Capitulo 36: Una casi normalidad.

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No supo que decirle en un principio. Solo sabía que se sentía bien y no quería que acabase.

Pero su mente todavía funcionaba. De forma deficiente, pero lo hacía. Así que se obligó a hablar y no quedar como una tonta.

—Te perdono porque tus intenciones eran buenas. Como siempre. Y... porque era mi culpa —agregó con cierta reticencia.

Maximillian continuó con su sonrisa y la besó en el dorso de la mano antes de soltarla y ponerse de pie para caminar hasta la ventana de la que la había sacado momentos atrás.

Seguía sin verse nada.

Eso tenía que ser bueno.

Para la seguridad de Charlotte, al menos. Pero tenía un mal presentimiento que había iniciado al saber que el príncipe estaba de camino hacia ellos. ¿Los habrían atacado? ¿Quién sería tan osado de hacer algo como eso? ¿No era suficiente con haber secuestrado a la pequeña Kassie y luego a Geraldine?

Pensar en ella le hizo recordar que se había propuesto llamar a su hermano John en busca de alguna buena noticia que darle a Charlie.

Se alejó de la ventana y volvió a caminar por la habitación. Había muchas cosas para ver allí dentro, y mucho más, sabiendo que en ese mismo lugar había pasado sus horas el Rey en un pasado, ese hombre al que tanto admiraba desde que era niño. Pero nada captaba más su atención que la jovencita que se encontraba sentada en el sofá a un par de pasos.

Se veía tan vulnerable en ese momento. No sabía bien porqué, era la misma Charlotte de siempre, y a la vez estaba tan diferente.

Algo tendría que haber sucedido más temprano ese día, antes de que salieran del palacio. Algo había cambiado y todavía no podía deducir qué.

Era como si sus ojos los mirasen distinto. ¿O era al mundo?

Soltó un bufido. ¿En que estaba pensando? Tenía que estar alucinando.

Necesitaba dormir más.

                                                                                   ***

Al oír el nombre de su hermana, Robert olvidó los disparos y se levantó sin pensarlo dos veces. Y la vio. Era su hermana, sin dudas.

Pero las cosas pasaron demasiado rápido para que pudiese comprenderlas. Había un auto negro que no era de los suyos, y era de allí de dónde aparentemente había salido su hermana. Pero en cuestión de segundos, los disparos cedieron y el auto desconocido volvió a hacer chillar las ruedas y aceleró lejos de ellos mientras otro aparecía desde el camino de entrada a la casa de campo.

Primero creyó que se habían llevado a su hermana de vuelta con ellos, pero el coche de los custodios que iba delante del que ellos se encontraban, se apresuró a seguirlos y en cuanto desaparecieron, Rob pudo ver a Geraldine de nuevo.

Salió del auto obviando los gritos del chofer y el acompañante.

Nina lo siguió, escapándose del conductor que casi la atrapa para regresar dentro del auto.

Dina estaba sola, de pie en medio del césped que crecía a un lado del alambrado que separaba el espacio público del privado. Robert corrió hasta ella sintiendo como si nunca fuese a llegar hasta su hermana.

Y cuando la tuvo cerca, no pudo hacer otra cosa que abrazarla contra su cuerpo y sostenerla para tranquilizarla.

—¿Robert? —La oyó decir y la alejó un poco para poder verla a los ojos.

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Where stories live. Discover now