Parte 15 ~ Nick Jonas

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Como un balde de agua fría la realidad me enfrentó y en el sofá tengo a quien alguna vez fue mi gran amor. Me senté en la mesa de centro y, tapando mi rostro con ambas manos, esperaba a que Nicholas recobrara la conciencia. Hice ejercicios de respiración para no caer en el pánico y salir corriendo del departamento. No pasó mucho tiempo para volver a escuchar los quejidos de Nicholas, alejé mis manos del rostro y le encontré con los ojos levemente abiertos.

Tanto él como yo no teníamos idea de cómo empezar la conversación... pero alguien debía dar la primera palabra.

-Hola – dije tímidamente, entregándole el vaso de agua mientras él se sentaba lentamente en el sofá. Nicholas aceptó el vaso con una mano y con la otra se tocaba la zona donde de seguro su cabeza aterrizó al piso – ese fue un buen golpe

¿Intenté sonar graciosa? ¡Estamos hablando de Nick Jonas! Este capullo poco sentido del humor tenía cuando estábamos juntos, con la edad la gente se pone más odiosa y él no debe de ser la excepción

-Melissa – Nick me miraba sin poder creer lo que tenía frente a él

-Ok, el golpe no te afectó la memoria – reí nerviosa... como toda una quinceañera. Nicholas bebió un poco de agua, sin alejar la mirada de la mía.

-Explícame eso de que tengo una hija – dijo seriamente, dejando el vaso en la mesa de centro, acercando su rostro al mío.

Literalmente me faltó el aire

-Pues... si – respondí muy despacio – Minerva

-¿Y cuántos años tiene por casualidad? – se alejó un poco, apoyando los brazos sobre sus rodillas - ¿o también me lo tiene que decir tu "prometido"?

Inconscientemente bajó la mirada hacia mi mano, específicamente al nuevo anillo de compromiso que me había regalado Ed ayer.

-Once... bueno, casi once – me aclaré la garganta y escondí la mano – aunque eso lo puedes sacar con simple matemática – intenté sonar graciosa... otra vez

-¡Maldición, Melissa! – soltó molesto – ¿acaso pensaste en algún momento decírmelo? ¿o qué? ¡Mierda! – gruñó, poniéndose de pie - ¡tengo una hija y me acabo de enterar! ¿¡cómo no me lo pudiste decir cuando lo supiste!?

-¡Te lo fui a contar, Nicholas! – también me pongo de pie y él da un paso, quedando a una corta distancia de mí – no me diste la oportunidad de siquiera abrir la boca esa tarde en la disquera

De un momento a otro mi voz se quebró, pero el rostro del hombre que tenía frente a mí no se movió ni un milímetro

-No me llamaste – dijo entre dientes, su ira la tenía muy bien contenida

-¿Y a qué número? – por mi cabeza no paraban de aparecer los episodios donde incansablemente intenté hablar con él – ¿al que me tenías bloqueada? ¡Nicholas, me eliminaste de tu vida incluso antes de que yo me fuera a Francia!

-¿Vamos a hablar de eso? ¿De verdad quieres hablar sobre cómo t-

-Si quieres traer a la mesa el porqué terminamos empecemos por cómo empezó todo

Sí... aún me sigue doliendo que se haya acercado a mi mejor amiga.

-Han pasado más de 10 años Nicholas, olvídalo – volví a hablar

-Bien – respondió agriamente – ¿cuánto tiempo pasó para que conocieras a ese tipo? No creo que más de dos meses desde que terminamos

Intenté tomar aire y bajar el enojo, pero mi mano reaccionó más rápido y ya estaba la roja silueta de ella sobre la mejilla de Nicholas

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