4.

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Draco estaba asustado.
Había pasado un verano completo desde que regresó a la mansión Malfoy donde el mismo Señor Tenebroso lo había recibido con felicitaciones.
No había hablado con Snape desde entonces, ni tampoco había usado el galeón para hablar con Potter, no estaba seguro de que fuera el momento o que necesitara ayuda hasta que Snape llegó a esa cena.
Donde contó al Señor Tenebroso que Potter sería trasladado por la misma Orden a un lugar seguro y que debían interceptarlo en el camino. Pero no fue hasta que vio a Nagini devorarse a una profesora de Howarts, que se dio cuenta de que era el momento de buscar ese maldito galeón.
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Unos días más tarde, específicamente el día en que buscarían a Potter, Draco no podía encontrar el galeón. Lo buscaba desesperado entre todas sus cosas sin ningún éxito, y solo pudo llegar a la conclusión de que lo había tirado el día que escaparon de Howarts.
No podía ayudar a Potter, y a cada segundo se sentía más inútil. Cuando volteó su mirada al reloj se dio cuenta de que los Mortífagos ya habían salido en dirección a la casa donde Potter vivía con sus tíos. Podía morir, y él pudo haberlo impedido, si supiera dónde puso esa maldita...
Llegó, el recuerdo llegó a su mente y lo supo. Corrió hacia sus libros, hasta que lo encontró. Su libro de Defensa Contra las Artes Oscuras, lo recuerda ahora, estaba convencido de que ahí estaría seguro, ¿por qué un Mortífago leería un libro de D.C.A.O? Era algo brillante, pero no podía creer que no lo recordó hasta ahora.
Potter seguro estaba entre Mortífagos ahora, no había nada que hacer, más que esperar que no fuera tan estúpido como para morir esa noche.
Después de un rato escuchó a todos llegar, no fue difícil de identificar, muchos estaba heridos, y vio al Señor Tenebroso bajar furioso a donde tenía aprisionado a Ollivander. Era el momento de usar el galeón.
La duda lo atacó. ¿Qué debía decirle? No podía decirle que era él el dueño del galeón o lo tiraría, pero seguro pasaría lo mismo si le preguntaba algo importante o que no puede decirle a cualquier persona. ¿Y si no respondía? No sabía si estaba herido, podría estar inconsciente o muriendo.
Aunque si estuviera muriendo seguro el Señor Tenebroso no estaría tan molesto.
Dejó de pensarlo y puso su varita sobre el galeón. Se concentró y dijo en voz alta el mensaje que aparecería después en el galeón.
"¿Estás bien?"
Se sintió estúpido el pensar tanto para poner algo tan simple. Pero dejó de pensar cuando supo que lo leyó, había puesto unos cuantos hechizos demás ya estando inspirado así que cuando el galeón se sintió tibio, supo que las manos de Potter estaban sosteniendo la moneda.
No contestaba, comenzó a ponerse nervioso. Era normal pues no sabía a quien pertenecía el galeón y tenía que pensarse bien si responder o no. Pero cuando el galeón se sintió frío de nuevo, supo que no contestaría. Ya desesperado decidió poner otro mensaje.
"No tienes que decirme donde ni con quien estás. Solo quiero saber que estás bien."
Se quedó mirando el galeón. Apenas era legible la letra, no podía escribir mensajes tan largos, pero este era necesario así que lo dejó pasar.
Una vez más el galeón se sintió tibio, y a Draco se le revolvió el estómago pensando que estaría pasando por la mente de Potter. De pronto el galeón cambio de un estado tibio a caliente, y vio una respuesta en el galeón.
"Estoy bien."
Sería más difícil de lo que esperaba ayudarlo, pero aunque nunca fuera a admitirlo en voz alta. No se había sentido tan aliviado en todo el verano, hasta que vio la palabras de Potter escritas en ese galeón.

Con un Galeón. (Drarry) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora