"Protector"
Llevabas casi dos años viajando con el Mandaloriano. Habías estado con él desde antes de encontrar al niño, y todavía estabas con él ahora. Como era de esperar, Mando no te tomó atención al principio. Mantuvo su distancia, solo hablaba cuando era necesario, y fue muy breve contigo cuando habló. Sin embargo, después de encontrar al niño, sus paredes parecían caer poco a poco y eventualmente ambos se abrieron paso en los corazones del otro.
Comenzar una relación con Mando fue una curva de aprendizaje para ambos. Tenías que hacer las cosas un poco diferentes de lo habitual, pero lo hiciste funcionar, y nunca habías sido más feliz. Entonces llegó el día en que Din había completado su misión de encontrar la especie del niño, e hizo lo correcto, sin importar cuánto lo lastimara. Después de dejar al niño con su gente, una vez más fue cerrado, pero te dijo muchas veces que tenerte allí hizo que la prueba y la angustia fueran mucho más fáciles que si estuviera solo. Apoyó su casco contra su frente y, por primera vez, te dijo cuánto te amaba y realmente lo dijo en serio. Nunca había sentido este amor profundo e inflexible por nadie desde que murieron sus padres. Pero él amaba todo de ti: tu sonrisa, tu cabello, la forma en que sacabas la lengua cuando te concentrabas en algo. Pero, sobre todo, le encanta el hecho de que nunca le hayas preguntado qué había debajo de su casco. Una vez que te explicó lo que significaba sacárselo y por qué no podía, inmediatamente lo aceptaste y continuaste, sin importar cuán curiosa pudieras ser. Lo aceptaste por lo que era, no por su aspecto ni por ningún otro aspecto físico de él. Y sabía que haría cualquier cosa en la galaxia para protegerte y mantenerte a salvo.
Hasta que no pudo.
Todo había pasado rápido. Ustedes dos fueron atracados en un planeta para obtener combustible y suministros, una rutina regular para los dos, cuando un grupo de soldados de asalto y otros humanos irrumpieron en la bahía mecánica en la que habían aterrizado la nave. Habían estado afuera hablando con el mecánico cuando sucedió, y antes de que Din pudiera siquiera dispararle a uno de los soldados que te tenía sujetada, un desintegrador se te acercó a la cabeza mientras los demás tenían todas sus armas apuntadas hacia él.
"Si nos disparas, nosotros le disparamos a la niña", dijo uno de los hombres, "Te tenemos severamente numerado, y todo lo que queremos es información. Solo ven con nosotros, dinos lo que necesitamos saber, y será libre".
Obviamente, ni tú ni Din creyeron ni una palabra de su boca, pero cuando Din miró a los diez hombres que lo rodeaban y al soldado que te sostenía, por una vez, no vio otra salida. No es una forma de sobrevivir de todos modos, y él no podía arriesgarse. Entonces, Din bajó cautelosamente su arma y asintió con la cabeza, haciendo que tus ojos se abrieran.
"¡Din no! ¿Qué haces?", Pero antes de que pudieras terminar, otro soldado que estaba a tu lado golpeó con fuerza la culata de su rifle en el costado de tu cabeza, dejándote inconsciente.
Din sintió que le hervía la sangre e inmediatamente levantó su desintegrador para tomar represalias, pero un disparo rápido y un pellizco en la parte superior del brazo lo detuvieron en seco. Rápidamente miró hacia su brazo derecho y vio una pequeña lata de plumas alojada en su brazo.
Un tranquilizante.
Antes de que pudiera dar otro paso o arrancar el dispositivo de su brazo, el mundo que lo rodeaba se volvió negro y lo último que vio fue que su cuerpo flácido se alzó en los brazos de uno de ellos.
Din se despertó sobresaltado, lo primero que notó fue que estaba en una celda, y lo segundo era tu pequeña figura acurrucada a su lado, dormida. Su repentino movimiento al despertar te molestó porque abriste los ojos y te enderezaste cuando lo viste moverse.
