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Sábanas blancas.

Cortinas blancas.

La habitación parecía brillar con la luz de la mañana, con el viento suave queriendo refrescar los cuerpos que se encontraban en la cama.

-Jungkook... -murmuró un tembloroso Taehyung, acomodado sobre el cuerpo del menor, llenando de besos ese torso formado por la disciplina y el ejercicio constantes.

El cabello rubio de Taehyung, su mirada almendrada volviéndose oscura cuando sus pupilas se dilataron por el deseo. Una sonrisa curva en sus labios y la lengua traviesa hizo su aparición para jugar con uno de los oscuros pezones.

-Tae... ¡Ah! -cerró los ojos, soltando un suave gemido por la manera que la caricia mandaba un cosquilleo de placer que le hizo sonreír.

Blanco. Incluso detrás de sus párpados podía ver el blanco.

Taehyung continuó con los besos, soltando suaves suspiros, mostrando lo mucho que había deseado tocar esa piel con sus labios. Suaves mordidas que enrojecieron la piel del moreno. Los dedos delgados y largos le rodearon el pene expuesto que parecía exigir caricias. Las caderas de Jungkook se movieron hacia arriba, animando a su amante para continuar con ese toque que se transformó en un vaivén.

El viento sopló un poco y por un momento pensó en detenerlo para cerrar la ventana. Sin embargo a Taehyung no parecía importarle. Sus labios subieron hasta el cuello, invitando a Jungkook a levantar el mentón para darle la libertad de pasearse por ahí. Se había vuelto su bastidor, su lienzo, su obra de arte. Esta vez, Taehyung dejaba líneas de color con sus dedos y labios sobre su piel. Incluso su aliento chocando parecía salpicar gotas de colores.

Su cuerpo fino y delgado se movió hasta quedar sentado sobre las caderas de Jungkook. De haber tenido la habilidad de esculpir, habría hecho docenas de Taehyung desnudo como el David solo para deleitarse. El roce de la piel suave de su miembro contra el otro hizo que el menor temblara por completo y se sintiera a punto de explotar. Virgen, su cuerpo parecía traicionarlo en su deseo de querer prolongar el momento mágico.

-Quiero todo de ti -pidió Jungkook en un tono desesperado, manteniendo la mirada fija en esos ojos almendrados, desviándose después a esos labios humedecidos por la saliva y el aliento.

-No me lo tienes que pedir -respondió el mayor, inclinándose para atrapar sus labios en un beso necesitado y lleno de deseo.

Blanco. Miles de colores. Las estrellas aparecían, iluminándolo todo cuando los labios de Taehyung atrapaban los suyos de esa manera tan endemoniadamente sensual. Queriendo volverlo loco.

La mano del mayor desvió a penas su atención del beso, parecía acomodarlo contra algo y enseguida su cerebro aturdido pareció reaccionar con la descarga del roce. Taehyung detuvo el beso para sentarse mejor y cerrando los ojos con fuerza, fue autopenetrándose. La voz de Taehyung se escuchó grave y fuerte, siguiendo el gemido de placer el joven abajo de él. Las manos de Jungkook fueron por instinto a las caderas de Taehyung, intentando controlarse y no moverse, enterrando los dedos en su piel mientras intentaba (en vano) acostumbrarse a ese lugar tan estrecho que amenazaba con hacerle perder la poca cordura que le quedaba.

¿Esto era hacer el amor? Parpadeó varias veces, encontrándose con esos bellos ojos almendrados entrecerrados por el placer. Se sonrieron y de manera sincronizada movieron sus manos para entrelazar los dedos, sirviendo de apoyo para Taehyung quien no tardó en moverse sobre las caderas del menor en pequeños círculos.

Vaivén. Sus cuerpos se movieron de manera torpe y temblorosa, pero pronto encontraron el ritmo, como si pusieran atención a la música del momento. Bailaron al compás, sus pieles chocaban emitiendo un sonido más fuerte cada vez.

Menta. No. Lavanda. Cerró los ojos y, cómo explosión en púrpura, apareció la flor delante de él, inundando su nariz con su perfume. Ese era el aroma de su Taehyung, siempre lo había sentido, pero hasta ese momento fue consciente de la similitud que tenía con la flor.

-¡Ah! Jung... kook...

Se aceleró el ritmo los dedos se aferraron en la mano ajena. Ya no se podían controlar, los gemidos se escuchaban cada vez más, con más volumen, con más temblor, con más gravedad, hasta que Jungkook no pudo más y el orgasmo lo venció quedando en el interior de Taehyung. El mayor al sentirlo, dejó caer hacia atrás su cabeza, salpicando con su semen el abdomen de Jungkook.

-Mh... -se relamió los labios con los ojos aún entrecerrados y la respiración agitada- debo hacer esta obra de arte más seguido -sus dedos revolvieron unas gotas blancas en el abdomen de Jungkook, volviéndose la imagen más erótica que el menor había presenciado en su vida.


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¿Debí avisar? Creo que no. Espero lo hayan disfrutado <3

The ArtistWhere stories live. Discover now