Perseguido

7 0 0
                                    

Correr. Eso es lo único que podía hacer en ese momento, dos hombres vestidos de negro me perseguían desde hacía ya varios meses, pero en este caso ya no pude darles esquinazo y, e aquí la consecuencia.

Me encontraba esquivando las tiendas del mercado central, era todo un auténtico descontrol a cada zancada que ponía en los puestos de madera en el que exponían frutas, verduras y otro tipo de alimentos. Sin embargo, lo hacía con gran agilidad, estaba acostumbrado a huir de la policía o de los mercaderes cuando les robaba algo y se daban cuenta a los pocos segundos de salir corriendo entre los tejados de las casas y perderlos entre las sábanas colgadas en los tendederos. Pero esta vez era diferente, no perdía de vista a esos tipos trajeados de negro y gafas oscuras, parecían que me tenían localizado fuese a donde fuese.

Llegué a los barrios bajos de la ciudad, allí los callejones abundaban y tuve oportunidad de escabullirme en uno de ellos y trepar por los muros para ya por fin perderles la pista y no supiesen donde iba.

Giraba las calles al azar, saltando vallas, esquivando gente y subiendo escaleras y bajarlas de un solo salto, de verdad, tengo mucha práctica desde que me dedicaba al robo solo por sobrevivir en la muchedumbre de esta cruel ciudad, donde los pobres son la escoria de la humanidad y son echados a las calles por su condición, mientras que los ricos son premiados con un diploma que ellos mismos pagaron con el dinero que nosotros le damos como deuda por un hogar. Odio la sociedad en sí desde que nací y creo que nada me cambiará ese pensamiento.

Llegué a un callejón sin salida, tampoco es que me importaba que no la tuviese, siempre consigo escaparme y sabía que ellos no me iban a capturar. Noté pasos a mí espalda y sonreí para mis adentros mientras miraba a mí alrededor buscando algo a lo que aferrarme y salir rápidamente, pero en este caso no vi nada, ni siquiera un cubo de basura. Cuando los pasos se detuvieron gire sobre mí mismo y, como pensaba, aquellos dos hombres vestidos de negro estaban allí, firmes y apuntándome con una pistola en sus manos.

- Vaya, parece que me atraparon al fin - Contesté sarcástico mientras levantaba las manos a ambos lados de la cabeza -, solo espero que me traten bien.

Siendo sincero, pensaba que se acercarían donde estaba, pero no fue así, en cambio recibí un disparo en la pierna derecha. No sentí dolor, simplemente un pequeño pinchazo en la zona, me mire la pierna y vi un dardo, tal vez tranquilizante porque a los pocos segundos mi visión cambió a una más borrosa y me sentía mareado. Caí de bruces contra el suelo mientras me intentaba mantener despierto. Pero eso fue lo último que pude hacer.

Relatos cortos y poemasWhere stories live. Discover now