Copos de nieve

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Una chica estaba en una habitación, sola, sin ninguna compañía, solo su mejor amiga, la soledad. Admiraba por la ventana los niños que jugaban fuera, que pequeños copos dr nieve caían al suelo haciendo que el suelo desapareciese debajo de esa gran capa blanca helada.

A ella no le gustaba mucho salir de su habitación, se sentía mejor observar como lo hacían sus "amigos".

No se percató cuando un pequeño niño de cabellos blancos apareció en la habitación, llevaba una camiseta blanca junto con otros pantalones blancos que le quedaban largos y le tapaban un poco los pies, casi llegando a alcanzar a ver unos calcetines tambien del mismo color.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó la chica sin despegar la vista de la ventana

El albino la miró serio.

- tan solo vine por una cosa - contestó de la misma manera y se fue a una esquina de la habitación, donde allí la niña guardaba una gran cantidad de juegos de cartas y varios juguetes más

- ¿Acaso ya te aburriste de tus juguetes?

- no, solo necesito más cartas y tu eres la única que tiene más barajas

La chica giró la cabeza en donde se encontraba el niño, ambos mirandose, como si fuese un concurso de miradas, en el que, el primero que aparte la vista, perdía. Sus ojos oscuros como el carbón compitiendo con los suyos, que eran dos bosques acompañados de pequeños ríos alrededor de ellos.

- adios - dijo el chico friamente y marchó por la puerta

La chica seguía mirando la puerta que estaba entreabierta. El albino se le olvidó cerrarla. Se levantó del poyete de la ventana y caminó hacia la puerta, tomó el pomo y se dispuso a cerrarla cuando algo se lo impidió, era el mismo chico de cabellos blancos.

- ¿Por qué has vuelto? - preguntó la niña mirándolo desde arriba ya que era más alta que él

El chico no contestó, solo se dispuso a entrar y sentarse en la ventana. La chica le siguió detrás, apenas le podía ver ya por la nieve que caía fuera y las ropas que llevaba.

Se sentó frente a él y le miró, sin embargo, el albino no lo hizo, seguía mirando los copos que caían del cielo. Despues de unos minutos, este extendió la mano y abrió la ventana, una pequeña brisa entró con brusquedad la habitación, pero los dos no se inmutaron ante el frio.

El albino miró a la chica y esta le devolvió la mirada. Seguían sin hablar ambos, pues no necesitaban palabras para comunicarse. El albino tomo el rostro de la chica, que esta al momento ya se había teñido de color carmesí, y no sabía si era del frio o de él.

El chico se acercó a su rostro y en una fría brisa, ambos derritieron parte de la nieve que había en sus labios y sus corazones.

《Near....》

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