I

651 24 52
                                    

Abrazaba sus piernas. Estaba sentada en la esquina de la cama más alejada de la puerta, llorando sin poder calmarse. Nunca pensó que algo así le pasaría, menos viniendo de su hermano. Creyó que podría confíar en él siempre, pero esa confianza se había roto.

Se había roto con cada acción, cada palabra.
Se había roto con cada caricia de más, cada toque.
Se había roto con cada beso que le había dado, sobretodo el primero.

Ella estaba en su habitación. Había ido a visitar a su hermano, quien estaba en Raccoon City trabajando como miembro de los STARS, ya que hacía mucho no lo veía.

Chris la recibió muy bien en su casa, admitiendo que la había comprado con dos cuartos sabiendo que la menor iría a verlo tarde o temprano.

La joven peliroja comenzó sus estudios terciarios en la facultad que allí se encontraba, no muy lejos de aquella casa, mientras el hombre trabajaba.

Sentada en su escritorio, terminaba de resaltar lo más importante en su cuadernillo e iba a comenzar a estudiar, pero su hermano golpeó suavemente la puerta. Se levantó para abrirla y sonrió permitiéndole entrar.

  - Oye, Claire. Hay algo que debo confesarte. -había comenzado por decir.

  - Sí, ¿qué pasa? -dijo con preocupación.

  - ¿Recuerdas los virus zombies de aquellos juegos que adorabas jugar?

  - Claro, pasaba horas en el arcade solo por eso.

  - Bueno, hay uno de esos ahora -Claire se sorprendió- y no es un juego. No solo zombies, también perros, sanguijuelas, monos, toda criatura sacada de pesadillas.

  - ¿Por qué me dices esto a mí? -comenzaba a asustarse.

  - Tranquila, Claire. No pasará nada -le dedicó una sonrisa-. Nadie más que yo y un par de personas sabe esto porque no hay peligro alguno para el mundo.

  - Qué bueno. -suspiró.

  - Pero yo tengo uno de esos virus -la hermanita lo miró sorprendida-, no me matará ni nada, pero estamos experimentando de qué es capaz.

  - ¿En serio? -intentaba calmar sus miedos. Chris asintió.

  - Y queríamos ver si es posible que mi decendencia herede este virus, pero todas las mujeres con las que intentamos han muerto poco después que el embrión se haya formado.

La piel de Claire se erizó. Comenzó a pensar en cosas que le parecían absurdas, pero las ignoró. No era idiota, sabía que por algo le estaba contando esto, solo quería confiar en él.

Se le acercó a paso lento y, cuando no hubo ni medio metro de distancia, en tono suave preguntó:

  - ¿Me tienes miedo?

  - No... -dudó al momento de responder, pero tras haberlo hecho su miedo pareció desaparecer.

Chris asintió sonriendo.

  - Bien, eso es bueno... -acarició la mejilla de Claire- y sabes que jamás te lastimaría, ¿verdad?

  - Lo... lo sé...

Intentó esbozar una sonrisa, pero le temblaron los labios luego. Chris la miraba pensando en que no podría hacerle nada, era su pequeña hermana, ella importaba más que un puto virus.

Sí, no podría hacerle nada, no a ella...

Aunque...

¡No! ¡Ni hablar!...

¿O sí?...

  - Para probar una teoría, necesitamos que el ADN sea compatible...

  - ¿Qué quieres decir? -un escalofrío recorrió su espalda.

¡No! ¡Con ella no!

Pero necesitamos intentar...

Lo sé, pero no la toques. Es mi hermanita...

Necesito un decendiente...

Habrá otras formas...

Dícelo a las que murieron...

Pero...

No... debo reproducirme... lo siento por Claire, pero es necesario...

  - Claire, perdón... -dijo antes de besarla.

Se quedó petrificada ante este acto. Empujó a su hermano y le dio una cachetada, muy sorprendida por lo que acababa de pasar.

No debiste haber hecho eso...

La tomó del brazo, tironeó de ella y la empujó sobre la cama. Se acomodó sobre su pequeña hermana, que estaba acostada de lado, con las manos cerradas ocultando su rostro, los ojos fuertemente cerrados, las piernas flexionadas hasta chocar con el brazo de Chris que estaba apoyado en la cama.

Los besos comenzaron en el cuello. Si ella no iba a cooperar mentalmente, haría que su cuerpo lo hiciera en contra de su voluntad. Intentaría exitarla y, de no lograrlo, seguiría de pesar de ello.

La hizo acostar boca arriba y llevó su mano hacia esa zona baja, pero las piernas de Claire se cerraron y sus manos cubrieron esa parte de su cuerpo a modo de defensa.

  - Por favor, déjame, déjame en paz...

Sin importarle la súplica, besó sus labios con rudeza y rasgó la remera de la joven con la intensión de dejar sus pechos descubiertos. Las manos de Claire tomaron las muñecas de Chris cuando este retiró el sostén y masajeó con brusquedad y sin cuidado sus senos.





Se pegó mentalmente por recordar aquella experiencia traumática, intentando dejar de llorar. Pero al sentir el dolor que se encontraba entre sus piernas, estalló en lágrimas y sollozos ahogados.

Se abrazó a sí misma a la altura de sus maltratados pechos y se encorbó cerrando fuertemente los ojos, mientras se decía a sí misma que era una pesadilla y que pronto despertaría.

Lo Que Chris Le Ha HechoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang