3: Un café y recuerdos perturbadores

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James

Hay algo diferente en ella, no solo porque pareciera que oculta algo, sino más que todo en ella como tal. Si no es por ella hubiera hecho hasta un trío ayer con dos tipas buenísimas pero me distraje tanto en cómo nos explicaba la historia de La Estatua de la Libertad. Casi la beso ayer, ¿Cómo se me ocurre? Claro, quiero que caiga a mis pies pero no lo contrario. Lo único que le pude decir que era ella la que me quería besar, que gran mentira. Bueno, no importa, no me puedo dar mala vida por una maldita ladrona; solo me traerá problemas. Una cosa es segura, mientras más problemas trae, más excitante es. Juro que algún día la tendré, no sé cuándo pero pasara y no seré yo el que la traiga, ella vendrá sola.

Hoy es jueves y si no mal recuerdo hoy es su día libre, ella tiene libre los martes, jueves y viernes. Yo en cambio tengo libre los lunes, viernes y sábados. Le dije que vayamos a un café para poder conversar un poco y tratar de descubrir eso que tiene guardado. Yo sé que detrás de ese hueso duro de roer, se esconde una mezcla de sentimientos. Pero eso no lo sé porque soy policía, sino por mi experiencia en la vida. Puede ser una ladrona pero no es una mala persona, y eso no me lo tiene que decir nadie.

Suspiro y me levanto, casi no pude dormir anoche pensando en su vida. Le llamaré para decirle que no es algo formal, sino más personal e íntimo. Tal vez así me la gane, si lo salvaje no sirve, entonces lo sentimental. No es la primera vez que uso lo sentimental, pero si la primera vez que me toca una chica tan resistente. Lo que sí, es que es una de las tipas de mejores cuerpos que he visto.

Me pongo unos jeans y una camisa a cuadros con un chaleco. Y recuerdo que tengo que llamarla.

-¿Aló?-contesta con voz ronca y soñolienta

-Hola Isa, soy James

-Hola James, ¿Qué pasa? ¿Por qué me llamaste a esta hora?

-Recuerda que hoy vamos a un café

-Son las 10, me dijiste a las 12 en punto

-Deberías estarte vistiendo

-Oye, yo no soy de esas con las que te acuestas todos los días que tardan 100 años en maquillarse-eso me hizo reír ya que es cierto

-¿Cómo sabes eso?-dije sin ocultar mi risa

-De que solo haya salido una vez contigo, no significa que no conozca a los chicos como tu

-¿Encantadores irresistibles con uniforme?-le pregunté en tono provocador

-No, estúpidos que se meten a la cama con la primera de grandes pechos y tremendo trasero

-Razón por la cual no me acuesto contigo-gruñe-mira, te llamo para avisarte que es algo íntimo y pequeño, no me vas a dar un tour hoy, solo será una pequeña salida

-¿Íntimo y pequeño? Pensé que no te acostarías conmigo

-No todo lo íntimo significa sexo

-¿Me lo dices a mi o te lo dices a ti?

-Solo, ponte algo sencillo ¿Sí?-dije ya un poco desesperado

-Ok, no te enojes

-Nos vemos allá

-Chao

Isabella

Me despertó a las 10, que abuso, quería dormir. Estaba soñando sin él, y eso es un buen sueño, pero cuando me llamó se convirtió en pesadilla.

¿Acaso cree que quiero pasar mi día libre con él? Debe estar loco, solo quiero descansar. Es más fácil mandarme a la cárcel de una buena vez pero no, él prefiere llevarme a todos los centros turísticos de Nueva York hasta el cansancio.

Nunca me habían descubierto, y cuando lo hacen es un estúpido policía que se mete con todas y un irresponsable. Otro en su lugar me hubiera arrestado sin piedad. Pero hay algo diferente en James, algo que lo perturba, eso lo noto. Pero prefiero no meterme, las cosas personales son personales y punto. Obviamente me da curiosidad y un poco de preocupación. Pero no soy nadie para preguntarle que es de su vida más allá de lo físico.

No es mala persona, al contrario. Lo sé es policía pero en la actitud y en lo de más adentro es buena persona. Ok, es un mujeriego sin remedio, un estúpido policía, pero tiene su buen lado, es noble y honesto. Pero se cree la gran cosa. Pero al mismo tiempo es reservado, nunca habla de él para llamar la atención.

Me pongo una falda de flores hasta las rodillas y una camisa rosada con sandalias. Una cartera marrón que solo cabe mi billetera y mi teléfono, bueno, también cabe una que otra cosita que consiga por ahí.

-Hola-dije llamando su atención ya que estaba de espaldas

-Perdón, no te vi, hola

-No importa

-¿Gustas?-me señala la silla que está a su lado

-Claro

Pedimos unos cafés con galletas y queso mientras hablábamos del trabajo de cada uno

-¿Qué es lo que más te gusta de ser policía?-le pregunto

-Solo quiero justicia, quería ser policía desde los 11 años

-Ja irónico, yo a esa edad comencé a robar-dije en broma pero lo tomó enserio

-No hablo de eso-ahora me mira serio

-Perdón, no pensé que te lo tomarías tan a pecho

-¿Qué hay de ti?

-La verdad conmigo fue diferente. Una vez en Times Square una chica de como 20 años le estaba dando un tour a una gente, yo tenía 14 años y quedé fascinada con esa profesión, luego cuando cumplí 15 me hice pasar por primera vez como guía de turistas.

-¿Qué edad tienes ahora?

-Ah ok-me rio

-¿Qué pasa?-dice James ahora riéndose

-Te cuento como me enamoré de la profesión que soy ahora y me preguntas mi edad, que dicha

-Solo quiero saber

-19 años

-26

Seguimos hablando de cosas parecidas hasta las 3 pm. Almorzamos y nos fuimos a pasear por ahí.

-Tengo una pregunta-dijo

-Dime

-¿Tu robas por crianza o por tu cuenta?

-Por mi cuenta, por crianza sé otras cosas

-Lo siento-no me había dado cuenta pero mi voz sonó distante cuando dije esas palabras

-No importa, descuida, ¿Y tú?

-Por mi cuenta también. Odié una de las personas que se suponía que debía de amar pero no fue así

-Si no quieres hablar de eso, está bien, no pasa nada

-Gracias

-Yo digo y pienso que las cosas personales se quedan personales, no lo tienen que saber más personas

-Eso está bien.

-Si bueno

James

Al parecer tiene más problemas en el pasado de lo que pensé. Cuando me dijo lo de su crianza su voz se dejó llevar por los recuerdos. La entiendo si no me quiere decir nada, yo también tengo dudas en decirle algo de mi pasado.

Creo que es mejor dejarlo así, todavía no hay suficiente confianza entre ambos.

-Oye, ¿Qué pasa?-me pregunta Alexa, la camarera del café. Le estuve coqueteando hasta que llegó Isa

-Nada, no importa

-¿Me quito la ropa yo o lo haces tú?

-¿Sabes qué? Ven aquí-la acerco y comienzo a morderle el cuello mientras busco el botón de su pantalón

-Así es como me gusta

Tenemos sexo salvaje por unos 20 minutos más o menos y se va. La verdad, se fue porque cuando llegamos al clímax dije Isa, obviamente me reclamó, recogió sus pertenencias y se fue. ¿Qué me pasa con esa chica?

Policías y Ladrones Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu