➵ Veinte.

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La mano que sostenía el teléfono le temblaba al igual que las piernas; tal fue su miedo que tuvo que dejarse caer en el sillón más cercano para evitar colapsar. Por largos segundos no fue capaz de responderle, pues un montón de ideas le daban vuelta en la cabeza y no le dejaban pensar; tantas situaciones en las que se imaginaba a sus amigos...

—¿Qué mierda quieres? —exclamó Taehyung tragándose el nudo y olvidándose de las ganas tremendas de llorar que tenía al momento. En ese instante solo quería estrangularla.

Ahora mismo solo quiero que enciendas el televisor y veas las noticias.

Frente a él estaban los controles, en la mesita de café de la sala, así que no tardó ni cinco segundos en cumplir con su petición. Sus ojos se abrieron con horror cuando vio las imágenes que estaban siendo transmitidas: caos en todos lados. Gente corriendo y gritando. Negocios siendo saqueados. Edificios en llamas. Policías intentando hacer algo, pero sin mucho éxito.

—Qué... ¿qué estás haciendo?

Como te dije, te extraño, ¿sabes? No me di cuenta de lo divertida que era nuestra relación hasta que la perdí —explicó la mujer poniendo un tono meloso que sonaba tan falso como cursi—. No sabía cómo llamar tu atención lo suficiente para que salgas, Taehyung, así que decidí tomar medidas extremas.

—Dónde están mis amigos —soltó Tae, empezando a caminar por el apartamento para buscar sus cosas. Sus palabras sonaron más a una orden que a una pregunta.

Cuando consigas solucionar algunos problemas, te llamaré y te lo diré, ¿bien? Hasta entonces, buena suerte, vigilante. Te estaré esperando.

Colgó. Intentó volver a marcar, pero el teléfono daba apagado. Apenas se contuvo las ganas de lanzarlo contra el suelo y destrozarlo, y fue únicamente porque sabía que si lo rompía, Soyoung no tendría forma de contactarlo luego. Pero eso ya no importaba, no podía perder más tiempo.

Debido a que verdaderamente pensó en dejar su puesto como vigilante, había vendido o tirado muchas de sus herramientas y armas, por lo que apenas y pudo hacerse con el chaleco antibalas y una pistola. Tras vestirse en el traje ya viejo y clásico de Garnet, se calzó las botas y salió corriendo de su apartamento hacia el único lugar que podía pensar en ese momento.

No tener la motocicleta era un problema, pero tener que correr le ayudó a resolver algunas situaciones en el camino; pudo detener a unos cuantos tarados y ayudar a la policía, quienes parecían extrañamente felices de verlo. Entre ellos no había ni señales de Yoongi.

A cada rato revisaba su teléfono para asegurarse de que Soyoung no lo llamaba, pero por el momento parecía que no era necesario esperar tanto. Llevaba ya largo rato corriendo y reduciendo a cualquiera que apareciera en su camino cuando llegó a donde realmente iba: el apartamento de su antes mejor amigo.

No es que estuviera realmente pendiente de Yoongi, pero había escuchado que desde todo lo ocurrido, se había tomado unas pequeñas vacaciones de todo, sin dar explicaciones ni nada así. Solo rezaba para que realmente estuviera en casa y no arriesgando su vida en las calles o en algún otro lado ahogando sus penas. No es que fuera propenso al alcoholismo, pero tampoco descartaba la idea.

—¡Yoongi! ¡Yoongi, ábreme! ¿Estás ahí? —gritó Taehyung en lo que aporreaba su puerta y tocaba el timbre. Con todo había olvidado totalmente el traer la copia de la llave que tenía y por ende había tenido que resignarse a tocar—. ¡Sé que me odias, pero es urgente y yo-!

La puerta se abrió justo cuando iba a volver a golpearla. Yoongi estaba parado frente a él, en pijama, despeinado y fumando. El mayor lo miró de arriba abajo, obviamente analizando el hecho de que llevaba su típico traje de vigilante.

✧ Under the Mask ➵ TaeGiWhere stories live. Discover now