de la luna hacia la dichosa ventana le hacía brillar el pelaje, aunque Everett no era capaz de leer expresiones de animales podía sentir que estaba preocupa.

-Escuche que me buscaba Sra. Norris, ¿Sucede algo? —El rubio ya se encontraba lo bastante cerca de ella, utilizo su vocabulario que compartían.

-Mira hacia allá, en el bosque, ¿Notas algo? —Pregunto con cautela.

El joven Hufflepuff se acerco hacia la ventana para ver lo que sucedía, pero con aquella amenaza latente de vuelta en su cabeza, se recargo contra el gran ventanal para agudizar su vista, noto como diferentes animales salían disparados del interior del gran y extenso bosque, unos se iban directo hacia el castillo, otros iban hacia la casa de Hagrid, aunque algunos de ellos se marchaban sin saber a que lugar.

-Están saliendo...

-Están huyendo, mira más a fondo— Le indica para luego inclinar su nariz contra el vidrio.

El joven nuevamente entrecierra sus ojos para enfocar su mirada, una sombra enorme pasa detrás de unos árboles, la impresión que tuvo provoco que diera un salto hacia atrás, se encontraba realmente asustado.

-¿Qué demonios fue eso? —Miro a la gata, temía que fuese algo grave lo cual debería decirle al director.

-Cuida tu lenguaje, es un dementor —Regaño a la vez que le explico.

-Vi uno similar en mis primeros días, intento atacarme aunque Strange lo evito.

-No debería, son guardianes de Azkhaban o bueno, la mayoría lo son, ¿Tienes idea de lo que buscan?

-Si no es un "que" es un "Quien" —Observo el rastro de destellos negros que dejaba a su paso.

"Udaku"

-Ya se va... —Comento la gata crispándose al ver como la criatura se alzaba en el aire. — Cuídate, Everett, lo digo enserio.

El rubio asintió aunque de nuevo se quedo solo observando la inmensidad del bosque, simplemente murmuro como si alguien estuviera tras el vidrio del gran ventanal, aquel ser del cual le amenazo y que ahora lo odia con gran intensidad.

-Se que me escuchas, no te tengo miedo. —Hablo con seriedad, para luego marcharse porque sabía que no iba a recibir una respuesta.

(. . .)

Ya había pasado días desde el gran baile, algunos estudiantes dejaron de murmurar chismes, como también dejaron de confesar que le gustaba cierta persona, todo había vuelto a la normalidad, Strange volvió a ser el mismo de antes con respecto a sus notas, ya no se preocupaba tanto por la persona que le gusta por lo que siempre existía algunos Ravenclaw que se alejaban, por otro lado Everett también estaba mejorando aun más porque pasaba tiempo con el azabache que le enseñaba todo tipo de magia.

-Pude haberlo hecho mejor. —Confeso cabizbajo el rubio, mientras ambos Hufflepuff caminaban a su siguiente clase del día.

-Anímate, deja de repetir eso o será tu Mantra —Intento animar a su amigo a la par que ponía una de sus manos en el hombro ajeno.

-Es fácil para ti decirlo Ross, te fue excelente, Snape ni siquiera te insulto una sola vez, yo tengo al menos diez sobrenombres más que agregar a la lista, quizá yo también deba conseguirme mi propio Ravenclaw para estudiarlo, digo, para estudiar —Corrigió de modo de burla.

El más bajo no negó nada, tenía razón porque ambos se daban besos mientras estudiaban, aunque le dio un empujón a su amigo por ser tan directo, aun así su rostro se encontraba rojizo.

-Con el profesor Flitwick te ira mejor.

-Eso espero o tendré que quedarme en el castillo, durante las naciones y eso es para los perdedores— Bromeo.

-¡Oye! —Everett dejo ir un golpe al hombro ajeno, luego de aquello paró en seco en mitad del pasillo— ¿Sabes qué? Debo ir al baño.

-¿Te acompaño?

El rubio negó de inmediato para irse corriendo hacia el baño que quedaba bastante lejos, se trataba de la segunda clase y aun falta para que cada uno de los alumnos se vaya a su hogar, por fortuna la última clase de esa materia era libre, la profesora Mcgonahall los llevo al jardín para estudiar para las pruebas del siguiente día, siendo un día Martes las lecciones serian de Transfiguraciones.

Ese mismo día ni siquiera cruzaron miradas o habla mediante Strange y Everett, aunque en la mente de este ultimo seguía soñando de lo bien que lo había pasado en la noche anterior, cambio de pagina totalmente distraido hasta que Daniel hablo más fuerte, al parecer le había ignorado de manera inconsciente.

-Vamos, la clase está terminando, tenemos que ir a la case de Cuidado de criaturas mágicas. —Hablo con gran emoción.

-¿Desde cuándo tenemos esa clase? —No tenía ganas de ir a otra de las clases del día, quería saltarlas aunque esto fuera un poco imposible siendo que es un alumno que entro a mitad de año.

-Anímate, es divertida esa clase —Se levanto y ayudo a su amigo para ir hacia la siguiente clase.

En esa clase ambos Hufflepuff estaban estudiando acerca de las salamandras, también la alimentación y el cuidado, aunque para Everett le fue sencillo porque podía comunicarse con ellos, aunque se le complicaba estudiar las maneras de su cuidado y tratamientos, solo la tomo porque es bueno con eso, pero no creía que fuera una parte teórica. La siguiente clase se trataba de Herbologia la cual ya estaba realmente cansado de las lecciones.

Todos los jóvenes de diferentes clases ya se estaban reuniéndose en el gran comedor, Strange entro de manera abrupta para buscar el rubio y seccionarse a que se encontraba bien, cuando lo vio junto a Daniel se encontraba bien, por lo que tomo asiento junto a Wong, comenzó a comer con calma hasta que vio a la chica de Gryffindor besando a SU Hufflepuff.

-¿Qué sucedió que te quedaste estático? —Le pregunto el oriental al ver a su amigo pálido, su mirada fue hasta la mesa de adelante encontrándose con el rubio molesto con una joven, cuando comprendió volteo su mirada encontrándose solo— ¿Strange?

-¡Strange! ¡Espera! —Pidió en voz alta el rubio, se encamino hacia la salida por donde el azabache se marcho, hasta llegar a los baños.

Poco le importo al rubio haberlo seguido, en el baile del día anterior muchos de buen corazón supieron la verdad, solo ellos sabían la razón por la cual lo siguió, aun así seguía insistiendo hasta que encontró el cubículo que el azabache se encontraba ocultándose, para detenerse frente a la única puerta que no fue abierta.

-¿Estás aquí? —Tomo con una de sus manos la manija de la puerta, al intentar girarla una descarga eléctrica pego en su palma, había sido hechizada para que nadie salvo el que permanecía adentro pudiera abrir— Háblame, ¿Eres tú? Lo siento, sabes que no tuve que...

-Déjame solo, Ross—Respondió el Ravenclaw adentro del cubículo.

-No, anda déjame entrar, podemos hablarlo. —Volvió a tomar la manija para abrirla y nuevamente resulto lastimado— Strange... por favor... no hagamos esto por una chica.

Hubo un silencio tan cortante que el mismo rubio se sintió herido, su pareja aunque realmente no le había puesto una etiqueta a lo que tenían ambos, estaba molesto, tenía todo el derecho a estarlo, pero no comprendía porque se debía a una chica, si el mismo azabache sabia de sus sentimientos, camino hacia la puerta principal del baño para sacar su varita y conjurar uno de los hechizos para cerrar la puerta.

Al volver con Strange de inmediato llevo su varita hacia la cerradura y menciono Alohomora, cuando la puerta se abrió se cruzo de brazos con molestia, el azabache parecía que estaba llorando aun así no le importo tan solo hablo desde el fondo de su corazón.

-¿Crees que lo que paso allá afuera me gusto? No lo planee y si pudiera haberlo evitado lo habría hecho, ¡Santo cielo, Stephen! ¿Crees que no quisiera gritarle a todo el mundo que a quien amo es a un chico? Te amo a ti. —Comenzó a derramar algunas lagrimas— ¡Te amo a ti!

Se sentía sucio al ser besado por aquella joven, tal vez eso es lo que ocurría, el azabache no lo consideraba confiable porque es nacido de una bruja y un Muggle, tan solo fue hasta los lavabos para dejar correr el agua y limpiar sus labios de forma frenética, tan solo seguía llorando, su autoestima se había ido demasiado lejos.

En cuanto a Strange se alarmo cuando vio a su pareja hacerse daño que camino hasta él para detenerlo, mencionando que estaba bien que no se sintiera mal, había sido su error por lo que volvió a llorar, sabía que era la única persona a la cual le entregaría su corazón y temía que el rubio lo pisotee, odiaba su apellido y su árbol genealógico insignificante.

No estás sucio, no quiero ser sangre pura. —Admitió con sinceridad, quería ser alguien normal, una persona que pudiera comprender los sentimientos y ser más humano como lo es Everett, tener padres gentiles y una vida relativamente común.

-Esta es nuestra realidad, amor mío. —Sonrió melancólico para separarse mientras se fregaba sus ojos— Cuando nuestra vida escolar se termine, ¿También terminara lo nuestro? Tenemos unos pocos años, debemos disfrutar lo que nos quedan.

-No será así, luchare por ti —Le limpio las mejillas y luego le beso en los labios con la intención de calmar su llanto, el beso empezó gentil hasta convertirse en uno más intenso del cual jugaron con sus lenguas.

Mediante el lapso que se encontraron besándose el rubio llevo al azabache contra la pared para continuar el beso y comenzar a tocarlo bajo la túnica, no iba a desaprovechar el momento, el Ravenclaw no sabía que debería hacer, no leía la situación por lo que tuvo que separarse.

-Si no crees a mis palabras, créele a mi cuerpo—Dejo de tocar el pecho ajeno para llevar una de las manos ajenas para atraerla y posesionarlo sobre su pecho de este modo pudiera sentir los latidos de su corazón— Porque él no miente...

-Se que me amas —Continuo con el beso, aprovechando a transmitirle los sentimientos aunque el rubio no comprendía del todo lo que estaba pasando, se separo y se mantuvo contra el contrario sintiendo la respiración ajena— Te amo, Everett.

-Eve, los demás están a punto de salir del comedor, apresúrate a salir. —Hablo Daniel detrás de la puerta, se había atrevido a salir minutos antes para evitarles un mal rato a ambos chicos, lo cual Everett agradeció internamente.

Se aparto del contrario aunque antes de hacerlo le dio un beso fugaz en la mejilla, saco la varita y deshizo el hechizo en la puerta dejándola libre el acceso de cualquiera, hizo señas al azulado para que saliera primero y luego se iría el, así lo hicieron, se sentía algo aturdido y feliz, pero sobre todo se sentía enamorado.

Cuando Stephen salió Daniel solo debido una sonrisa posándose como un guardián en la puerta hasta que su amigo salió, el cual veía por el largo pasillo como su novio desapareció, sonrió sin rastro de daños aunque si sus ojos estaban algo hinchados de tanto llorar.

-¿Entonces todo está resuelto? —Pregunto precavido, aunque la sonrisa ajena le hacía sentir relajado, cuando el rubio asintió solo dio un suspiro— Todo está bien, vamos, el prefecto nos estará buscando para ir a nuestra casa.

Pasando a Strange se fue directo hacia su dormitorio encontrándose con su amigo, el cual le pregunto si todo marchaba bien, lo cual solo asintió, estaba todo resuelto e inclusive le colocaron una etiqueta a lo que son ellos, se acostó sobre la cama dando un suspiro de enamorado, miraba el techo recordando la imagen de su pareja causando que una sonrisa boba saliera de sus labios.

Por otro lado, Everett se encontraba suspirando tan románticamente acostado sobre la cama, suspiraba tan fuertemente que le molestaba a Daniel que intentaba descansar plácidamente, por lo que empezó a regañar a su amigo, aunque se tape con la almohada esto era inútil porque escuchaba un "ahh, Stephen".

-Deja de suspirar por ese Ravenclaw, Ross, intento dormir. —Cerró sus ojos y luego siguió escuchándolo— Mejor duérmete ya, mañana tenemos exámenes.

Advirtió el cansado castaño, al menos los dos jóvenes que se encontraban compartiendo la misma alcoba yacían dormidos en sus correspondientes camas, el rubio se acomodo jalando las sabanas de la cama para dormir mejor, volteo en la dirección del techo reprimiendo sus ganas de soltar pataletas y suaves gritos que provenían de su corazón.

El corazón de Everett apenas estaba comenzando a calmarse de su último encuentro, si que estaba jodido, a pesar de saber que era gay nunca se había enamorado de alguien en toda su corta vida, por lo que todo era nuevo para él.

Al fin cerro sus ojos recordando ese último beso que le robo el aliento, la forma tan posesiva y pasional con la que el pelinegro lo tomaba, ahí estaba de nuevo esa sensación, su cuerpo se sentía caliente a pensar en su "Pareja", era vergonzoso... un cosquilleo en su vientre bajo hizo que cruzara las piernas para detener la sensación.

Stephen

Stephen

Stephen


Se toco el pecho con la palma de su mano, otra vez ese latido irregular, un nuevo suspiro escapo de sus labios y el impacto de una almohada sobre su rostro no se hizo esperar, sacándolo por completo de sus pensamientos.

-Te lo advertí. —Susurro desde su lado Daniel que sin prestar atención porque realmente estaba cansado, el rubio soltó una risa nerviosa y se cubrió de pies a cabeza.

"¿Qué rayos pensaba hacer?"

(. . .)

Al día siguiente el azabache entro al gran comedor, en vez de sentarse en su lugar de siempre esta vez se sentó cerca de la mesa de Hufflepuff, el rubio se encontraba hablando con su amigo por lo que no se daba cuenta de ello, Strange se le acerco lo suficiente para luego decirle un simple.

-Buenos días, cariño —Sinceramente no creyó que el efecto fuera preciso, aunque recibió una mirada desaprobatoria de Daniel lo cual se sintió algo incomodo, lo cual provoco que el castaño se levante y se vaya a otro extremo de la gran mesa— ¿Hice algo mal, Everett?

-¿Algo mal? —Alzo la ceja con extrañeza para luego responderle— Todo lo haces perfecto, quiero decir... ¿Cómo te fue con los eximes?

Ese día le era extraño para el joven Everett, esto se debía a que se encontraba maravillado por la belleza de "Su pareja" hacia que todo cobrara un nuevo color, no tenía ni idea porque lo decía, amaba como eso sonaba, simplemente espectacular tener al Ravenclaw como su novio, le llenaba de felicidad.

-Hay algunas cosas que quiero contarte —Comento sonriente, una de esas "cosas" le llenaba de emoción— Mi prefecto me comento que...

-Hola, chicos —Saludo una Hufflepuff que paso cerca para luego acomodarse junto a sus amigas.

-Hola... —Saludo Everett, para volver al asunto. — Mi prefecto conto ayer por la noche que...

-Buenos días, jóvenes—Saludo un profesor para continuar caminando hacia la mesa en donde los profesores se sentaban.

-Buenos días, profesor— Saludo Stephen con una sonrisa amable, para luego volver a ver a su pareja que parecía pensativo— ¿Qué dijo?

-Como decía...—Quiso continuar sin embargo el anuncio de la segunda hora dando inicio había irrumpido su relato, el sonido de las campanadas hizo retumbar cada rincón del gran comedor, el Ravenclaw no pudo evitar soltar una pequeña risa por lo cómico que se había vuelto la situación. —Te lo contare después...

Everett se sentía molesto aunque poco tiempo perduro aquel ceño fruncido todo se debía a la caricia que le proporciono Stephen el cual no quería que el rubio se vea tan enfadado, aun así Daniel llego y tuvieron que irse cada uno a su clase correspondiente.

En todo el lapso de tiempo que Strange tuvo las clases se sentía ansioso por saber, aunque su amigo oriental le mencionaba que debía de ser paciente y calmarse, el no podía hacerlo, cuando sonó la campana dando el receso salió corriendo para buscar al rubio y cuando lo tuvo frente suyo posesiono sus dos manos sobre el hombro ajeno.

-Dime lo que tengas que decirme, por favor, Everett —Se encontraba exhausto, pero ansiaba saber que era lo que tanto tenía que decirle.

-Oye, ¿Estas bien? —Everett se sorprendió al ver a Stephen en esa condición, aunque también se sentía culpable por dejarlo con aquella interrogante, lo cual no era nada grave pero que estaba muy emocionado— Bien, te lo contare.

Al ver algunos jóvenes circulando por el lugar que serian capaz de escuchar la conversación, el rubio sujeto el brazo ajeno para llevárselo a unos pasillos solitarios por tal motivo que tampoco quería ser irrumpido por nadie, su rostro se tiño de rojo carmín solo por los nervios de tener a su novio cerca, tomo aire para tener el valor de continuar antes de que alguien los interrumpa.

-Nuestro prefecto Albert me conto ayer algo increíble, no podía esperar a contártelo y saber qué piensas al respecto —Sonrió y bajo la mirada avergonzado— Cuando son pocos los alumnos que quedan en vacaciones dentro del castillo somos libres de utilizar las instalaciones como se nos plazca, ¿Sabes cuantos nos quedaremos estas vacaciones sin contar con los profesores?

-No lo sé, Everett—No entendía el punto que quería llegar, pero si estaba emocionado entonces haría lo que quisiera.

-Contándonos a nosotros seriamos un total de diez, Stephen, seremos solo diez alumnos en todo el castillo—Everett estaba más emocionado que antes— ¡Eso no es todo!

El rubio dio cortos pasos hacia el azabache, para acercarse y murmurarle cerca de la oreja para que solo ellos dos sean los cómplices de esa idea tan romántica y peligrosa.

-Aunque ningún estudiante de otra casa puede entrar a otra, en esta ocasión para que los alumnos no se sientan solos son libres de usar las habitaciones de visitantes del ala Oeste, esa que usan los maestros temporales mientras enseñan. —Continuo hablando pero debía dar un respiro o acabaría agotando el oxigeno de sus pulmones— Escucha, estaba pensando que... para que no nos sintiéramos solos en nuestra casa podemos... ¿Qué piensas?

-Claro, está bien por mi —Fue lo único que fue capaz de decir, ya que se sentía algo avergonzado por esa idea tan inesperada, aunque podía tomar la oportunidad de ver al rubio usando pijama o algo similar— ¿Pero estas seguro que sea buena idea? No es que no quiero, sino que temo meterte en problemas.

-¿Uhm? ¿A qué te refieres con "problemas"? —Pregunto haciendo comillas en la última palabra, su novio era perfecto para el— ¿Acaso roncas o hablas dormido? Puedo soportar cualquier inquietud si eso significa dormir contigo.

Lo último que había mencionado sonó demasiado sugerente, recordando "eso" realmente no pensó detenidamente la posibilidad que lo tuvieran, la noticia le llego con tal alegría que olvido el hecho que ambos compartían un vinculo especial.

-Es decir... —Se puso nervioso y comenzó a fallar en la soltura de sus palabras— No quiero decir que... vayamos a dormir juntos como "juntos"... quiero decir... hay habitaciones que tiene dos camas, no es como si pensara que íbamos a dormir en la misma cama... no estoy en contra de eso, me encantaría mucho hacerlo.

-Tranquilo, Everett —Lo atrajo para darle un cálido abrazo, con la intención de que se calmara para luego hablarle— Dormiremos juntos, te amo.

El corazón de Ross comenzó a latir con más intensidad, cada vez que esa palabra tan especial salía de sus labios ajenos con fuerza añoraba le provocaba que fuera mágico y único, se quedaba grabando en su mente las palabras mientras su corazón latía con gran emoción, dio una sonrisa, una que mostraba completa sinceridad, ambos derrochaban amor puro el uno por el otro a kilómetros de distancia.

-También te amo, Stephen—Confeso sintiéndose más aclamado ante las recientes confesiones.

Como a ninguno de los dos le desagradaba la idea de dormir juntos lo harían, aunque faltaba dos días para que eso ocurra lo cual significaba que debía dar los exámenes correctamente para tener el tiempo de estar con su pareja, todos partirían del castillo dejándolos solo a los que no podían, no querían o no se lo merecían, ahora con esos pensamientos presentes se iría volando el tiempo e incluso los días.

-Te veo en la cena, guapo. —Se separo del contrario y le guiño un ojo para luego salir de su escondite para dirigirse con sus compañeros de casa.

El amor a través del tiempoWhere stories live. Discover now