Crows |Daryl&Tú|

"No Deberías Confiar En Mi"

Hershel revisó la herida de Jess, dijo que se tenía que atender con puntos, analgésicos, vendas y otras cosas, no teníamos nada, solo alcohol.

—Iré a la ciudad si es necesario, no dejaré que muera.— le dije a Hershel.

—Será difícil, las cosas son escasas, necesitarás más de un día para ir y volver. Es suicida.

—No me quedaré de brazos cruzados, Hershel.

—Le diré a Rick.

Fui por mi mochila, saqué algunas cosas de ella, la dejé vacía, solo municiones pero no pensaba en usar armas de fuego en la ciudad. Cargué mi arco  y mi hacha en la espalda, las flechas iban en mi pierna derecha.

—Iré contigo, no puedo dejarte ir sola.— vino Rick hacia mi.

—No, será más difícil, soy más rápida sola. Tú encargate de que este lugar esté bien, tus hijos y los demás.

—Conseguí algo que tal vez te guste, Abraham arregló los frenos.

Salí de la iglesia y estaba una Harley, es hermosa, estaba sucia y demás pero servirá.

—Me siento en navidad.

—Disfrutala.

Me subí a ella, Bob me entregó la hoja con lo que necesitaba traer, la guardé y tomé camino. Me sentía tan feliz de estar en una de estas, Daryl nunca me dejó manejar la suya, si me viera en este momento estaría orgulloso de mi.

Avancé lo más rápido posible, sin exceder el número de velocidad, era medio día, el sol daba en todo su esplendor, me sentía libre. Esquive algunos caminantes y seguí hasta que quedó el tanque de gasolina a la mitad, casi a acabarse. Vi los edificios y me arriesgué a que se terminara la gasolina, bajé de la motocicleta, la cubrí con cajas y mantas qué había en algunos carros y la dejé con ellos.

Caminé el resto del camino hasta llegar a los edificios, estaba anocheciendo. Apresuré mis pasos, llegué al hospital, saqué mi arco y una flecha, tumbe un caminante, quité la flecha de su cráneo y seguí.

Me metí al hospital más cercano, estaba vacío, subí al último piso, los pasillos estaban llenos de sangre seca, busqué piso por piso, cuarto por cuarto y lo único que encontré fueron vendas y más alcohol, nada de agujas ni analgésicos.

Bajé al segundo piso, escuché disparos y luego decenas de caminantes, entré a un cuarto pero también había, eran como siete. Maté con mi arco a los más cercanos y eso me dio tiempo de sacar mi hacha y matar a los otros. Me llené de sangre. Esperé unos segundos y la manija empezó a moverse, saqué la única arma de fuego qué tenia y apunte para lo que fuera.

No pestañeaba, estaba lista para disparar, la puerta de abrió y un hombre entró, apenas podía respirar, cerró la puerta detrás de él.

—Hey, Hey, baja el arma... —alzó sus manos y luego los caminantes empezaron a chocar contra la puerta, no dejé de apuntar.

—¿Por qué empezaste a disparar?

—No tenia más opción.

—¿Qué llevas en la mochila?

—Analgésicos, los que encontré.

Bajé mi arma, podría negociar con este hombre.

—Te dejo vivir si tú me das los analgésicos.

—Pero, son para mi.

—Mi hermano los necesita más que tú, te vez bastante sano.

La puerta estaba apunto de caer.