ROBOT. |Im JaeBum|

25.

Capítulo veinticinco.
Lastimarle, jamás.

La suavidad del tacto de Jaebum me hizo querer estar así para siempre, en su pecho sintiéndome la persona mas protegida de la humanidad. Estuvimos así hasta que nuestros cuerpos se tensaron y acalambraron, mis brazos bajaron a mis costados mientras me alejaba con cuidado.

- creí que nunca te volvería a ver. - el susurró llevando su mano a mi mejilla. - no tienes idea de lo mucho que te busqué, jamás me hubiese imaginado que estabas aquí también. Cuando pregunté por ti al jefe, el dijo que te habías escapado y que te habían matado, se confundió de..persona. No podía perdonarme el que dejé que te hagan daño. - el hablaba furioso pero la expresión de su rostro era cálida, sus ojos se mezclaban con los míos y sus frías manos lograban que mis mejillas se pongan rojas.

- también pensé que ya no te iba a ver. - hablé despacio y desvíe mi mirada hacia una ventana que estaba abierta dejando entrar el frío viento que tanto extrañaba. - pensé que ya no valía la pena luchar por buscarte, pero jamás sería capaz de hacer caso a ese pensamiento, todo éste tiempo luché únicamente por ti. Por encontrarte y por recibir esa mirada otra vez. - solté de forma rápida, respirando fuertemente luego de terminar de hablar.

Pero cualquier pensamiento fue prácticamente pateado hasta la luna cuando sentí los labios de Jaebum abrazando los míos. Por primera vez pude sentir de verdad el sabor de sus labios, la calidez de su boca y lo hermoso de su cariño. Ese beso, además de ser el primero para mi, estaba lleno de amor, necesidad, miedo, tristeza, melancolía.

Almas que se separaron antes de amarse realmente, ahora volvían a estar juntas y no tenían pensando separarse por mucho tiempo más. Sus manos recorrieron mis brazos hasta parar en mis codos y pasar hasta mi cintura la cual apretó de forma ligeramente posesiva, encontrándose con las navajas que "adornaban" el cinturón. Mis manos subieron hasta su cuello y enrede mis dedos entre los cabellos que empezaban desde su nuca.

Nos separamos después, recibiendo aire con rapidez. El sonrió y volvió abrazarme, escondiendome en su pecho.

— te amo Ma Ki, jamás dejaré de amarte. - el susurró y escuchamos un timbre, hora de ir a los cuartos. - ve, tienes que descansar. Cualquier cosa, éste es mi cuarto, si me necesitas sólo golpea la puerta. - su tono era completamente diferente.

Si antes, en el cuarto de mi escuadrón, su voz era completamente dominante, ahora era dulce, armoniosa, amorosa. Sonrió y dejó un pequeño beso en mi frente antes de dejarme ir a descansar.

- descansa, JaeJae. - susurre y salí del cuarto.

Mis mejillas estaban más rojas que dos tomates, no podía dejar de sonreír, sentía un millón de mariposas revoloteando en mi interior, o mejor dicho, alacranes clavandome con navajas, si, eso sonaba más acorde a mis sentimientos. Fui casi corriendo hacia mi cuarto y toqué la puerta.

La prisa que me llevó hacia Jaebum me había hecho dejar mi llave sobre mi cama. Satsuki me abrió y suspiró cerrando la puerta luego de que entré, los demás estaban ya dormidos.

‐ que bueno que llegas. - el no tardó en poner mi mano en su cabeza.

Solté una muy pequeña risita burlona y acaricie su cabello lentamente, lo hice hasta que se durmió, cómodo en su cama. Me encantaba verlo dormir, era algo mágico, mi compañero se veía realmente angelical en ese estado, su ceño fruncido no estaba, sus labios secos y serios se entre abrían, su cuerpo se calmaba. Satsuki era un caso serio, el mismo me había confesado que sólo conmigo era capaz de comportarse débil. Porque éramos gemelos.