8

697 52 6
                                    

Llegó ese día temprano a Televisa, Victoria quería evitar el contacto con César hasta poner en orden sus ideas. Entró a su camerino y se llevó la sorpresa se encontrar una rosa en el medio de la mesa donde estaban los sillones.
Agarró la nota que tenía al lado.
"Eres la casualidad más hermosa que llegó a mi vida. No importa como surgió este sentimiento, no importa los de afuera, solo importa que te amo."
No hacía falta ser un adivino para saber de parte de quien era, aunque no hubiera firmado.
-Ya llegaste-Susurra en su oído, haciendo estremecerla de pies a cabeza.
-¿Qué estás haciendo acá?-Pregunta sin moverse. César besa su cuello y ella cierra sus ojos, inconscientemente.
-Vine para que nos animemos de una vez.
-Aquí no podemos, César-Él la voltea para verla a los ojos.
-Es el momento de amarnos-Besa sus labios con pasión. Victoria no puede negarse el continuar con esa locura. La arrincona contra su cuerpo y la pared. Le saca la blusa que lleva puesta, mientras desciende sus besos por todo su cuello y...

-¡VICTORIA!-El grito de Omar logra despertarla y traerla a la realidad-Despierta de una vez.

-¿Qué hora es?-Preguntó y miró el reloj de su cómoda. Eran las siete de la mañana y tenía llamado a las ocho-¡MIERDA!

-¿Se puede saber que es lo que soñabas?-Victoria traga en seco. ¿Qué podía responder ante esa pregunta?

-No lo sé... ¿Por... ¿Por qué lo preguntas?-Se había puesto nerviosa, todos se podrían dar cuenta. Hasta su marido, que poca atención le prestaba, se dio cuenta que algo le pasaba, que le estaba mintiendo.

-Porque no dejaste de murmurar en toda la noche-La presión le bajó en ese instante. ¿Será que habrá dicho algo relacionado con César?

-Tal vez fue el cansancio-Responde levantándose y encaminándose para el baño. Por un lado, necesitaba un baño para despejarse e ir a trabajar, y por el otro, necesitaba huir de Omar.

Cuando salió, Él ya no estaba. Lo llamó pero ya se había ido. Agarró las llaves de su camioneta y partió rumbo a televisa.
Llegó y entró corriendo a su camerino, sintió como ya había vivido eso en su sueño y, para su sorpresa, también había una rosa en el centro de la mesa con una nota.
Tomo el papel entre sus manos y lo leyó con el corazón acelerado.
"Disfruto cada momento a tu lado, siempre son los mejores. Si supiera que está pasando o que estoy haciendo te lo diría pero ni yo mismo lo entiendo.
Te quiero mucho, Vicky-C."

La sonrisa se le instaló en el rostro, no podía evitarlo. Salió de su camerino y se metió en el de Él.
Ahí estaba sentado, como si supiera que la venía a buscar, preparado como si fuera Esteban, más guapo que nunca ante los ojos de Victoria.
-Gracias por tus detalles conmigo, César-Se sienta a su lado y lo abraza sin pensarlo. Grave error porque ahí se sintió en paz y una tranquilidad la invadió. Un hogar, eso eran sus brazos y ella estaba pronta a descubrirlo.

Por su parte, César sintió algo similar a lo que ella sentía. Él quería deslumbrarla con sus detalles, necesitaba complacerla con sus gestos, deseaba que se sintiera querida. Ni Él mismo se entendía, era algo que le nacía hacer.

-No es nada, Vicky-Trataba de restarle importancia. La realidad era que lo emocionaba saber que Victoria estaba feliz con su regalo.

Se miran fijamente a los ojos. Lentamente, sin darse cuenta, acercan sus labios uno al otro, rozandose. El tiempo se detiene a su alrededor, no pueden ni siquiera razonar con claridad.
Finalmente acortan la distancia que les queda y se besan. El beso comenzó lento y suave pero se tornó fogoso y lleno de pasión en un instante.

-¿Qué estamos haciendo, César?-Pregunta sin despegarse de sus labios.

-No pienses ni razones-Ninguno de los dos lo hacía realmente.

Entre besos y tropezones llegan hasta el sofá, donde César se sienta y ella arriba de Él. Se tocaban por donde querían y podían. César le quita la campera que traía puesta, a la par de que ella le quita el saco que tenía, mientras que Él baja sus besos a su cuello. Mucho tiempo no tenían. En cualquier momento podrían venir a buscarlos. Rápidamente le quita la camiseta, seguido por el sostén.
César se da el permiso de saborear los pequeños pero perfectos senos de Victoria.
Todo era perfecto... Ninguno estaba pensando en nada realmente, simplemente se limitaban a sentir. Estaban dispuestos a dar el paso que cambiaría su relación para siempre y lo hubieran hecho en ese instante si no fuera porque golpearon la puerta del camerino.
Se miraron a los ojos y suspiraron, ambos maldecian en su interior mientras trataban de calmar su respiración.

-¿Quién?-Pregunta César mientras Victoria se levanta de su cuerpo y comienza a vestirse.

-Señor, me pidió Chava que le avisara que en el día de hoy no van a grabar ninguna escena por un problema técnico.

-¿Nadie va a grabar?

-No, señor, compermiso-Ambos se miran a los ojos y sonríen. A los dos se les vino las misma idea a la cabeza.

-Así que tenemos todo el día libre, señora Ruffo.

-¿Qué propone, señor Évora?-La sonrisa aunque no se lo propuso demostraba toda la sensualidad que ella tenía.

-Escaparnos para terminar lo que empezamos-Al ver como Él la miró, ella tembló de pies a cabeza. Lanzó un suspiro y se pegó a Él para darle un corto pero apasionado beso.

-No me dejes pensar en nada.

Minutos más tarde, Él ya cambiado con un pantalón mezclilla, una camiseta y zapatos, estaban en sus respectivos autos. Él guiandola y ella siguiéndolo a donde sea que la lleve. Estaban desesperados y excitados. Se necesitaban y no podían negarlo.

Llegaron a un edificio alto y estacionaron uno al lado del otro, dentro del estacionamiento. Cruzaron el lobby y rápidamente subieron al ascensor. Se besaron dentro, las palabras sobraban, ya habría tiempo para eso. Las puertas se abrieron y torpemente lograron abrir la puerta para ingresar al departamento, mientras continuaban descubriendo sus bocas con sus lenguas.

Se desnudaron mutuamente. Lo primero en volar de sus cuerpos fueron las camisetas de ambos, al mismo tiempo que cruzaban el living, para que luego siguiera el mismo camino el sosten de Victoria. Nadie vendría a interrumpirlos esta vez.
Al regadero de ropa que ya había en el piso, les siguieron los zapatos y zapatillas de ambos.
Llegaron al cuarto y terminaron por sacarse los pantalones, quedando solamente en ropa interior.
Se separan brevemente, solamente para mirarse de arriba a abajo y sonreír.
Terminaron de desnudarse. César hizo que Victoria se recostara en la cama para Él subirse arriba de ella. Él restregó su protuberancia contra los pliegues de Victoria. Bajó sus besos por su cuello hasta llegar a sus pechos y luego volvió a subir a sus labios. Lo único que se escuchaba en la habitación eran sus jadeos y gemidos.

-César, por favor-Suplica Victoria luego de tanto tiempo de tortura. No hacía falta muchas palabras como para que entendiera que era lo que quería.

Él hace caso de su pedido y se entierra suavemente en ella. Ya no había vuelta atrás.

Las embestidas eran lentas pero firmes y, poco a poco, fueron aumentando la intensidad. Sus cuerpos ya estaban perlados se sudor. El tiempo había dejado de correr, no supieron si estuvieron encerrados haciendo el amor minutos, horas o una eternidad. Las culpas y los remordimientos se dejaron de lado. La habitación olía a lujuria, a placer...

En el momento en la que abrieron sus ojos y entremezclaron su mirada, fue el fin para ambos. La primera en manifestarlo fue Victoria, quien dejó escapar un fuerte gemido para luego retorcerse de placer bajo de Él. César al ver que ella había alcanzado el orgasmo, se dejó venir en ella.

Ya nada sería igual a partir de ese día.

Lo siento por desaparecer durante tanto tiempo pero ya estoy aquí. Espero que les guste y lo disfruten al capítulo de hoy 😊😘❤

A pesar de todoWhere stories live. Discover now