Parte 5

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Al día siguiente luego de aquellos acontecimientos que cambiarían la vida de Stephen y Ross, este ultimo estaba recién levantándose, sin la necesidad de la intervención del prefecto, algo de lo cual el rubio se sentía orgulloso, porque no quería caer directo al suelo, aquella mañana su humor era deslumbrante, todo le resultaba color de rosa debido solo a una persona de Ravenclaw, estuvo estudiando toda la noche, al menos el tiempo en que no fantaseaba con Stephen, durante el día ensayo pociones junto a sus compañeros sin que una chica de Griffindor lo moleste.


Le provocaba cosquillas en el vientre al observar cada vez que pasaba por el aula, esto se debía a que de a poco las decoraciones del gran baile se hacían presente, su mente estaba tan distraída y dispersa, porque sería su primer baile con un chico con el cual le gustaba, de verdad lo quería...

"¿Bailaremos? ¿Siquiera sé bailar?" aquellos pensamientos inundaban la cabeza del rubio, tan emocionado como nervioso de que no salga como esperaba, pero también deseaba pasarla muy bien.

-El baile será pronto— Comento Daniel— ¿Ya haz pedido tu traje? Si no lo haces ahora no llegara para pasado mañana, Ev.

-¡Demonios! Tienes razón, debo escribirle a mi madre...

-Yo le escribiré a mi abuela, ¿Quieres que vayamos a la sala común para hacerlo después de clase?

-Ehm... si, solo tengo que estudiar pociones, tardare un poco...

-¿No escuchaste? El salón de pociones estará ocupado hoy, el profesor Snape no quiere que nadie entre, tendrás que hacerlo en otro lado, hablando de eso, habías dicho que no querías ir al baile, pero ahora iras, ¿Qué te hizo cambiar de opinión? — Alzo una ceja, su mirada divertida hacía referencia a que ya sabía la respuesta pero de igual manera quería oírlo de la boca de su amigo.

-Pu...pues...

-¡Señor Daniel! ¡No lo veo estudiando para su examen! —El profesor Fliwick regaño al joven castaño, este se quejo y dejo el tema de lado, el profesor guiño el ojo cómplice al cenizo.

Luego de que las clases terminaron, Everett camino hasta su sala común junto a Daniel, durante el trayecto no se encontró con nadie que sea peligroso, incluso no se encontró con Stephen, sin embargo esto no lo deprimió más bien intensifico sus ganas de escribir la carta a sus padres, entro por aquella puerta y se dedicaron a escribir, algunos borradores y finalmente la carta que sería enviada.

[Sr. y Sra. Ross
Asunto: Traje, reporte.

Madre, Padre, seré breve así que por favor no se emocionen de más. ¿Pueden enviarme alguno de mis trajes? Habrá un baile en Hogwarts y tengo una cita (¡¡Con un chico!!)

Pdt: Nada que reportar del pasado asunto.

Atte.: Everett Ross]


-¡Listo! Termine al fin —Satisfecho, luego lo coloco en un sobre y le coloco el sello.

-¿Tan rápido? Yo apenas y moje la pluma —Bromeo Daniel con la pluma en mano.

-Mis padres exageran mucho estas cosas, es mejor no alentarlos mucho, mi madre sería capaz de venir solo a asegurarse de que no me abotone mal el traje...—Confeso con gran vergüenza.

-Se oyen como excelentes personas, Eve. —Comento mientras empezaba a escribir.

Sus padres eran fanáticos, tenían cierta ilusión en que cierto azabache algún día fuese a conocerlos, ellos saben y comprenden de los amores difíciles, después de todo era una bruja y un Muggle, tiempo atrás antes de que el naciera, su madre escogió el amor hacia la magia, así que esta le fue extraída por parte del ministerio del que formaba parte, para gracia o desgracia de su familia, cuando Everett nació y presento signos de escancia mágica intentaron criarlo de la mejor forma posible, un balance de ambos mundos, no obstante fue seleccionado para su destino los profesores dictaminaron que no podían ser descuidados, de manera discreta y secreta e inclusive ilegal, le devolvieron los poderes a su madre... si alguien lo llegase a saber no sabría lo que podría acontecer.

-¿Everett? —Daniel chasqueo los dedos frente al rostro ajeno, al ver que reacciono suspiro aliviado y le dedico una sonrisa— Ya acabe mi carta, hay que enviarlas.

Ambos salieron de la sala para el área de mensajería donde descansaban diferentes clases de lechuza, en cambio al caminar por el largo pasillo hasta el dichoso lugar el rubio a lo lejos pudo identificar a Stephen junto a su amigo oriental, Daniel le dio un empujón hacia adelante para que vaya con él.

-Ve con él—Le hablo divertido, le agradaba ver a su amigo tan armonioso y tan alegre solo por una persona.

Pero ninguno de los dos, Everett y Stephen se movieron del lugar, era de día y si alguien los llegase a ver juntos sería un gran problema, solo le dedico a saludarlo con un movimiento tímido de mano, lo cual ambos lo hicieron, camino hacia la persona encargada de la lechuzas mensajeras, entrego la carta con las indicaciones correspondientes y luego lo hizo Daniel.

Cuando acabaron noto a los Ravenclaw que parecían hablar entre ellos, no sabía exactamente porque se encontraban en ese lugar, claro si no fuera para mandar o recibir la correspondencia, su corazón nuevamente latió de una manera distinta, los dos Hufflepuff se dirigieron hacia la salida.

-Los vemos luego, chicos—Se despidió de ambos, pero la mano oculta bajo su túnica fue la que rozo con los nudillos de su chico, como si fuese seda.

Volvió a hablar con su amigo de trivialidades con su compañero, su corazón de a poco volvía a latir con normalidad, preguntas como "¿Estará bien?" "Claro que lo está, sino, ¿Me lo hubiera dicho, no?"

-¿Qué harás ahora? —Pregunto su compañero— Aun falta cerca de una hora para que comience la cena.

-Iré a estudiar al patio, las gradas o el baño de tercer piso, ya sabes, un lugar tranquilo. —Ambos se despidieron al no tener los mismos planes, Everett camino fuera del castillo, recordaba haber visto un lago y su vista seria un lugar lindo para estudiar sin ser irrumpido.

En principio ese era su plan hasta que cierto Slytherin lo empujo, esto se debía a que es un alumno nuevo, por lo que siempre Mordo junto a sus secuaces se burlaba de los jóvenes vulnerables, Stephen al ver a lo lejos algo extraño se involucro, no tuvo más objeción que protegerlo, lo cual recibió un golpe directo a su estomago, aunque no fue lo suficiente fuerte lo cual era extraño.

-Te arrepentirás de eso, Mordo. —Molesto de que siempre lo golpee

-¿Y qué harás? ¿Acusarme con los profesores? Eres un inepto que no deberías estar en Ravenclaw. —Se marcho riéndose con sus colegas.

-¿Te encuentras bien, Everett? —Stephen se volteo para ver al rubio el cual se sentía apenado por lo ocurrido.

-...¿uh? Si... yo estoy acostumbrado a ese tipo de cosas supongo, gracias Stephen—Alzo la vista para conectarla con la de Strange, mordió su labio intentando no mostrar esa sonrisa boba de enamorado que tanto Daniel le había comentado que ponía cada vez que miraba al Ravenclaw. — Justo ahora iba a estudiar frente al lago.

-Me parece bien. —Aunque no traía consigo ningún material de estudio, lo cual le pareció extraño.

-mmm... —Observo a su alrededor notando que el libro que anteriormente sujetaba ya no lo tenía, lo cual pensó que aquellos Slytherin se lo quitaron— Mi libro... estaba aquí hace un segundo... yo debí haberlo dejado caer...

Alzo su vista en dirección al lago y ahí se encontraba el pobre libro de tapa azul oscuro.

-¿Eso es posible? — Pregunto más que extrañado, bufo molesto caminando hacia el lugar, ya afuera de su vista fue el libro sobre la rama en el árbol, no tan alto pero lo suficiente para que al menos el que era un enano empedernido no pudiera ser capaz de alcanzarlo. — Maldita sea.

-¡Accio! —Conjuro el hechizo el joven de Ravenclaw, el cual el libro fue directamente a sus manos, aunque Everett lo miro un poco sorprendido por hacerlo tan rápido y todo el enojo se le había ido. — Lo siento, Everett, de todas maneras aquí esta.

-Gracias—Lo tomo en sus manos, no entendía porque no lo pensó antes, quizás porque al ver a Stephen siempre lo hacía actuar distraído, observo que el contrario tenía algo para decirle, el primer pensamiento fue "Quizás se arrepiente..."

-Los de Slytherin... quieren que no vaya al baile o me tiraran ponche o tal vez a ti. —Realmente no sabía lo que eran capaces de hacer los de la casa de la serpiente.

-Eso significa que... ¿No iremos juntos? — Pregunto en voz baja, no quería ser escuchado por alguien más— Porque puedo defenderme y a ti también, podemos encontrar la forma... Stephen si tú no vas, yo tampoco iré.

El rubio se acomodo bajo la enorme sombra del árbol, sus pensamientos viajaban, haría lo que fuese que estuviera al alcance, algún hechizo mas inofensivos que supiera y pudiera ayudar en el momento, Stephen se sentó a su lado para acercarse con la mirada directamente hacia el rostro de su pareja, al menos es lo que creía, lo noto tan desanimado que llevo una de sus manos hacia el hombro para calmarlo, para demostrarle que no estaba solo.

-Iremos, eso no los detendrá, solo hay que estar alertas. —Aparto su mano para ocupar aquel lugar su rostro, reposando para ver aquel césped brilloso por el reflejo del sol, cerro unos instantes los ojos aquel día había causado explosiones y sacado terribles calificaciones, que su reputación acabaría destruida, algo que Mordo aprovechaba esa debilidad. — Quiero bailar contigo, Everett.

-¿Lo dices enserio? —Su mirada mostraba gran asombro, después de todo irían juntos— ¡Claro, claro! Todo saldrá bien, ¡Sera estupendo! ¡Gracias!

La emoción que genero en el rubio le hizo darle un abrazo furtivo, al poco tiempo se dio cuenta de su error y se alejo rápidamente sin darle oportunidad al otro para que reaccione, se disculpo rascando su cabello, volvió su mirada hacia el libro sin en realidad prestarle atención al contenido de este, Everett escucho el susurro del contrario el cual consistía en que quería bailar junto a él, lo cual tuvo reacción en que sus mejillas se tiñeran de rojo como tomate en temporada, solo imaginar la escena como tantas veces lo hizo desde que supo lo del baile le hacía revolotear el estomago.

-También quiero eso... quiero estar contigo, Stephen—Confeso viéndolo directamente por unos segundos para luego bajar la vista al libro, casi sintiendo el corazón en sus oídos.

La profesora Mcgonahall busco un apropiado lugar en medio del patio de la escuela para posicionarse, observo alrededor como los alumnos leían o platicaban animadamente, aclaro su garganta y coloco su varita con el encantamiento "sonorus" en ella haciendo su voz cien veces más fuerte, casi siendo escuchada por todo el castillo como si se tratara de un altavoz humano.

-Buenas tardes queridos estudiantes de Hogwarts, se me ha asignado la tarea de informarles o más bien recordarles que, no se distraigan demasiado en el baile, recuerden por favor que las pruebas comenzaran al día siguiente, por lo que les recomiendo enfocarse en lo que crean más importantes hasta la noche— Pareció bajar su varita, pero al instante retrocedió de vuelta a su lugar— ¡Oh! Casi lo olvido, después de los exámenes comenzaran sus vacaciones de medio año, donde pueden escoger libremente entre volver a sus moradas o quedarse en el castillo con el personal, bien ahora sí, me despido, tengan una agradable tarde y nos vemos a la hora de la cena.

Todos los jóvenes observaron como la mujer se retiro, el rubio se sorprendió al recordar nuevamente que entro a mitad de año, por lo que hacía poco tiempo que conoció a Stephen, los exámenes y la amistad que forjo con Daniel.

-Es verdad, casi lo olvidaba que entre a mediados del año— Comento Everett— el tiempo acá parece eterno.

-¿Si? Yo lo veo normal—Se mantuvo relajado con respecto de los exámenes, aunque ese mismo día demostró que un alumno ejemplar puede tener sus días malos, al ver el rostro del rubio se alarmo— Podemos estudiar pociones o la materia que te dificulta, pero intenta no ponerte triste.

-No estoy triste— Mintió, observo a su alrededor, el cielo, las plantas, sus compañeros y suspiro. — Es solo que no se si podre... ir a casa en estas vacaciones.

Todos los de la casa del tejón se irían, al menos eso es lo que escucho, bueno, los prefectos solían decidir quedarse el primer mes de vacaciones, así que al menos no estaría solo en su sala común y, están los profesores... y la señora Norris...¡Rayos! Sería un mes muy aburrido para el rubio, porque no vería a Stephen.

-Gracias, Stephen, pero tú también tienes exámenes, eres un año mayor que yo, tus pruebas son lógicamente más difíciles que las mías, no quiero afectar tus notas, eres un excelente estudiante—Volteo a verle con una sonrisa agradecida. — Me estas enseñando bien, no tendré inconvenientes.

-Tampoco iré a mi hogar, estaré junto a ti— Hablo de manera segura, su hogar no era tan cómodo como lo es Hogwarts o al lado del rubio, también quería conocer al rubio y pasar momentos únicos junto a él, pero no estaba seguro si Everett pensara igual, por esa razón espero una respuesta.

-Me encantaría ¿Pero qué hay de tus padres? ¿No querrán verte? — Pregunto casi sin querer hacerlo, realmente quería estar junto a él en esas vacaciones.

-Les mandare cartas— Menciono con gran desinterés en su familia, al ver que ya no se encontraba nadie a los alrededores se levanto y ayudo a levantar al contrario, cuando lo hizo levantarse le dio un beso sobre los labios.

Las mesas separadas, las casas distintas y el corazón compartido.

En el siguiente día el rubio volvió a fallar en levantarse temprano, por lo que su prefecto volvió a molestarse con el rubio el cual dormía abrazado con una cobija simulando una persona o algo similar, el joven Hufflepuff se acerco lo suficiente para levantar su voz.

-¡Vamos, Everett! —Albert estaba alrededor de diez minutos llamándolo de manera tranquila, pero nada funcionaba.

-Por favor, Albert...piedad —Lloriqueo desde la cama en donde oculto su rostro con las mantas, quería seguir durmiendo y volver al sueño en donde estaba Strange.

-¡Nada de eso! Hoy hay mucho que hacer, recibirán sus trajes de baile, además de asistir a clases tienen que estudiar, eres el ultimo que falta, no me hagas sacarte de ahí. —Amenazo sacando su varita de la túnica, sin embargo el rubio no se movió— ¡Wingardium leviosa!

-Eso no es justo—Encontrándose fuera de la cama y en el suelo.

-Apresúrate o hare que aparezcas en el baño de chicas en ropa interior. —Amenazo con una sonrisa un tanto sádica, aun sosteniendo su varita, lo cual recibió una buena reacción del rubio que su rostro se encontraba pálido y apresurándose en vestirse.

Nuevamente Ross no se encontró con Strange, por lo que creyó que estaba ocupado con sus exámenes y tareas, no debía preocuparse porque tenía su mente realmente ocupada, porque él debería estar haciendo lo mismo y no lo hizo.

-Señor Ross— Llama el profesor Flitwick, el rubio volteo su rostro para verlo y prosiguió a levantarse asustado del porque lo llamaba, estaba tan desconcertado que el mismo profesor tuvo que hablar relajado para no asustarlo. — La clase ya acabo, es el único en ella, ¿Está todo bien?

-Lo estoy, lo lamento, creo que estoy un poco distraído el día de hoy—Rio un poco por el mismo nerviosismo.

-¿Nervioso por el baile? ¿Acaso no tiene pareja? —Suponía que tal vez se deba a eso, un problema amoroso.

-Tengo pareja —Afirmo un tanto orgulloso y con una pequeña sonrisa traviesa— No es Gryffindor sino Ravenclaw.

-Oh, de los míos. —Sonríe con cortesía aunque a la vez curioso de quien fuese a ser— ¿Puedo saber de quién se trata?

-Bueno...—Se sentía tan nervioso que jugó con sus dedos, sin saber si era correcto mencionar el nombre o no responderle.—

En ese lapso de tiempo entro una joven en el aula comunicándole al profesor que la enfermera Pomfrey pide que le lleve las cosas que tomo en su clase, algo sencillo, el rubio se ofreció a llevarlo, tan solo era una caja llena libros y otras cosas, a pesar de que fuese rellenito podía ocuparse de ello, camino hacia la enfermería que quedaba un poco lejos de la clase.

-Oye chico, escuche a unas lechuzas hablar sobre los paquetes que han llegado, tu nombre y el del Ravenclaw aparecen en la lista, no lo olvides. — Informo la gata que apareció de la nada y que pronto se marcho.

-¡Gracias, Sra. Norris! —Tuvo que gritar porque el animal ya se había ido.

Al llegar a la enfermería le fue difícil abrir la puerta sin que recibiera ayuda, al entrar dejo las cosas sobre un escritorio, busco a la enfermera para informarle que sus objetos estaban en ese sitio, en su lugar sintió que el piso se le abría cuando en una de las camillas que dividían unas firmes y gruesas telas se encontraba Strange.

Se alarmo y camino apresurado hasta la camilla, sin hacer ruido puesto a que el azabache descansaba, tomo apresurado el informe a los pies de la cama, lo leyó para luego dar un suspiro, no era tan complejo ni riesgoso, se trataba de agotamiento, estrés y golpee leve en su rodilla, esta ultima estaba tratada por lo que volvió a colocar el informe en donde lo encontró.

Estaba un tanto aliviado aunque no tanto porque siempre Stephen lo sacaba de aprietos y tal vez eso le estaba agotando, observo alrededor para verificar que nadie se encontraba, camino lentamente hasta al lado de la cama, se acerco al contrario inspeccionando sus expresiones, tan único y especial, tuvo que acercarse lo cual le hizo sentir el aroma y su respiración, nadie se encontraba en aquel sitio por lo que podría darle un beso, se acerco lo suficiente para rozar sus labios contra los ajenos, un simple beso que le hizo sentir avergonzado.

-Everett...—Murmuro Stephen, no porque sintió el beso, sino porque el sueño que tenia era uno realmente pervertido, abrió sus ojos con sus mejillas ardiendo y sobretodo porque vio la figura del rubio parado a su lado. — Everett, ¿Qué haces aquí?

-Vine a dejar unas cosas a la enfermería de parte del profesor Fliwick y cuando te vi acá me acerque ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? —Paso su mano por la frente ajena, para asegurarse que no tuviera fiebre. — También quería comentarte que las cosas que pedimos por carta ya están en cada casa, solamente eso.

-Lo estoy solo tropecé. —Mintió para no preocuparlo, sobre todo porque estaban en épocas de examen no podía informarle que los Slytherin le hacían pasar un mal rato— Gracias, mi pequeño Erizo.

El rubio al oír aquel sobrenombre sobresalto y miro hacia los alrededores para asegurarse que nadie se encontraba, era un asunto de hace unas semanas, pero los rumores podrían volver en cualquier momento, al asegurarse que no había rastro de alguna persona volteo para ver al contrario, se encontraba con sus mejillas ardiendo y su gesto de ceja alzada para regañarlo.

-Tienes el sueño más malditamente pesado de todo el castillo, ¿Lo sabías? —Recordó como los de Ravenclaw lo sujetaban y el daba chillidos pero no fue rescatado por Strange, ahora le causaba gracia pero en aquel momento fue realmente abrumador— Aun así, disfrute dormir en tu pecho, me gustaría repetirlo algún día... quiero decir... yo... ¿Quieres que sane la herida?

-También quiero dormir así contigo, pero prefiero tu versión humana—Confeso con un poco de pena, escucho la última pregunta y negó de inmediato, no quería volver a clases, prefería descansar en ese lugar— Te tienes que ir, Everett.

-Mi versión humana es un poco más pesada que el animal —Confeso y luego guiño un ojo, al oír al contrario que lo echaba tuvo que asentir— Si, debo irme...

Las últimas palabras que menciono el rubio cargaban melancolía, no quería marcharse, no quería abandonarlo, aunque le pidió que se despidan apropiadamente, cerro la cortina y se subió un poco en la camilla con la intención de tenerlo cerca, de este modo tenía un Angulo más apropiado para acercarse y comenzar con un beso, uno del cual demostraba todo su amor.

Abrió su boca para profundizar más el beso sintiendo como el otro comenzaba a invadir su cavidad bucal de manera posesiva que lo volvía loco, su mano llego al cuello del otro acercando más sus cuerpos, aun así debían de separarse, no podía permanecer más tiempo, Stephen aparto a Everett para cruzar sus miradas.

-Debes irte, Eve, luego los veremos —Le acaricio las redondas mejillas.

El más bajo se relamió sus labios al mismo tiempo en que recibía aquella orden, siempre que se besaban se sentía adormilado, como si todo fuese parte de un sueño, se levanto bajando de la cama y volvió a abrir el área para salir en silencio, por suerte no había nadie en todo el lugar, además de ellos dos.

Salió de la enfermería para empezar a caminar por los largos pasillos que se mantenían silenciosos, algunos bullicios provinieron detrás de él y unos jóvenes de Hufflepuff detuvieron su andar, entre ellos se encontraba Daniel.

-Everett estamos jugando Gobstones, ¿Te nos unes? —Pregunto Daniel al verlo sin nadie a su lado, aunque recibió una negativa y que estaba cansado— ¿Y ahora que le pasa?

El rubio camino apresurado hacia los dormitorios y se recostó en su cama, volteo hacia uno de los lados en donde un paquete sellado de parte de su madre descansaba sobre la mesa de noche, mañana lo iba a abrir. Esta vez su mirada quedo fija en el techo, llevo una de sus manos hacia su rostro y con uno de sus dedos recorría sus labios de manera suave, cerró los ojos y llevo la mano a su pecho, el corazón parecía que le saldría del pecho.

Imaginaba a Stephen, su rostro, sus ojos que cambiaban de color, sus labios tan agradables, su cuerpo, sus manos....mientras que la suya viajaba por sobre la capa imaginaba como seria el tacto de esas manos de dedos largos y delgados recorriendo...

Se levanto de golpe, su respiración estaba agitada por pensar cosas obscenas, tuvo que quitarse la capa puesto a que de un momento a otro sentía el calor agobiante, "¿Qué fue eso?" se pregunto, nunca experimento algo similar, se cubrió el rostro con sus manos, no era correcto pensar ese tipo de cosas hacia una persona que no tiene ni idea, al menos si esa persona es a quien amas.

-Necesito tomar una ducha—-Busco sus ropas para ir apresurado hacia el baño de Hufflepuff, luego intentaría dormir y olvidar ese vergonzoso momento. —





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