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·"Al amor no hay que comprenderlo, hay que sentirlo - Anónimo"

El canal parecía que estaba mas lejos de lo normal. Llegaron casi al mismo tiempo, César primero, que entró a su camerino a esperar que llegara Victoria. Ni bien piso los pasillos de Televisa, una sonrisa se aflora en sus labios. Fue automático, el saber que la iba a ver, que iba a compartir con ella, lo hacia feliz.
Por su parte, Victoria llegó y caminó por esos pasillos eternos hasta llegar a su camerino. Una vez dentro, dejo su bolso y le decidió mandarle un mensaje a César.

-Buenos días César, ¿Ya llegaste?

A los minutos Él respondió:

-Buenos días, mi Vicky. Sí, ya llegué. ¿Estas en tu camerino?

-Sip

Fue lo único y lo último que hablaron, Victoria se quitó la parte de arriba de su ropa para colocarse el vestuario. Una vez que terminó, golpearon su puerta.

-Adelante.

-Hola-Ambos se les dibuja una sonrisa y ella se acerca para darle un corto beso.

-Buenos días, César.

-Ahora sí que son buenos-Vuelve a besarla, esta vez profundizando el beso y explorando con su lengua la boca de ella.

Expresaban lo que sus corazones sentían aunque no podían expresarlo, mucho menos asimilar, pero, poco a poco, estaban cayendo en las redes del amor.

-¿Cómo pasaste el día de ayer? ¿Cómo estás?

-Como si hubiera traicionado a mi familia-Comenta ella con culpa, logrando que él tragara duro. ¿Qué le estaba tratando de decir?-Pero no me arrepiento, de nada-Aclaró cuando vio su cara de desilusión-¿Qué va a pasar con nosotros, a partir de ahora, César?-Pregunta afligida.

-¿Qué es lo que tú quieres, Victoria?-Le pregunta él muy serio-Porque yo estoy dispuesto a mantener una relación contigo y ver hacia donde nos van llevando día a día las cosas. Dejarme fluir y escuchar, por una vez, al deseo y no a la razón que me grita que es una locura, como te lo grita a ti.

-¿Nos volveríamos en una pareja de aman...-Él la detuvo, colocándole una mano en sus suaves labios.

-Esa palabra es horrible.

-Pero es lo que seria, César-La voz comienza a faltarle, porque desea lanzarse a esa aventura con él y, a la vez, su cabeza le dice que es una locura. Una parte de ella le pide que avance y la otra le grita "Peligro"-Seriamos una pareja de amantes.

-Esto no es para mí una aventura, Victoria. Tú significas demasiado para mí, hay cariño, respeto y admiración. No somos dos personas que se conocieron ayer, nos conocemos hace muchos años y esto no viene de ahora, tú lo sabes bien.

-Sí, lo sé-Dice mientras recuerda los momentos vividos en la grabación de la primer telenovela que hicieron juntos y como ella soñó mil veces con estar con Él.

-¿Y bien? La decisión es tuya, ¿Qué quieres hacer?-Lo pensó durante unos minutos sin decir nada, ella siempre quiso esto, ¿Por qué negárselo ahora?

-Está bien, lo haremos-Sellan la promesa con un beso intenso, en el que reflejaban todos los miedos y todas las ilusiones que sentían.

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Una semana había pasado desde que iniciaron su relación. No fue una situación nada sencilla para ninguno de los dos pero lo olvidaban cada vez que se veían. Por desgracia, no habían podido volver a verse y disfrutarse con todo el tiempo del mundo, pero los pocos minutos que pasaban a solas en el camarín, besándose y acariciándose, hacían más soportable la espera. Pero no era solo eso, también les encantaba reír y bromear entre las escenas, les encantaban la conexión que tenían y lo mucho que se divertían juntos.

-Hasta que llega, señora Ruffo-Comenta César divertido, entrando en el camerino de Victoria.-No sabes cómo te extrañé.

A Él le había tocado grabar desde las ocho de la mañana en locación y había vuelto al mediodía al foro. En el caso de ella, había sido citada para ese horario.

-Me imagino, Señor Évora. Ya sé que no puede vivir sin mi-Sus labios se unieron desesperadamente, como quien vuelve a probar agua después de mucho caminar en el desierto. Cuando se despegan, tenían la sensación de necesitar más, mucho más.

-Eres una adicción para mí, Victoria-Le susurra Él al oído, antes de depositar un beso en su cuello y alejarse completamente de ella para sentarse en el sofá. Todo su ser se estremeció.

-¿Esta noche tienes algo que hacer?-Le preguntó ella nerviosa.

-No, nada-Él le sonrió-¿Por qué?

-Porque quiero invitarte a cenar en mi departamento, ¿Qué dices?-Se la notaba tan ansiosa como un niño que espera un regalo.

-¿Vas a cocinar? ¿Tú?-Le preguntó divertido antes de darle una respuesta.

-Tú bien sabes que no, yo y la cocina como que no nos llevamos, pero tú no te preocupes por eso. ¿Aceptas?

-Por supuesto que sí. No me lo perdería por nada del mundo-Entrelazaron sus miradas y se dieron una sonrisa pícara. Ambos sabían lo que sucedería esa noche, sabían que comerían algo más que solo la comida...


Después de un par de besos mas, César salió de su camerino para que pudiera cambiarse.
No dejaba de pensar en la morena, mientras su corazón latía a gran medida. Se estaba enamorando y lo sabía, temía muchísimo a lo que fuera a suceder pero de nada le servía negárselo, así era. Le encantaba su sencillez, su persona, su carácter, su forma de salir de los problemas, su debilidad y su fortaleza. Esa era Victoria Ruffo y Él la conocía bien. Se sentía feliz a su lado, a pesar de la clandestinidad, a pesar de su esposa, de su familia, Él la quería... Ahora la pregunta que se hacía era: ¿Qué sentiría Vicky por Él? ¿Le pasaría lo mismo? ¿Se estaría enamorando o lo consideraba una simple aventura pasajera?

-¡NO! Victoria no es de ese tipo-Se recrimino, mientras borraba esos pensamientos. La conocía, sabía que para haber estado con Él es que sentía algo.

Pero otras dudas lo invadieron: ¿Será correcto decirle a la morena lo que le estaba pasando? ¿Y si se aleja por miedo? ¿Y si termina con todo y no quiere volver a verle?


Por su parte, Victoria no pensaba acerca de sus sentimientos, simplemente se limitaba a sentir y a vivir lo que le sucedía en el día a día. No quería que la culpa la comiera, aunque no podía escapar de ella.
Estaba feliz eso no podía negárselo a nadie, sin embargo se sentía terrible de generar muchísimo daño pero en nada de eso quería pensar. Ya había pasado toda su vida siendo buena y correcta, y de nada le ha servido. Primero con Eugenio, quien la engañó vilmente, y luego con Omar, a quien le agradecía mil cosas y apreciaba pero no amaba, sin embargo, casarse con Él le pareció, en su momento, lo más correcto. Podría darle un hogar estable a su hijo y olvidarse de César. De lo único que jamás se arrepentiría, de ninguna de las dos relaciones, es el haber tenido a sus hijos, que eran el centro de su mundo.
El estar con el cubano fue algo que no estaba en sus planes, simplemente sucedió, pero no se arrepentía. Prefería mil veces tener que enfrentarse a los millones de demonios, que estaban esperando que ella tropiece para atacarla, que haberse quedado con la duda de qué pasaría. Por eso se animó a hacerlo, aunque todo en ella grite que está mal. Se estaba enamorando y eso la asustaba, pues siempre terminaba con su corazón destrozado, pero no se arrepentía. Victoria se estaba animando a vivir lo que sea que el destino le tuviera preparado...

A pesar de todoWhere stories live. Discover now