Grizzly miró desde su ventana mientras veía a ambas caminar por el jardín , Lizbeth llevaba a su hija a su paseo matutino a ver los caballos. Había descubierto que la niña tenía cierta fascinación por los animales e incluso parecía hablar más a su alrededor.
Diciembre se estaba desarollando sin contratiempos, las nevadas habían disminuido pero las temperaturas cada vez eran más bajas y cada día le estaba costando más salir de la cama. Pero la perversión no paraba incluso después de quedarse atascado en Nueva York por casi dos días, de muy mal humor en un lujoso hotel de Manhattan, fueron quizás los dos peores días en mucho tiempo. En cambio Mac sólo quería salir a follar a cualquier mujer lo suficientemente dispuesta sin ninguna enfermedad venérea que pudiera mantener sus piernas abiertas 48 horas seguidas. Y lo había conseguido pero...
Sus pelotas seguían azules, dolian realmente.
En muy poco tiempo Liz había engordado lo suficiente como para empezar a tener unas caderas bastante prominentes, su cintura seguía siendo fina pero sus pechos comenzaron a rellenarse demasiado bien. Lejos de molestarlo se encontró babeando a su alrededor con cada paso que daba. Max estaba horrorizado de que pudiese excitarse con el pequeño michelín que sobresalía de su pantalón de cintura alta debajo de su jersey corto.
Estaba comenzando a pensar en meter más comida en la casa aún. Realmente quería ver una talle 100 en sus pechos... ¿Era eso enfermo?
Suspiró llevando una mano a su pelo enmarañado. Le vendría bien un corte de pelo...
Bajó a desayunar encontrando todo listo en la mesa aunque optó por tomar una manzana y salir en busca de su ama de llaves y el pequeño saco de babas. Fuera la temperatura era medianamente cálida ya que el sol había salido; llevo su cara fria hacia el sol para que calentara la mitad de su rostro. La otra mitad en donde estaban sus cicatrices nunca más podría sentir nada. Ni siquiera una caricia o un beso... Tampoco es cómo si lo necesitara.
Busco en las caballerizas e incluso en dónde se encontraba Azucarillo, el caballo favorito de Emma quién había aprendido esa nueva palabra hace poco, las llamó en voz alta y se acercó hasta la playa para encontrarla desierta hasta dónde su vista alcanzaba. Con un mal presentimiento se dirigió hacía la parte trasera de las caballerizas en donde el largo bosque se extendía, gritando su nombre.
Un chillido lo hizo detenerse y tomar el camino más cercano a los límites de su propiedad con vallas electrificadas. Sentía su corazón latir demasiado rápido hasta que llegó a un pequeño claro al lado de la valla en la cuál Lizbeth estaba intentando tirar lo que parecía un filete crudo al otro lado de la cerca. En uno de sus saltos perdió el equilibrio cayendo cerca de la valla con su trasero contra la hierba mojada.
—¡Lizbeth!
La mujer alzó su mirada para verlo quedándose estática mientras en simples zancadas Grizzly estaba llegando a ella y levantandola del suelo, para tomarla fuertemente de sus brazos.
—¡Es que acaso quieres matarme de un infarto! ¿Sabes lo peligroso que es lo que acabas de hacer? ¡Podrías haberte electrocutado Lizbeth! ¿Estas loca?
Liz estaba asustada intentando asimilar las palabras dichas a gran velocidad.
—Yo...No...
—¡Vayas electricas! ¡Electricidad! ¡Morir! ¿Entiendes?
—No sabía...
Grizzly soltó a la mujer depositándola en el suelo de nuevo con suavidad sobre sus pies. La escena podría haber resultado cómica , la había levantando un buen palmo del suelo. Acarició su propio pecho calmando su agitado corazón mientras aún sentada a varios pasos de ellos estaba la niña quién miraba la escena atenta.
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Grizzly (Parte I)
RomanceMaximiliano Woods. Empresario reconocido, hijo de una buena familia neoyorkina,luego de que su familia muriera y él tuviera un horrible accidente, su vida se volvió cenizas al despertar y verse lleno de cicatrices y quemaduras. Vive para su trabajo...