Capítulo veintitrés

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Grizzly sonrió entrando sigilosamente al lugar. Luego de dejar a Lizbeth en casa junto con Emma seguras se había ausentado diciendo que Jackson tenía un problema con su coche y debía recogerlo en el aeropuerto... Ella había asentido murmurando que se iría a dormir.

Una rápida llama a Jacob confirmando que el FBI estaba reteniendo el culo de Gordo Tony y su humor estaba siendo de perros. Malditos inútiles... Ya iban a llamarlo para necesitar un favor malditas bolas de mierda.

El maldito director de la guardería de mierda vivía en un edificio demasiado costoso para el sueldo que tenía. Maldito fanfarrón.

Fue tan fácil entrar, la mitad de Nueva York tenía una seguridad pésima y más si vestías un traje caro y unos buenos zapatos. Bueno no ayudaba su cara pero había entrado sin problemas.

Cuarto piso al lado de una dulce anciana sorda... ¿Acaso Dios estaba de su lado hoy? Estaba tan jodidamente cabreado... Él podría aplastar su craneo hasta que sólo fuera polvo de hueso...

Se imaginaba varias muertes posibles... Todas ellas terminaban con la sangre pintando todo su estúpido departamento del Soho.

La puerta ya estaba abierta y sus chicos estaban vigilando la entrada desde dentro.

-Volvemos a vernos... -Dijo entrando mientras se quitaba su chaqueta.

El director estaba sentada sobre una silla en el medio del salón atado de manos y pies con una pelota de sado en su boca con tiras de cuero que se anudaban en su nuca. Sus hombres habían preparado toda la escena cubriéndolo de plásticos para evitar salpicaduras innecesarias.

-Me demoré porque estaba cenando con... MI chica. Creo que la recuerdas, ¿quizás de hace unas dos horas cuando estabas tocándola?

El hombre se veía completamente asustado.

-Hoy por tu maldita culpa tuve que comprar esa puta guardería... Por tu tonto error hay mucha gente trabajando a la que tengo que pagarle... Pero que son unos cuantos millones por la seguridad de mi chica, ¿verdad?

Su sonrisa se ensanchó.

-Fuera todos.

Sentía sus musculos tensos empezar a relajarse. La ira corría por sus venas de forma frenética mientras tomaba un cuchillo de la cocina americana.

-Vas a tener que disculparme... Hoy no estoy para juegos previos. No seré delicado... Yo... Necesito esto más que tú.

Entonces se puso serio y desató una de sus manos.

-Realmente jodiste más aún mi día pero sobre todo... Tocaste algo que es de mi propiedad... Odio que toquen mis cosas.

Colocó su mano en la mesa y abriendo sus dedos mientras el hombre comenzaba a gemir desesperado cortó uno a uno sus dedos. El olor a hierro y la sangre oscura parecía lava revolcándose en el plástico de la mesa mientras el hombre intentaba gritar llorando de dolor.

-Yo... Podría cortar tu lengua y nadie sabría nunca quién cortó tus dedos... Pero... Realmente necesito matarte.

El hombre lo miró con horror mientras Grizzly lo desataba por completo respirando ruidosamente.

-Iba a dejarte...Vivir. Hasta que vi que tienes videos de las cámaras infantiles dentro de tu casa... ¿Qué haces con esas cintas...?

Tiró al hombre al suelo aplastando sus huevos dejándolo boca arriba.

-¿Te gusta ver a los niños jugando? Han revisado tu casa, ¿pensabas cogerte a Lizbeth con ese tonto pañal tuyo que guardas en el armario? Que jodido asco hombre...

Grizzly (Parte I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora