—Es probable que la otra noche dijera muchas cosas que no tenían ningún sentido.

—Me llevaste aparte para advertirme sobre Minho me dijiste que era muy tozudo y que podía lastimarme.

Onew apartó la mirada fijó los ojos en el suelo y luego en la pared.

—¿Ah, sí?
—¿Recuerdas que me lo dijiste?

Onew lo miró a los ojos— No, no recuerdo haber dicho eso.

—Pero sabes lo que significa ¿no es así? Onew se levantó, caminó hasta detrás de su escritorio y volvió a mirarlo.

—Kibum— comenzó a decir él y respiró hondo se frotó la nuca– Si dije algo que te molestó la otra noche, te pido disculpas.

Kibum meneó la cabeza y se puso en pie.

—Lo único que me molesta es no saber lo que querías decir, tú sabes lo que pasa con Minho ¿Vas a contarme la verdad o no?

Onew lo miró durante largos segundos y Kibum supo que estaba librando una batalla en su interior.

Onew sabía algo, Kibum lo miró con ojos penetrantes, negándose a echarse atrás, aunque aquello implicara descubrir algo sobre Minho que no quería saber.

—Minho es uno de mis mejores amigos— señaló Onew

Kibum siguió en sus trece, sin perder la paciencia no iba a dejar a Onew hasta que le respondiera siguió mirándolo fijamente.

—De acuerdo— dijo Onew al fin con reticencia.

Toma asiento probablemente, sea mejor que te lo cuente los dos tenien que hablar de ello te diré lo
que sé.

Kibum miró el reloj de la radio que había en la mesilla de noche de su habitación de hotel, Minho llegaría en cualquier momento iba a ser su última noche juntos y Kibum planeaba hacer que fuera una noche memorable.

Esa misma mañana había tenido que sacarle las palabras a Onew con pinza Pobre hombre.

Había intentado no lastimarlo, pero Kibum no había necesitado demasiada información para sumar dos y dos siempre se le había dado bien reunir las piezas de un puzzle hasta hacerlas encajar y una vez
que había conseguido averiguar lo que Onew sabía no había tardado mucho en descifrar el misterio.

Conocía el plan de Minho y estaba harto de jugar con sus reglas había llegado el momento de tomar el control de la situación esa noche, jugarían a su propio juego y tristemente, ninguno de los dos saldría vencedor.

Furioso con el hombre que pronto sería su ex-marido, no había tenido tiempo de sentir el enorme dolor que sabía que seguiría a todo aquello en ese momento, la furia lo impulsaba a darle a Minho un poco de su propia medicina.

—Te lo mereces, cariño— dijo, hablando solo.

Cuando llamaron a la puerta de su habitación, se mentalizó para la farsa que iba a representar se preparó también físicamente, vistiéndose con una bata de seda, y caminó hasta la puerta.

Respiró hondo para calmar los nervios y abrió la puerta.

Minho estaba allí parado, con un traje italiano oscuro muy caro arreglado a la perfección, su carisma y su atractivo sexual eran innegables a Kibum se le encogió el corazón, pero intentó ignorarlo.

Minho se quedó atónito al verlo en bata— Hola, ¿Llego pronto?— Kibum negó con la cabeza.

—No, llegas justo a tiempo— Minho arqueó las cejas, confuso.

—Le diré al conductor de la limusina que espere, la cena no es hasta las ocho he preparado una gran noche—

Kibum dejó caer la bata a sus pies. Disfrutó al ver cómo a Minho se le abrían los ojos de par en par le permitió quedarse mirándolo unos segundos más vestido unicamente con unos boxer negros, Kibum agarró a Minho de su flamante corbata y le
hizo entrar en la habitación extendió la pierna delante de él con un ágil movimiento y cerró la puerta de una patada a continuación, lo acorraló contra la puerta.

Nadie Abandona a "Choi Minho" - MinKeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora